El EZLN conmemora sus 30 años, mientras sus exigencias siguen sin cumplirse
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas el 1 de enero de 1994.

Este lunes el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) conmemora su 30 aniversario, todavía con el pendiente de que el gobierno cumpla sus exigencias en materia de respeto a los derechos humanos de las comunidades indígenas.

“Las exigencias que dan pie al levantamiento del EZLN están más vigentes ahora que antes porque las condiciones de pobreza, de desigualdad, de explotación y de despojo no se han detenido, siguen presentes y en algunos casos se agudizan”, señala Carlos González, integrante del Congreso Nacional Indígena (CNI), un colectivo muy cercano al zapatismo.

El EZLN es un movimiento armado que nació oficialmente el 1 de enero de 1994, el mismo día que entraría en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TLCAN). 

Los zapatistas se levantaron en armas contra el capitalismo, contra el despojo de las tierras de comunidades indígenas y contra los abusos que este sector de la población ha sufrido históricamente. “Somos producto de 500 años de luchas”, indicó el EZLN en su Primera Declaración de la Selva la Candona, con la que hizo un llamado a sus integrantes para “avanzar hacia la capital del país venciendo al ejército federal mexicano”.

Las cabeceras municipales de San Cristóbal de las Casas, Altamirano, Las Margaritas, Ocosingo y Chanal, en Chiapas, fueron las primeras en ser tomadas por el EZLN, organización que se enfrentó al Ejército mexicano hasta el 12 de enero, cuando el expresidente Carlos Salinas de Gortari ordenó el cese al fuego y comenzó un diálogo entre ambas partes.

La tensión continuó hasta el 16 de febrero de 1996, cuando se firmaron los Acuerdos de San Andrés Larráinzar entre el gobierno y el EZLN. En el documento las autoridades se comprometían a reformar la Constitución para reconocer los derechos de los pueblos indígenas. “Trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”, es lo que pedía el Ejército Zapatista desde su fundación.

Sin embargo, cinco años después, el 28 de abril de 2001, la Comisión Bicamaral de Concordia y Pacificación (Cocopa) del Congreso de la Unión aprobó una ley que no garantizaba los derechos de las comunidades indígenas como se había pactado en los Acuerdos de San Andrés Larráinzar.

El 29 de abril, el EZLN anunció la suspensión de diálogos con el gobierno federal a causa de la llamada ley Cocopa. “La reforma constitucional (…) no responde en absoluto a las demandas de los pueblos indios de México”, dijo el Ejército Zapatista.

La reforma constitucional, indicó el EZLN, “traicionó” los Acuerdos de San Andrés Larráinzar en los puntos de autonomía y libre determinación; uso y disfrute de los recursos naturales; elección de autoridades municipales y derecho de asociación regional, entre otros.

Esta legislación, con la que el gobierno dio la espalda a las exigencias de los pueblos indígenas, provocó que incluso al día de hoy este sector poblacional desconfíe de las autoridades.

“Desde 2001, año en el que se traicionaron los Acuerdos de San Andrés, nos quedó claro que la clase política, que el conjunto de los partidos políticos estaban en la lógica de favorecer los intereses empresariales y los grandes intereses de Estados Unidos”, menciona Carlos González.

No solo es la falta de voluntad política la que ha llevado a que las comunidades indígenas sigan enfrentando carencias sociales en el país. También hay causas sociales y económicas que han llevado a esto.

“Vivimos una sociedad profundamente racista, discriminatoria, inequitativa, anclada en estructuras y pensamientos coloniales que impiden un acceso en pie de igualdad de los pueblos originarios”, critica González. “Por otro lado hay factores de tipo económico, intereses empresariales, que ven en el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés un obstáculo para desarrollar sus megaproyectos”.

El 30 aniversario del EZLN, entre la violencia en Chiapas

El EZLN conmemora su 30 aniversario en medio de una crisis de violencia en el estado de Chiapas. Algunas de las comunidades que vieron nacer a esta organización el 1 de enero de 1994, ahora se han convertido en un campo de guerra entre el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa.

Por el nivel de inseguridad que existe en Chiapas, incluso el EZLN desaconsejó a sus seguidores acudir a las actividades que se llevarán a cabo en el municipio de Ocosingo como parte de la conmemoración. “Sí queremos que vengan, aunque no lo recomendamos”, expresó la organización en un comunicado de prensa el pasado mes de noviembre.

“A diferencia de otros años, no es seguro”, insistió el Ejército Zapatista. Los niveles de violencia en Chiapas han aumentado en los últimos tres años. Localidades como San Cristóbal de las Casas o Las Margaritas, que hace tres décadas fueron tomadas por el EZLN en el inicio de su lucha armada, han sido afectadas.

“San Cristóbal de las Casas, Comitán, Las Margaritas y Palenque, por mencionar algunas cabeceras municipales, están en manos de uno de los cárteles del crimen desorganizado y en disputa con otro (…) En las comunidades rurales el problema es más grave aún. Eso lo gritan quienes las habitan en todas las regiones de Chiapas, particularmente en toda la franja fronteriza con Guatemala”, indicaron los zapatistas.

La presencia de grupos del crimen organizado ha provocado que los casos de desaparición de personas en Chiapas crecieran hasta 285% entre el 2019 y el 2023. Las carpetas de investigación por narcomenudeo se han duplicado durante el actual sexenio. Al mismo tiempo, cientos de familias se han desplazado de sus hogares por la violencia.

El tráfico de drogas, de personas, de armamento y de mercancías ilícitas son las actividades criminales más comunes en la región fronteriza de Chiapas con Guatemala, de acuerdo con documentos de inteligencia del Ejército que fueron filtrados por el grupo de hackers Guacamaya.

El 2021 fue el año en el que el Cártel Jalisco Nueva Generación incursionó en Chiapas para disputar el control del territorio al Cártel de Sinaloa, que desde años atrás ya mantenía un conflicto contra células de un antiguo cártel conocido como Los Zetas.

El activista Carlos González lamenta que las localidades zapatistas no han sido ajenas a la violencia en Chiapas. “Sí ha afectado de una manera muy grave estas condiciones de criminalidad a los pueblos originarios, extensas regiones del estado están totalmente dominadas por la delincuencia que han penetrado a las estructuras comunitarias de los pueblos originarios y la violencia sobre los pueblos zapatista ha crecido desde 2019 a la fecha”.

El Ejército Zapatista entra a una nueva etapa

Aunque han pasado 30 años de su fundación, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional sigue vigente. En 2023 la organización desapareció sus Juntas de Buen Gobierno y los Caracoles, la estructura que regía a sus comunidades desde hace 20 años.

Desde ahora, en cada comunidad donde haya bases de apoyo zapatistas, existirá un Gobierno Autónomo Local que tendrá como responsabilidad la administración de los recursos del poblado (como escuelas y clínicas); la relación con los pueblos vecinos no-zapatistas; el buen uso de la paga; detectar y denunciar actos de corrupción, y estar pendiente de quien se quiera hacer pasar por zapatista para pedir apoyos para beneficio propio.

La vigencia del Ejército Zapatista no solo se refleja en su reciente reestructuración, sino también en el espionaje del que sigue siendo víctima, de acuerdo con una filtración de documentos de inteligencia la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

La Sedena dio seguimiento a las actividades del EZLN cuando este grupo hizo un viaje a Europa en 2021 para exponer la situación de México. El 1 de agosto de ese año, la agregaduría de las Fuerzas Armadas en la Embajada de los Países Bajos escribió un reporte donde indicó “no se observa de primera instancia que las actividades que realiza dicho grupo inconforme tengan alguna repercusión militar para el gobierno de México”.

En ese momento, el área de inteligencia de la Sedena pidió no desestimar las acciones que pudiera llevar a cabo el histórico subcomandante Galeano —antes subcomandante Marcos y ahora conocido como capitán insurgente Marcos—, quien fue el vocero y líder del EZLN entre 1994 y 2013.

La Sedena consideró que el líder zapatista tendría la capacidad de levantar en armas a cientos de pobladores porque las condiciones que provocaron el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional siguen patentes 30 años después.

“Pese a que ya han pasado más de 15 años del surgimiento del movimiento zapatista, y pese a la pérdida de cuantiosas vidas humanas, las causas que dieron origen al movimiento siguen siendo las mismas y es por ello que se considera que el riesgo de resurgimiento del movimiento rebelde sigue latente”, dice uno de los archivos de inteligencia de la Sedena.

El acoso por parte del Ejército, además de la violencia que se vive en el estado de Chiapas, son dos factores clave que han llevado a la reestructuración de las comunidades zapatistas, opina el activista Carlos González.

“El EZLN va por una mayor articulación. En esta lógica que comentábamos de mayor violencia, se generan estructuras de gobierno más flexibles dinámicas ante los retos que se vienen. Entonces tenemos que verlo como una consolidación y como una estrategia en esta perspectiva de guerra creciente”, opina González.

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