El presidente de Nicaragua lanza campaña de vacunación Covid entre secretos y dudas
El primer receptor de la vacuna en Nicaragua Marco Antonio Arauz. Fotografía: presidencia de Nicaragua

La primera persona en recibir la vacuna contra el coronavirus en Nicaragua fue Marco Antonio Aráuz, de 62 años, a quien le dieron una dosis del tratamiento ruso Sputnik V, en la Cruz Azul de Managua.

Después, se apresuró para agradecer a los gobernantes sandinistas del país. “Estoy muy agradecido con el gobierno del comandante Daniel Ortega y su compañera Rosario Murillo, porque nos dan una gran oportunidad para mantenernos vivos, ¡y es gratis!” Le dijo a los reporteros del medio del estado (los únicos con permiso de asistir).

Nicaragua es el único país de Centroamérica que no ha empleado medidas drásticas de salud pública para contener el esparcimiento de Covid-19, y el único que no ha lanzado una campaña de pruebas masiva, entonces las noticias de la vacunación a principios de marzo incrementaron las esperanzas de que el gobierno al fin comience a actuar.

No obstante, desde entonces, la campaña de vacunación en Nicaragua se desplegó entre la misma discreción y las mismas dudas que han caracterizado la respuesta a la pandemia del gobierno autoritario.

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El presidente Ortega prometió “vacunas para todos” pero no ha publicado ningún plan para la campaña, ni ha dado detalles sobre qué grupos tendrán prioridad.

Las autoridades de salubridad hicieron públicas sus expresiones de gratitud con el presidente y la vicepresidenta (su esposa) Murillo por las vacunas, que fueron donadas por Rusia, India y el programa Covax de la ONU.

Los críticos dicen que, en un año electoral, el régimen Ortega-Murillo utiliza la campaña de vacunación para mejorar su imagen, que había sido destruida por el manejo de la pandemia, y la brutal represión de una rebelión antigobierno en 2018.

Y la Asociación Médica Nicaraguense independiente advirtió que aún no hay un calendario establecido para el programa de vacunación universal.

“Debe haber un plan que siga las recomendaciones de la Organización Panamericana de la Salud, que ordene los grupos de prioridad de acuerdo con los riesgos. Pero los doctores y trabajadores de la salud aún no han sido incluidos, no hay noticias de la vacunación para ellos”, dijo Josefina Bonilla Zúñiga, presidente de la AMN.

“Vamos muy lento y no hay suficiente información”.

Desde el inicio de la pandemia, el gobierno sandinista se unió al coro de gobiernos negacionistas en todo el continente, incluyendo a Jair Bolsonaro en Brasil y a Donald Trump en Estados Unidos. Las autoridades minimizaron la gravedad de la enfermedad y organizaron rallies masivos.

“Nicaragua no ha tomado algunos de los pasos más básicos para confrontar la epidemia”, dijo la Dra Bonilla Zúñiga.

Durante los primeros meses, la información de la pandemia se manejó como “secreto de estado”, de acuerdo con la AMN. Los funcionarios intentaron ocultar el número de muertes con los llamados “entierros express”, en los que los cuerpos de las víctimas del Covid se transportaban en medio de la noche desde los hospitales para enterrarlos.

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De acuerdo con Jorge Huete, un biólogo molecular y miembro de la Academia Nicaragüense de las Ciencias, no hubo esfuerzos para hacer pruebas y rastrear el esparcimiento de la enfermedad.

Conforme aumentaron las muertes entre abril y julio de 2020, los medios locales reportaron que las autoridades ocultaron la escala del desastre al falsificar actas de defunción para decir que las víctimas del Covid murieron de diabetes, neumonía u otras enfermedades.

Eso ayuda a explicar cómo, por lo menos oficialmente, los nicaragüenses tuvieron la tasa de muertes por Covid-19 más baja de la región. Oficialmente, Nicaragua, un país con una población de 6.4 millones, sólo ha tenido 6,500 casos de Covid, y 176 muertes. Honduras (9.9 millones de habitantes) registra 189,000 casos y 4,605 muertes, y Costa Rica (5.1 millones de habitantes) registra 217,000 casos y casi 3,000 muertes.

Expertos independientes alertan que Nicaragua podría enfrentarse a una segunda oleada de infecciones, mientras la población se cansa del distanciamiento social y el uso de cubrebocas se vuelve menos común. Pero el verdadero impacto de la enfermedad probablemente no será registrado porque el gobierno mantiene un rígido control sobre los kits de pruebas, con un costo de 150 dólares cada uno.

“Los laboratorios privados y las redes de salubridad no tienen pruebas de diagnóstico específicas para el Covid. Y aún no hay claridad sobre cómo se aplicarán las vacunas”, dijo Bonilla Zúñiga.

Una de las mayores dudas es el programa de vacunación: Nicaragua ha recibido sólo 341,000 dosis mediante donativos de Rusia, India, y Covax, y aún no es claro cómo el gobierno piensa obtener más (o si de hecho piensan hacerlo).

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Hay vacunas, pero no suficientes para todo el país, y definitivamente no son suficientes para dos dosis”, dijo Mauricio Gutierrez, dentista en Managua.

“El ministro de salubridad aún no dice a los trabajadores de la salud cuándo nos vacunarán, aún cuando estamos en la primera línea. Yo tendré que seguir utilizando mi cubrebocas y manteniendo la distancia”.

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