Estetoscopio
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

Estetoscopio
Foto: Pixabay

En 1816, el médico frances René Laënnec fue a atender una paciente que sufría del corazón. Al ver a la mujer que tenía grandes senos, sintió mucho pudor de poner su oído en el pecho de la doliente y ante la disyuntiva hizo un cono con un papel que tenía a mano y lo colocó en el pecho de la chica mientras escuchaba los latidos del corazón.

Así descubrió que podía escuchar con total claridad el ritmo cardíaco, el tono y la frecuencia, ya que la transmisión del sonido a través del cilindro era mucho más contundente de lo que se podía percibir con el oído directamente pegado al pecho. 

De su experiencia nació el estetoscopio, una palabra que deriva del griego y que es la suma del sustantivo ‘stêthos‘, que puede traducirse como ‘pecho’ y del verbo ‘skopein‘, que es sinónimo de ‘observar‘.

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El latido de tu corazón es el elemento más concreto y contundente de la atención plena y es urgente que comencemos a conocerlo. ¿Sabes cómo late? ¿Qué ritmo tiene? ¿Cómo lo puedes acelerar o calmar con tu respiración, pero sobre todo con tus pensamientos? ¿Tienes idea del impacto de tus emociones en la calidad de tu latido y, por consiguiente, de la oxigenación de tu sangre, de tu balance hormonal y físico en su totalidad?

Mis preguntas son una invitación para que te conviertas en observador de tu pecho, de tu ritmo y de tu latido, porque ahí está la llama que mantiene tu corazón encendido.

Sé tu estetoscopio y presta atención al ancla interior que te guía, a la inteligencia suprema que tienes dentro, a sus variaciones anímicas y emocionales para que ese sonido sea tu norte y guía.

Cada vez que requieras volver a casa, centrar el eje, recalibrar las decisiones o despertar tu oasis tienes que sentir el latido y comenzar a activarlo conscientemente.

Autoestetoscopio

Igual que René Laënnec vas a crear tu propio estetoscopio, esta vez sin usar un cono de papel, simplemente conectando de distintas maneras con tu latido.

Hay varias formas de hacerlo y mientras adquieres el hábito y la práctica, vas a usar una estrategia de recuerdo desde el centro de tu pecho en donde vibra la inteligencia de tu corazón.

Vas a establecer de este modo una rápida coherencia entre corazón y cerebro, que sirve fundamentalmente para balancear tu sistema simpático y parasimpático en perfecta homeostasis.

Cuando logras esto puedes transitar los vaivenes emocionales de forma más orgánica, no estás flotando como barco a la deriva sin rumbo, te despegas de la adicción al sufrimiento.

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Tienes el timón en tus manos y, aunque sientas cierta indulgencia de seguir emociones que drenan tu energía, puedes volver a colocar tu ser en el camino que eliges, sin que los demás o el medio ambiente influyan en lo que te marca tu intuición.

  • Cierra los ojos un instante, con los dedos de la mano derecha toca la muñeca izquierda o el costado del cuello y conecta con tu pulso.
  • Visualiza que tus dedos sirven como un estetoscopio ampliando el sonido de lo que late dentro, siente cómo esa vida interior está lista para manifestarse en toda su extensión.
  • Respira mientras sigues el latido y percibe cómo fluye el aire al entrar y salir por tu nariz.
  • Ahora identifica el sonido y el tono que encuentras cuando sigues la frecuencia cardiaca que percibes en los dedos.
  • Desde aquí visualiza que del centro de tu pecho entra y sale la respiración, simultáneamente que inhalas y exhalas por la nariz.

A partir de aquí vas a utilizar este recurso para descubrir varios lenguajes sutiles que son parte de tu mundo y a los que tal vez no le has prestado atención.

Tienes en tus manos una herramienta concreta para salir de los pensamientos rumiantes y regresar al momento presente. Tienes el poder de decidir sobre tu vida dándote oxígeno fresco con cada respiración. Tu latido es tu norte y guía, si lo conoces eres imparable porque ese ritmo interno impacta en todo tu organismo, cambia las emociones, te libera y sobre todo te permite despegar de contratos ancestrales, prejuicios adquiridos y tóxicos que arrastramos desde tiempo inmemorial.

Cuando te sientas a tientas, en la oscuridad más oculta o en las zonas grises de las ambivalencias, recurre a tu recurso. Ese interno y eterno que es el que más suena, no es tímido o sumiso, es un rugido que te habita. La espiritualidad empieza en el latido que te habla. No lo dejes de escuchar jamás.

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