Oda al discernimiento
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

Oda al discernimiento
¿Qué sucede cuando hacemos una cita con nosotros mismos? Foto: Binja69/Pixabay.

Siguiendo con la línea de mi columna de la semana pasada, quiero invitarlos a activar una práctica que va a ayudarte claramente en el proceso de discernimiento y acción que hace falta para salir del letargo.

Discernimiento, esa posibilidad de tomar distancia y poner en perspectiva lo que está sucediendo. Eso me aleja de el ‘yoismo’ en donde pienso y creo que soy el eje del universo y que al igual que el sol todo gira en torno mío.

Discierno viene del griego diakrino y significa: separar, hacer diferencia entre una cosa y otra, distinguir, examinar, tener entendimiento. El prefijo dis, que se usa para indicar “divergencia” y el verbo cernere, que es sinónimo de “distinguir”.

Una vez que aplico esta mirada a lo que me está sucediendo o lo que estoy sintiendo nace una nueva posibilidad de comprensión que trae una liberación inmediata de culpas y cadenas.

Gran alivio discernir, soy un poquito menos esclavo de la autocrítica, opinión de los demás y contratos con los ancestros que me llevan a una parálisis total o parcial de mis procesos creativos y del llamado de mi alma.

Si es mi deber advertirles que al iniciar la política de discernimiento pueden sentir que caminan en arenas movedizas, esto requiere moverse del rol ‘‘centro del universo’ en donde lo que nos pasa, pensamos, sentimos y hacemos es lo más ‘importante del mundo’.

Al discernir suelto y confío, relajo presión interior y exterior, me animo a abrir la caja de pandora y adoptar empatía como la palabra clave que me acompaña en esta nueva etapa.

Me veo, observo, escucho y siento a dos pasos de distancia, literalmente activo una mirada curiosa sobre lo que me está sucediendo y en ese instante tiro una mochila llena de expectativas sobre mí ser y sobre lo que los demás tienen o deben hacer conmigo.

Ahí quiero que vuelvas a las tres trabas principales para concretar proyectos: la fulminante autocrítica, la persecutoria opinión de los demás y el contrato irrompible con los ancestros.

Ahora trae un antídoto poderoso: el discernimiento,

Un ritual para activarlo

De mi nuevo libro, Enciende tu Corazón, te comparto este ritual precioso para que lo pongas en marcha. Te ayudará mucho a evidenciar en todos tus poros el discernimiento al establecer este espacio personal de observación amorosa y sin juicios.

Cita contigo

1. Escoge un momento del día en el que vas a tener una cita contigo mismo. Cuando lo establezcas, di claramente: hago una cita inamovible con (aquí dices tu nombre propio).

2. Marca la hora exacta del encuentro y elige la actividad de la cita con mucha precisión.

3. Programa una alarma para recordarlo.

4. Aprovecha la oportunidad para hacer algo que te conecta contigo mismo. Puede ser un minuto o todo el tiempo que quieras. Por ejemplo, puedes hacer tres respiraciones conscientes, cerrar los ojos, escuchar tu canción favorita, lavarte las manos o simplemente moverte.

5. Antes de comenzar la cita repite esta frase soplando en tu corazón: Este encuentro con (dices tu nombre propio) es un momento sagrado y lo hago con altura y grandeza. Creo espacios de luz y los habito.

Para qué sirve y cuándo usarlo

Generalmente anotamos en agendas o calendarios las citas importantes. No faltamos al médico, a la peluquería o al dentista, y procuramos no llegar tarde. Pedimos citas con anticipación y estamos pendientes de cumplirlas ya sean para nosotros o para nuestros hijos. Si no llegamos a tiempo, llamamos para avisar o cancelar el turno, es decir que somos muy cuidadosos con el cumplimiento de estos compromisos.

Pero ¿qué sucede cuando hacemos una cita con nosotros mismos? ¿Concertamos horario fijo y lo escribimos en la agenda?

Lo importante de este ritual es hacerlo a la hora y el momento que lo programamos. Es indispensable utilizar tu nombre cuando haces la cita, como haces cuando pides un turno médico y te preguntan para quién es.

Decide cumplir al pie de la letra con la actividad y el horario que te has propuesto para el encuentro. Date la oportunidad de observar los trucos que hace tu mente para cumplir o no cumplir la cita. ¿Cuándo se cumple? ¿Cuándo se olvida?

Registra claramente el latido antes, durante y después de tu cita. Sé consciente de tu ritmo cardiaco porque allí está la clave para que los encuentros sean un espacio de poder e iluminación. Practica, sostén tu visión y vuelve a practicar.

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