La precariedad de los médicos en México
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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La precariedad de los médicos en México
Foto: José Pazos/EFE.

Es indudable que el escándalo de la semana pasada fue el anuncio presidencial de la inminente contratación de 500 médicos cubanos para atender las necesidades de salud debidas a la “falta de médicos” en nuestro país.

Muchos pensábamos que esta discusión había quedado zanjada al escribir sobre el tema en junio de 2020, cuando 260 cubanos fueron traídos a México mediante el ya conocido mecanismo de renta de profesionales de la salud con la que el gobierno de Cuba se ha hecho de dinero. Este esquema, por cierto, ha sido señalado por organizaciones de derechos humanos en el mundo, por ser equiparable a la explotación y la trata de personas.

Cabe mencionar que los supuestos trabajadores de salud importados hace dos años nunca mostraron sus credenciales y, según diversos testimonios de colegas y amigos míos, no fueron de mayor ayuda, debieron ser entrenados en procedimientos básicos y, en muchas ocasiones, asignados a labores menores donde no tuvieran contacto con pacientes.

Al final, los invitados del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) regresaron a la isla y el gobierno de Cuba recibió una cantidad millonaria en dólares a través del gobierno de la Ciudad de México. Los detalles del acuerdo, las credenciales de este personal y los arreglos financieros finales no se encuentran disponibles y aparentemente están reservados por razones de “seguridad nacional”.

La justificación oficial de aquella visita fue la necesidad de contar con más personal para el manejo de la pandemia de covid. En esta ocasión, como lo mencioné, el pretexto es que faltan médicos.

Las cosas deben llamarse por su nombre y sí, el haber sugerido que la solución inmediata al problema de “falta de médicos” es traer personal de Cuba sin considerar a los miles de profesionales que hoy existen en México, es un insulto y una afrenta.

Durante la etapa más crítica de la pandemia, muchos médicos se ofrecieron como voluntarios para atender la gran demanda de servicios de salud bajo la promesa de una contratación completa y formal. Esto fue simplemente un engaño. La mayor parte de ellos ya fueron despedidos y no se les toma en cuenta al contratar.

Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es de los países que cuentan con un menor número de médicos, con tan solo 2.4 por cada mil habitantes, es casi la mitad de los que reporta la ya mítica Dinamarca. Sin embargo, las cifras de la OCDE hablan de médicos que trabajan como médicos, cuando la realidad es que se calcula que en el país existen más de 50 mil facultativos desempleados o subempleados.

En las instituciones de salud pública en México, los médicos trabajan, desde hace muchos años, en situaciones terriblemente precarias. En artículos previos he descrito las condiciones de trabajo y de vida de los médicos pasantes en servicio social en los centros de salud para la población rural y básicamente esa es la única infraestructura con la que se cuenta.

Para poder dar una mejor atención a la población, estos centros de salud –además de ser sometidos a notorias mejorías arquitectónicas y en equipamiento– deben de ser atendidos por un médico graduado y con una cédula profesional. Ahí es donde comienza el problema: debido a la falta de infraestructura, los médicos generales graduados no se sienten atraídos por estas plazas. Los especialistas, menos.

A la falta de instalaciones adecuadas y equipo, debemos sumar los precarios salarios de los médicos del sector salud. El salario base de un médico general es de poco más de 16 mil 400 pesos mensuales y el de un especialista, de 19 mil 093 pesos. Estas cantidades casi se duplican mediante “asignaciones” especiales que no contabilizan al momento de la jubilación. Aun así, es verdaderamente insultante que un médico especialista, con más de 10 años de entrenamiento profesional, lleve a su casa, después de deducciones, poco más de 28 mil pesos al mes.

Para lograr mejor infraestructura, contratar más médicos y ofrecer salarios dignos, México necesita invertir más en salud.

Con tan solo 600 dólares por habitante, México es el país con la menor inversión gubernamental en salud de entre los países de la OCDE. Los famosos países nórdicos o europeos de los que tanto ha hablado el presidente de la República invierten más de 5 mil dólares por habitante.

Si queremos un servicio de salud de ese nivel, tenemos que realizar inversiones de ese nivel.

Durante la reunión extraordinaria de la Academia Nacional de Medicina de México (ANMM) se hizo mención de estas situaciones. Hay que decir que ya hacía falta la intervención y se extrañaba la postura del órgano máximo rector de la medicina en México, después de tantos meses de silencio durante la pandemia y el desabasto de medicamentos. Todo tiene un límite y para la academia, la ocurrencia de contratar 500 cubanos fue, aparentemente, la gota que derramó el vaso.

Pensando fuera de la caja

En los tres años que llevamos en esta crisis de salud, el gobierno ha buscado remediar sus carencias bajo el paradigma de contrataciones directas. Esto no es una sorpresa. En México, el acceso a la salud ha estado históricamente ligado a las condiciones gremiales y contractuales de los profesionales de la salud. A mediados del siglo pasado, la institucionalización de los servicios generó un nuevo tipo de profesional: los médicos que trabajan para el gobierno. Setenta años después, la medicina institucional es la mayor, si no es que la única aspiración para miles de médicos que se gradúan anualmente.

Lo que se está perdiendo de vista es que en los países nórdicos y europeos, la mayoría de los médicos no están contratados de manera directa por el gobierno. Es decir, no en una nómina con un salario. La mayor parte de ellos trabajan de manera privada y el gobierno les reembolsa las consultas otorgadas a los pacientes.

Este tal vez sea un modelo interesante de analizar, resolvería muchas necesidades de manera rápida, entre ellas, la conveniencia del paciente.

El fenómeno que se observa hoy de millones de pacientes derechohabientes de las instituciones migrando para ser atendidos en los consultorios adyacentes a las farmacias nos hace ver la necesidad real que estos tienen de una atención cercana a su domicilio y otorgada de manera expedita.

¿Por qué no ofrecer a los pacientes la posibilidad de acudir de forma “gratuita” al médico más cercano o conveniente? Al final, los médicos quieren dedicarse a eso: a ser médicos y a ejercer como médicos.

Hay que decirlo con claridad: el querer buscar soluciones fáciles, basadas meramente en criterios ideológicos, no ayudará a resolver los problemas de salud. Es claro que el objetivo que se busca al traer médicos cubanos no es atender mejor a los pacientes sino entregar recursos económicos al régimen de Cuba. En el camino se está pasando por encima de la integridad de muchos profesionales de la salud.

Ya es hora de pensar en los pacientes y, de paso, saldar una gran deuda que México tiene con sus médicos.

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