Piña firme en la última etapa de la Corte Independiente
Libertad bajo palabra

Periodista y abogado con más de 35 años de trayectoria. Reportero, comentarista y consultor experto en temas jurídicos. Premio Nacional de Periodismo José Pagés Llergo 2011. Especialista en el Poder Judicial de la Federación y analista político.

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Piña firme en la última etapa de la Corte Independiente
Es falso que Piña haya sido “muy receptiva” al planteamiento de su posible dimisión como se ha declarado en diversas entrevistas. Foto: Envato Elements

Como era claro, lo político ha impactado a lo jurisdiccional. El resultado electoral que dará continuidad a la sistemática destrucción de la impartición de justicia autónoma con un Congreso sin equilibrios ha exacerbado los más oscuros intereses dentro del Poder Judicial de la Federación. Se alienta la narrativa que responde todavía a los intereses de Arturo Zaldívar y los despachos traficantes de influencias que se sienten amenazados. Ha revivido un cadáver con toga representado en Yasmín Esquivel Mossa, que con exultante ambición y sin vergüenza se suma abiertamente a la campaña de infamias contra la presidenta de la Suprema Corte de Justicia.

Es un hecho incontrovertible que nada hará variar la propuesta configurada en la reforma judicial impulsada por el obradorato, los foros en los que se habla del tema son simbólicos para maquillar la imposición y lastimar públicamente a los ministros de la última integración digna que encabeza Norma Piña. El ejemplo vivo fue el encuentro realizado el pasado 27 de junio en el que se permitió a Zaldívar cerrar la lista de oradores para exteriorizar sin réplica sus afanes de venganza con lujo de cinismo frente a sus excompañeros.

Andrés Manuel López Obrador tiene prisa, quiere ver aprobada en septiembre su iniciativa sin cambiarle una coma para estrenar la legislatura que le obedecerá otra vez por mayoría. Eso no dejaría dudas sobre quién seguirá mandando a partir de octubre.

Es indignante que ahora se pretenda establecer que hay una supuesta insurrección contra la ministra Piña Hernández, resulta que la narrativa diseminada por los cercanos a su antecesor intenta envenenar el ambiente para reprochar falta de interlocución con legisladores y personeros de la 4T en la etapa previa a la aprobación de la reforma que nos regresa al sistema de hace 30 años.

¿Negociar con los más radicales intransigentes que ejecutarán al pie de la letra la venganza del tabasqueño contra la impartición de justicia que tanto le ha enfurecido? Ahora resulta que la defensa ante la destrucción institucional es materia para reprochar falta de oficio político. Nos quieren vender que una ministra honesta estorba en la presidencia del Tribunal Constitucional.

Hay quienes tratan de validar que una mujer sin autoridad moral y un presunto traficante de influencias rodeado de un séquito de corruptos son los impolutos defensores de una “legítima” reforma judicial cuyo propósito es exterminar los méritos de la carrera judicial y la coherencia de juzgadores valerosos que han dado la batalla por su dignidad profesional.

La ambición de Yasmín Esquivel no tiene límites, ensoberbecida por el triunfo del partido al que le debe el puesto y la llevó sin méritos a la Corte pide a una reconocida juzgadora de carrera que claudique y renuncie. Sale de su autoexilio mediático para refrendar que sí fue ella quien pidió la renuncia de Piña en la sesión privada del lunes uno de julio y además establece una serie de falsedades para generar zozobra dentro de la institución que dice defender. 

Conforme a la versión de 2 togados con quienes intercambié reflexiones, estoy en condiciones de confirmar diversos hechos:

  1. Yasmín Esquivel sí pidió a Norma Piña que valorara su renuncia a la presidencia de la Corte.
  2. Es falso que Piña haya sido “muy receptiva” al planteamiento de su posible dimisión como se ha declarado en diversas entrevistas.
  3. Ninguno de los presentes en esa sesión respaldó a Esquivel, quien olvidó reconocer que se quedó sola en su fallido intento.
  4. Esquivel Mossa se auto promueve para aspirar a presidir la Corte que resulte tras la reforma, sin importarle que estaría abonando sobre el mismo terreno de Arturo Zaldívar en su venganza contra Piña por la investigación que enfrenta. Irónicamente, la codicia mostrada resulta ser concurrente con quien fue operador del escándalo que tronó su aspiración a presidir la Corte en enero de 2023.
  5. No hay posibilidad real de que en el pleno se vote la eventual destitución de Norma Piña, que incluso tendría el respaldo de Loretta Ortiz que también cuestiona el proyecto de elegir juzgadores federales a través del voto popular.
  6. Es un hecho que en Pino Suárez 2 nadie secundó el intento golpista, que por añadidura ha revivido el escándalo del plagio y la absoluta carencia de autoridad moral de Esquivel Mossa que con trampas procesales maniató a la UNAM para anunciar la revocación de su título de licenciatura. Esta circunstancia no exime la omisión del rector Leonardo Lomelí que ha decidido guardar silencio sobre el incómodo asunto y su desenlace.

¿Quiénes estarían detrás de la campaña para debilitar a la Corte y a su presidenta? Entre otros: Julio Scherer Ibarra (exconsejero jurídico de la presidencia), Carlos Alpízar Salazar desde la Secretaría de Gobernación, Celia Maya en el Consejo de la Judicatura Federal, el director del IFECOM que está siendo investigado, algunos juzgadores federales leales a Zaldívar y los mismos magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral que exhibieron la foto de su desayuno para desafiar a Norma Piña en diciembre pasado (Mónica Soto, Felipe Fuentes Barrera y Felipe de la Mata).

El juego de la traición lleva aparejado el interés de ocupar posiciones o mantener influencia en el Poder Judicial que vendrá en 2025, ese que estará sometido a los abiertos intereses políticos para gestionar sentencias patrocinadas desde el Ejecutivo y sus cómplices beneficiarios.

La aprobación del esquema de elección popular, ya sea gradual o inmediata, tendrá como efecto la destitución de juzgadores experimentados que han forjado sus carreras en los méritos del escalafón jurisdiccional. Con la elección popular de ministros, funcionarios de los nuevos órganos de administración y disciplina, así como los magistrados electorales ¿Quiénes serán los patrocinadores? ¿De dónde vendrán los recursos para sus campañas? ¿A qué intereses se responderá en el reformado Poder Judicial carente de autonomía?

Desde Palacio Nacional se ha dicho que no es necesaria la renuncia de la ministra Piña, simplemente porque existe la seguridad del golpe legislativo en septiembre.

¿Qué viene? una época de regresión en la que los litigantes estudiosos y honestos quedarán reducidos a ser gestores del influyentismo. También la decadencia generalizada de la impartición de justicia. Vendrá un sistema que va a empoderar la corrupción sobre la fuerza del derecho y sus fines más nobles.

Me quedo con la congruencia de los ministros que transitan el desgastante camino del exterminio de la Corte independiente con su loable defensa de la división de poderes en los tiempos de un régimen que vulnera el Estado constitucional y democrático de derecho.

Mi reconocimiento a los intachables Juan Luis González Alcántara Carrancá, Margarita Ríos Farjat, Javier Laynez y Jorge Mario Pardo Rebolledo. Solidarios sin cálculos de interés personal con la presidenta de la Corte en la reseña histórica de un Tribunal Constitucional que será recordado con honor en la época futura de una justicia dócil y de bajo perfil.

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