Amígate con tus miedos, usa inteligencia emocional
Espacio mindfulness

Es escritora –cuatro libros publicados y dos en camino–, periodista, cantautora –más de 160 canciones–, experta en respiración, yoga y meditación. Dirige el Yomu Institute, es mamá de tres hijos y pionera en el arte de materializar ideas innovadoras. Es la creadora y fundadora del sistema Enciende tu corazón para inspirar la alegría en el despertar de la conciencia. Instagram: @cynthiazakofficial

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Foto de Spencer Selover en Pexels.

Parece una contradicción invitarlos a que se amiguen con sus miedos, que los escuchen, entiendan y observen con perspectiva y ecuanimidad y activar la inteligencia emocional para transitar las ansiedades.

Puedo mostrarles cientos de estadísticas contundentes sobre el incremento de temores y problemas de salud mental y física asociados al miedo a raíz de la pandemia, pero mi intención con esta columna es que juntos podamos encender la meditación analítica, respirar profundo y despegarnos de la emoción asociada al miedo que no nos deja dormir, disfrutar, relajarnos, vivir.

En la columna de la semana pasada les propuse una lista concreta de activación de inteligencia emocional (ver Mindfulness es un derecho humano) para que cada uno de nosotros nos convirtamos en una ONG de ayuda al prójimo: empieza por ti, conócete, autogestiónate, activa la empatía dentro tuyo para poder ofrecer algo a los demás.

“Es fundamental vivir en el presente, nuestra mente tiende a ir al pasado añorando lo que sucedió o al futuro tratando de controlarlo y ahí está la ansiedad. La ansiedad tiene miedo y deseo de control porque vivimos pensando. Tenemos entre 70 mil a 90 mil pensamientos por día y la mayoría de ellos están en el pasado o el futuro y el entrenamiento de mindfulness es a estar en el presente” explica explica Cristina Schwander, magister en inteligencia emocional, Bioenergética Coach Advance y Coach Ontológica senior, cofundadora de la Universidad Siglo XXI,  presidente de la Fundación Armos, escritora y emprendedora.

Schwander amplía diciendo que “no los podemos parar pero si gestionarlos, lo mismo que las emociones no las podemos apagar o prender, no somos responsables de las emociones que tenemos sino del tiempo que estamos en esa emoción”.

Parece fácil decirlo pero hacerlo requiere práctica y constancia, sin embargo no es requisito ser un meditador maratónico sino incorporarlo a la rutina poco a poco hasta que se convierte en un hábito. El hábito de respirar, sentir el cuerpo, encontrar el ancla en el momento presente y convertir el desarrollo de la concentración y la atención en algo cotidiano. Al hacer eso me amigo con mis miedos pero no soy el miedo, los escucho y registro pero no me paralizan.

La lista para frenar la ansiedad

“Es importante entender, dice la experta, que el miedo me indica que la amenaza es mayor que mi recurso y juegan tres factores: intensidad, momento y recurso. La intensidad que avisa cuán grave es la amenaza, el momento es decir si es inmediata e inminente y los recursos que tienen que ver con si puedo prevenir o hacer algo con la situación”

Para comenzar este proceso de amistad con los miedos es fundamental primero analizar estos tres factores y también entender que “las emociones tienen intensidad, el miedo en intensidad baja es incertidumbre o precaución, en intensidad media es miedo y en alta es pánico”, dice Schwander

Entonces para activar nuestra práctica consciente de observación de los miedos aquí el paso a paso

  1. Los miedos no son malos si despiertan la motivación para resolver lo que está sucediendo.
  2. Ante el miedo nuestra mente profetiza que va a suceder lo peor y debemos convertirnos en conductores conscientes de nuestros pensamientos.
  3. Respiración, cada emoción tiene un patrón respiratorio y si respiro calmado y profundo activo la emoción de tranquilidad y baja la actividad cerebral de alerta.
  4. Observar qué acción tengo que realizar para salir del estado de ansiedad o miedo. Si tengo que pedir, ofrecer, hablar, expresarme, cuál es la creencia de base que está despertando esta emoción.
  5. Usar el miedo positivamente porque es la emoción de supervivencia más potente que tenemos. Como dice el refrán “el miedo no es tonto” pero a veces se equivoca, magnifica, exagera. Por eso no hay que vencerlo sino escucharlo para entender las coordenadas de nuestro GPS interno.
  6. Autocuidado observar los pensamientos, los mandatos de “tengo que”, “debo que” exigentes y con búsqueda la perfección y como decía Buda “ con tu mente observa tu mente”.
  7. Practicar mindfulness ese entrenamiento que nos lleva al momento presente y pensar en  soda: Suspender, Observar, Decidir cómo actuar.
  8. Hacer dieta de queja que es una mera descarga emocional y no saludable. Si tenemos que reclamar algo o pedir lo hagamos pero en abstención de queja.
  9. Activa los vínculos porque estamos en distancia física pero no emocional y es momento de cultivar, colaborar porque  la colaboración despierta la empatía. Seamos seres humanos porque en las relaciones con otros y con nosotros mismos es el tablero de la vida donde jugada tras jugada la vida se desarrolla.

Ojalá nos demos cuenta que somos humanidad compartida con otros seres humanos y con todo lo viviente, con la madre tierra y que despertemos la inteligencia emocional.

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