Otros 30 millones sin acceso a la salud
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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Otros 30 millones sin acceso a la salud
Las reformas al sistema de salud no fueron hechas pensando en los pacientes. Foto: EFE

A principios de este mes los datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, dados a conocer en el reporte de Coneval, demostraron cómo la población sin servicios de salud creció de 30 a 50 millones de habitantes tan solo en el periodo de 2018 a 2022.

Esta cifra se convirtió en el pelito en la sopa del gran anuncio de una disminución de la pobreza, lo que provocó que casi de inmediato surgieran comentarios que iban desde aclaraciones, hasta francos desmentidos de diferentes personalidades.

Uno de los primeros comentarios “aclaratorios” intentó explicar que, la pregunta estuvo o mal planteada o mal entendida. Más a profundidad, gente de la talla de Gerardo Esquivel mencionaba que existía una suerte de error de percepción en la gente encuestada, ya que a la pregunta de si contaban con Seguro Popular, un servicio al cual estuvieron afiliados y credencializados hasta 2020, respondían obviamente de forma negativa; sin embargo, al preguntarse si contaban con servicios del (ya desaparecido) INSABI, lo negaban porque este no daba credenciales.

El presidente López Obrador dijo al siguiente día que “la pregunta estaba mal planteada”, y Hugo López Gatell prefirió no entrar en complicaciones y simplemente escribió en La Jornada que “las conclusiones […] sobre el acceso a la salud son erróneas, pues comparten un fallo de origen: la metodología”. Según López-Gatell, instituciones como el INEGI y Coneval están mal y él, por supuesto, es quien tiene la razón.

Sí, la explicación sobresimplificada de los resultados de la encuesta es que la gente sí cuenta con servicios de salud, pero no lo sabe, sin embargo, en el pasado, no contaban con ellos, pero de algún modo pensaban que sí los tenían y por eso respondían positivamente. ¡Vaya disparate!

En un macabro giro a la narrativa podemos afirmar que, si la población recibió un mayor ingreso (pensiones, remesas o incremento al salario mínimo) que de facto la sacó de algún nivel de pobreza, esos mismos recursos se los está gastando en su salud. El dinero que reciben del gobierno es el dinero con el que lamentablemente deberán pagar para no morir.

El problema no debe quedarse simplemente en lo numérico o en la metodología del estudio, sino que debemos de profundizar en las causas y las consecuencias estos datos.

La realidad es que los resultados publicados por Coneval se suman a una colección de cifras que sustentan el diagnóstico que he venido realizando desde hace más de un año: La población está perdiendo acceso a la salud y, en el camino, el gasto de bolsillo se está incrementando al tiempo que crece el uso de la medicina privada; una realidad diametralmente opuesta a lo prometido por esta administración.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, son cada vez más los mexicanos que, pese a tener una derechohabiencia (IMSS, ISSSTE, etc…), prefieren acudir a la medicina privada. El 37% de ellos, por cierto, a consultorios adyacentes a farmacias. Las causas principales de esta deserción a sus instituciones son el acceso y la mala calidad de los servicios recibidos, además de la falta de medicamentos. Eso dice la encuesta.

Las reformas al sistema de salud puestas en marcha por esta administración se llevaron a cabo con el único fin de asegurar el control y centralización de la toma de decisiones y, lo más importante, adueñarse del presupuesto estatal para manejarlo a voluntad. La eliminación del Seguro Popular, únicamente por motivos ideológicos y su suplantación por un aberrante INSABI demostraron ser un desastre que afectó la vida de millones de pacientes. La nueva entelequia llamada IMSS-Bienestar, sin reglas claras de operación, no ofrece nada más que ser una aglutinación de lo ya existente, con clínicas y hospitales pintados de verde y blanco y atendidas por personal de salud molesto, confundido y sin certeza de seguridad laboral. En esas condiciones, IMSS-Bienestar se perfila como un próximo desastre.

En todo este proceso se ha pensado en el lucimiento institucional y que la autonombrada “cuarta transformación” se apunte una victoria que pueda presumir el presidente. Se ha buscado centralizar la toma de decisiones y en el camino, recortar el presupuesto y el gasto, creando un subejercicio en salud, pero buscando aplausos cada semana. Sin embargo, en lo que no se pensó nunca, fue en el usuario.

Las reformas al sistema de salud no fueron hechas pensando en los pacientes. De hecho, en México, nunca se piensa en ellos. Para una madre trabajadora que debe recorrer 5 o 10 kilómetros en peseros para llevar a sus niños con gripe al médico o, para un anciano que se ve obligado a subir por las escaleras porque un elevador no funciona en su clínica, el verdadero acceso a un servicio médico es inexistente.

México estaba urgido de un cambio importante en su sistema de salud. Sin embargo, la famosa universalización de los servicios requería una excelente y metódica planeación, acompañada por un brutal incremento presupuestal. En su lugar, presenciamos decisiones viscerales, tomadas sobre las rodillas y con una importante motivación ideológica, recortes presupuestales y un enorme subejercicio.

Tan solo de 2018 a 2022, a la cifra de mexicanos sin acceso a los servicios de salud se sumaron treinta millones, para un total de cincuenta. Los resultados de Coneval nos hablan de menos pobres; lo que no nos dice, sin embargo, es que cada uno de esos nuevos “no pobres” deberá gastar casi el 40% de sus ingresos en pagar por su salud.

México enfrenta una gran crisis en salud y, a escasos 13 meses de que cambie esta administración, los pésimos resultados son más que evidentes.

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