‘Pensé que se había terminado para mí’: Manuel Solano sobre la pintura después de quedarse ciego

Manuel Solano se acuerda de la primera vez que intentó pintar después de quedarse ciegue. “Pensé que era una broma: pensé que se había terminado para mí, como pintore”.

Su obra de aquel periodo es áspera y urgente, clavada en el lienzo con un colorido estridente. Solano nombró a la serie Blind Transgender with Aids: un chiste amargo que refleja su convicción de que la obra atraería la atención solo como una curiosidad.

“Estas estúpidas y feas pinturas… era como enseñarle el dedo al mundo visual, totalmente capacitado”.

Nacide en Ciudad de México, ahora radica en Berlín, Solano tenía 26 años cuando perdió la vista a causa de una enfermedad relacionada con el VIH que dejó su ya delgado cuerpo lleno de cicatrices. Sus primeros trabajos eran frescos y precisos: pinturas de interiores glaciales, de otro mundo, y actuaciones que jugaban con su belleza andrógina. La nueva exposición The Top of Each Ripple, en el centro Dundee Contemporary Arts, ofrece una perspectiva reciente. La furiosa serie Blind Transgender with Aids ha dado paso a pinturas atmosféricas que evocan episodios de la memoria de Solano: una mujer con pesadas pulseras que deja caer las llaves de su auto sobre la mesa cubierta de cristal en un pasillo; el mural sobre la entrada de un centro comercial; un bebé que juega con juguetes de plástico en forma de ballena junto a la televisión.

Solano tardó un tiempo en desarrollar una forma de trabajar nuevamente. La pérdida de su vista fue un obstáculo: la pérdida de la independencia, otro: “Antes de quedarme ciegue era muy solitarie. Una de las lecciones más difíciles ha sido la de tener que depender de otras personas y aceptar que necesito ayuda en algunas situaciones”. Solano trabajó con amigos y familiares cercanos: un exsocio ahora dirige su estudio con tres asistentes de producción (“un grupo de pintores de gran talento por sí mismos”). Han desarrollado un método que consiste en dividir cada lienzo de trabajo en secciones utilizando clavos, alambre y limpiapipas, alrededor de las cuales Solano navega con el tacto.

El centro Dundee Contemporary Arts tiene programada una temporada de música, lecturas y películas relacionadas con la obra de Solano. Una inclusión sorpresiva es la de Parque Jurásico. Solano, que de niñe fue un nerd de los dinosaurios, ahora considera que el estatus de los dinosaurios en la cultura pop es un síntoma de la extraña manera en que se manifiestan los prejuicios en torno a la identidad de género (de hecho, este será el tema de una nueva serie de obras que se exhibirán en la galería Carlos/Ishikawa de Londres a finales de este año).

Desde hace años se conoce el vínculo entre los dinosaurios y las aves, explica Solano, sin embargo, rara vez son representados con plumas: “Muchos de los valores asociados a las aves están, en términos humanos, vinculados a la feminidad: son frágiles, son gráciles, son extravagantes”. Por esta razón, sugiere le artista, los dinosaurios siguen siendo lagartos en el imaginario popular: hemos llegado a identificarlos con los rasgos de naturaleza masculina.

La enfermedad apareció justo cuando Solano comenzaba a explorar su propia identidad de género. Para una presentación en 2012, recreó la infame aparición de Sinéad O’Connor rompiendo la foto del papa en Saturday Night Live. El hecho de afeitarse la cabeza para la actuación, pensó Solano, iba a ser “el momento en que pasaría de ser un niñe muy femenine a un hombre adulto más masculino como mi padre”. En cambio, se sintió intensamente incómodo, “yo diría que incluso suicida durante un tiempo: odiaba verme en el espejo”.

Solano no tardó en darse cuenta de que no quería convertirse en ese hombre adulto: que se estaba convirtiendo en una persona diferente. “Mi hermano lo dijo de forma muy elocuente. Dijo que yo parecía una mujer que intentaba parecer un hombre. Eso me pareció muy acertado”. La fascinación por las mujeres “masculinas” –Robin Wright, Michelle Obama– brota en las pinturas que hace Solano de los iconos de la cultura pop. En su obra en video, Masculina, le artista aparece como si estuviera en una sesión de fotos de moda o en un video musical, vestido con reveladoras siluetas inspiradas en los años 80 que ondean seductoramente en la brisa.

Le sugiero que Masculina desafía los tabúes ligados al cuerpo enfermo. “Quería que el público viera que no es un cuerpo enfermo”, me corrige Solano con amabilidad. “Es un cuerpo que vivió la enfermedad y la superó. Muchas personas olvidan eso. Tengo que recordarme constantemente que estoy sane y hermose”.

Después de mudarse a Berlín en 2019 se sintió seducide por la cultura corporal liberada de la ciudad; sus nadadores desnudos y sus saunas. “Hace años, me habría aterrorizade por completo hacer esto, estando cubierte de cicatrices”, admite Solano, pero ahora “he descubierto casi una pasión por estar en un grupo donde todes están desnudes. Con el tiempo, he aprendido a dejar de pensar en mis cicatrices. Parece que muches persones ni las notan”.

La política de ver y ser visto está presente en un autorretrato en video, en el que Solano sonríe ocasionalmente y parece mirarnos a los ojos. Los espectadores tienen tiempo para escudriñar el rostro de Solano. “Pero también quería que el público se fuera con la sensación de que yo también podía verlos a ellos”.

Manuel Solano: The Top of Each Ripple estará expuesta en Dundee Contemporary Arts, en Escocia, del 27 de agosto al 20 de noviembre.