Desplazados por la crisis climática testificarán una audiencia en EU
Solicitantes de asilo se protegen del frío tras pasar la noche a la intemperie junto al muro fronterizo entre Estados Unidos y México en diciembre de 2022. Foto: John Moore/Getty Images

Comunidades amenazadas de forma inminente por la subida del nivel del mar, inundaciones y otros fenómenos meteorológicos extremos testificarán en Washington el jueves, con motivo de la primera audiencia de este tipo que celebra el principal organismo de derechos humanos de la región sobre cómo la catástrofe climática está provocando migraciones forzosas en todo el continente americano.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) escuchará a personas que se encuentran en primera línea de la emergencia climática en México, Honduras, Bahamas y Colombia, en el marco de una audiencia especial solicitada por grupos de derechos humanos de América Latina, Estados Unidos y el Caribe.

Un número cada vez mayor de migrantes y refugiados que intentan buscar refugio en Estados Unidos y otros países se ven desplazados por huracanes, olas de calor y sequías, así como por desastres climáticos de lenta evolución como la acidificación de los océanos, la erosión costera y la desertificación.

Entre los testigos figurará el hondureño Higinio Alberto Ramírez, que el año pasado sufrió lesiones que le alteraron la vida cuando un incendio arrasó un centro de detención migratoria en Ciudad Juárez (México) y causó la muerte de 43 migrantes latinoamericanos. Ramírez es de Cedeño, un pueblo pesquero costero que está desapareciendo bajo el aumento del nivel del mar, e intentaba llegar a Estados Unidos para pagar las deudas familiares después de que las marejadas destruyeran el criadero de camarones donde él y su padre trabajaban.

“El caso de la familia Ramírez es un trágico recordatorio de que la migración forzosa no es una cuestión de futuro. El nivel del mar lleva décadas subiendo debido al cambio climático. Los Estados y los sistemas humanitarios deben ponerse al día y garantizar la protección”, afirmó Gretchen Kuhner, directora del Instituto de las Mujeres en la Migración (IMUMI), con sede en México, uno de los grupos que solicitaron la audiencia.

La crisis climática supone una amenaza existencial para comunidades costeras como Cedeño, donde al menos 300 metros de tierra, y con ella decenas de hoteles, restaurantes, tiendas, escuelas y viviendas, han quedado sumergidos en los últimos años en medio de inundaciones y mareas de tempestad cada vez más frecuentes y destructivas.

Honduras, y la gran mayoría de los países y naciones insulares de la región, han contribuido mínimamente a los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. Sin embargo, se encuentran entre los más vulnerables del mundo, debido a una mezcla de geografía, pobreza, inestabilidad política y acceso limitado a medidas de adaptación y mitigación del cambio climático.

La audiencia del jueves forma parte de un impulso para que la CIDH reconozca formalmente el desplazamiento forzado como consecuencia de la crisis climática, visite países y establezca directrices para proteger a las personas desplazadas internamente y a las que buscan refugio en otros países.

A medida que las políticas de inmigración y refugio en Estados Unidos, México y otros países se vuelven cada vez más crueles, y los criterios de asilo cada vez más exigentes, los expertos también presionarán para que la CIDH recuerde a los Estados el principio de no-devolución, que prohíbe regresar a las personas desplazadas a situaciones que pongan en riesgo sus vidas o libertades debido a los efectos de la crisis climática.

“Los testimonios de las personas directamente afectadas muestran que los efectos lentos y rápidos del cambio climático están impactando negativamente en los derechos más básicos de comunidades enteras, particularmente en aquellas ya marginadas y discriminadas, y en las llamadas zonas de sacrificio”, dijo Adeline Neau, investigadora de Amnistía Internacional para Centroamérica.

“Pedimos a la CIDH que muestre a los Estados el camino correcto poniendo los derechos humanos en el centro, en lugar de más medidas de contención, detención y criminalización que sólo aumentan los riesgos para la vida de estas personas.”

Traducción: Ligia M. Oliver

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