Dafna Viniegra: ‘La culpa es la principal secuela del abuso sexual infantil’
Dafna Viniegra cuenta en Sanar para crecer y trascender su historia de abuso sexual infantil. Foto: Majo Vázquez/La-Lista

“Sonaba en acetato la obertura 9 del ‘Nocturno no. 2’ de Chopin. Yo, envuelta en una toalla, veía cómo se me acercaba sonriente. Me pidió que le enseñara mi cuerpo para que pudiéramos ser amigos y jugar todas las tardes. Yo no sentí miedo, porque nadie me había explicado que eso no era correcto (…) A partir de ese momento, me rompí”, relata Dafna Viniegra en su libro Sanar para crecer y trascender (Aguilar, 2024).

Lo más doloroso del relato es que es una historia real. Era 1980, en el entonces Distrito Federal (hoy Ciudad de México), y Dafna tenía solo cinco años de edad. Su abusador también era un niño que cursaba la secundaria, nieto de una mujer que guardaba su puesto de dulces en la cochera donde la pequeña vivía. 

¿Qué culpa puede tener una niña de cinco años? Hoy, Dafna sabe que ninguna, pero durante la mayor parte de su vida sufrió la mayor consecuencia de ese primer abuso sexual en su infancia: la culpa, que a su vez la llevó a otras situaciones de riesgo. 

“La coronada siempre es la culpa. Todo el tiempo te sientes responsable de lo que te pasó, de que no fuiste suficientemente fuerte para defenderte o de si llegaste a acceder para que no violentaran a otros, para que no le dijeran a tu mamá o porque te convencieron simplemente porque eres una niña inocente. La culpa es de las cosas que más te persigue toda la vida”, dice Dafna Viniegra en entrevista con La-Lista. 

Después de la culpa, agrega, viene el no sentirte suficiente, el autosabotaje, la ansiedad y la depresión crónica. En su vida adulta, Dafna trató de esconder todas esas secuelas detrás de las drogas y el alcohol. De hecho, se estima que el 40% de las mujeres que fueron abusadas en su infancia tiene más probabilidad de caer en consumos excesivos de cocaína.

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Dafna fue abusada sexualmente por primera vez cuando tenía solo cinco años de edad. Ilustración: Natalia Téllez/Sanar para crecer y trascender

“Cuando yo leí esto lo entendí todo, finalmente supe que todo estaba relacionado. El trauma del abuso sexual infantil pareciera como un traje hecho a la medida, que conforme vas creciendo y tus situaciones de vida van cambiando, el trauma también. Cuando eres adolescente se te presenta de una manera, y cuando eres más adulto se te presenta de otra, yo, por ejemplo, me fui a todo este rollo de las drogas y el alcohol, pero después, cuando tuve hijos, se convirtió en otra cosa completamente diferente”, explica Viniegra.

Dafna sabe que las secuelas del abuso sexual infantil siempre estarán ahí, pero plantea la importancia de conocer la herida desde lo más profundo y lo más temprano posible, no para que desaparezca, pero sí para que deje de ser traumática y se convierta en “una experiencia adversa de la infancia”. 

Dafna Viniegra confiesa que aún no se considera una persona “sanada”, “crecida” ni “trascendida”. Se describe, más bien, como una mujer comprometida por intentar que los niños vivan una infancia libre de abusos. Pero, sobre todo, “es una persona que está comprometida con ella misma para trabajar constantemente sobre las sobre las secuelas que dejó el abuso sexual infantil”.

“Diario de abusos”

Dafna comenzó a escribir su historia hace siete años, tres décadas después de la primera vez en que fue abusada. La intención, por supuesto, no era hacer un libro, sino catarsis. 

Para ese momento, Dafna estaba completamente desbordada en emociones que, probablemente sabía de dónde venían, pero seguía sin entender. Era una mujer que se movía únicamente por las reacciones del trauma: no sabía estar ni ver el lado bonito de la vida, ni siquiera porque su esposo y sus dos hijos estaban ahí. 

La impulsó también una serie de eventos que coincidieron en el mes de enero, pero con un año de diferencia cada uno: la muerte de su padre; el fallecimiento de su madre; la extracción de su matriz y ovarios; y la muerte de su abuela materna, a la que tanto extrañó en su infancia. 

“Llegó un punto en el que ya era imposible tener una relación sana conmigo, ni de mí para mí ni de mí para los demás. Empecé a ver en mis hijos el reflejo de todos mis miedos, de mis angustias, de mis ansiedades, todo lo veía en ellos, pero ¿ellos qué culpa tienen? A ellos no los abusaron. Al final, fue una serie de acontecimientos lo que me llevó a darme cuenta de que estaba tremendamente lastimada”, cuenta Viniegra. 

Para cuando Dafna concluyó su “diario de abusos”, es decir, su historia –desde sus raíces polacas que vivieron los terrores de la Segunda Guerra Mundial, pasando por su vida adulta, más abusos y excesos, su maternidad y su proceso de sanación– el escrito tenía la suficiente densidad como para convertirlo en un libro: Sanar para crecer y trascender.

“Antes de que saliera el libro yo le decía a mi esposo que me sentía como si fuera a salir encuerada en medio de la ciudad, porque es un libro completamente desnudo, es verdad, es corazón, es pura alma”, expresa. 

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El segundo abuso sexual que Dafna sufrió en su infancia fue a los nueve años. Ilustración: Natalia Téllez/Sanar para crecer y trascender

La estructura de Sanar para crecer y trascender, además de ser como un diario, tiene recomendaciones “para el reconocimiento”: vernos, escribirnos, abrazarnos y entendernos. Paso por paso, Dafna siguió cada uno de esos tips, son las formas que a ella, en su momento y ahora, le han funcionado en su proceso de sanación. 

Además, el libro está acompañado por las ilustraciones de la actriz y conductora de televisión Natalia Téllez, a quien Dafna conoció desde antes de su nacimiento en un núcleo familiar totalmente distinto al de ella. Mientras que Natalia conoció a una Dafna adolescente con el cabello mal cortado, la mirada perdida y con todas las huellas del abandono. 

“Las ilustraciones de Natalia llegaron a abrazar mi historia”, resalta.

¿Cómo detener el abuso sexual infantil?

De 2014 a 2019, México ocupaba el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual infantil, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Y, sin embargo, se desconoce el número real de víctimas, pues en 2021 la OCDE estimó que de cada mil casos de abuso sexual infantil solo 100 se denuncian y apenas 10 llegan ante un juez, pero el 1% concluye en una sentencia condenatoria para el agresor. 

Además, un estudio de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) reveló que de 2015 a 2022 el abuso sexual infantil aumentó en más del 70%, al pasar de 2 mil 922 casos a 9 mil 922. Las principales víctimas van de un año de edad a los 17. 

Las leyes y políticas públicas existentes en favor de la infancia parecen no funcionar para detener el abuso sexual contra niñas y niños. Por eso, Dafna Viniegra plantea en su libro “¿qué pasa si gramos hacia el otro lado, si giramos la vista 180 grados, si dejamos de hablarle a la posible víctima para hablarle al perpetrador, al victimario, al actor del abuso?”.

Es decir, explica, “si procuramos sanar la enfermedad desde la raíz”. Para Dafna Viniegra, la última conclusión a la que llegó escribiendo Sanar para crecer y trascender es que “todos los que lastiman vienen de un corazón tremendamente lastimado”. 

Incluso, en el libro dirige unas palabras –un consejo crucial– para los posibles pederastas: al mínimo impulso que puedan sentir por un inocente, huyan y busquen ayuda, de lo contrario “ese ser pasará su vida intentando sanar la herida que su pulsión enferma causó”.

Con esta visión, y a la par del libro, Dafna Viniegra y su mejor amiga, Sofía Palacios, crearon en 2023 la asociación civil ILAS (Infancia Libres de Abuso Sexual), que busca prevenir el abuso sexual infantil dirigéndose a los posibles pederastas y brindándoles terapia. 

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En este libro, Dafna rompe los secretos de los abusos que sufrió cuando era una niña. Ilustración: Natalia Téllez/Sanar para crecer y trascender

“Necesitamos ver el abuso sexual infantil con unos ojos diferentes de los que solamente ven a las víctimas. Los verdaderos responsables de la prevención es la gente que cree tener impulsos por cuerpos infantes, es indispensable que tomen tratamiento, que lo enfrenten, lo encaren y que resuelvan sus problemas emocionales. ¿Cómo puede ser posible que su mejor lugar o el momento más deseado sea violentando a una persona tan indefensa?”, indica la también activista. 

Dafna considera que este método que va dirigido a los posibles abusadores infantiles se ha implementado con éxito en otros países. Incluso, refiere que la organización Stop it Now, en Estados Unidos, lleva más de 30 años trabajando por la prevención del abuso sexual a niñas y niños, ofreciendo terapias a presuntos pederastas, atendiendo incluso a personas provenientes de México. 

“A los posibles abusadores les diría que, por favor, atiendan sus heridas de la infancia, porque los niños no son el basurero emocional de nadie”, enfatiza. Mientras a las posibles víctimas de abuso sexual infantil les dice que “ese dolor que están pasando, si lo atienden, puede resultar en una experiencia de la que saquen fuerza para luchar por la erradicación”.

Viniegra entiende que, antes que el perdón, está la compresión. Por eso, a la Dafna de cinco años la abrazaría mucho y la acompañaría a terapia toda su vida para que no se lastime como ella lo hizo. Pero, sobre todo, “le diría que nunca fue su culpa, que lo que le pasó estuvo mal, pero fue su responsabilidad”. 

En caso de que necesites hacer una denuncia u obtener más información sobre el abuso sexual infantil puedes llamar a la línea de emergencia 911 o a acudir a la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

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