El gran pendiente: La industria del sargazo reclama una Norma Oficial para poder avanzar
Foto: Angélica Escobar / La-Lista

Hace tres años, la empresa de Andrés Muñoz, Energyn, comenzó a explorar cómo darle uso a un recurso que de pronto empezó a abundar en las aguas de las costas de Quintana Roo pero que comenzaba a convertirse en un problema: el sargazo.

Su forma de valorizarlo, explica, es convertirlo en plástico, usado para vasos, platos y enseres para la casa. Sin embargo, a los dos años de haber desarrollado el proceso, no ha podido comercializarlos.

“Empezamos a valorizarlo hace tres años. El tema no pudo avanzar principalmente por dos razones: la primera, por el tema del covid; y porque finalmente no hubo claridad por parte del gobierno en cómo se iba a llevar a cabo la valorización del sargazo”, comenta.

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El problema radica en dónde se obtiene el alga: mientras está en el mar, se le considera un producto pesquero, por lo que corresponde a la Secretaría de Marina y a la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) su gestión. En tanto que al recalar en la playa, pasa a convertirse en algo así como un residuo sólido, por lo que la responsabilidad pasa a manos de los ayuntamientos y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, encargada de las Zonas Federales Marítimo Terrestres (Zofemat).

Esta diferencia se suma a otro problema: al no estar definida la responsabilidad del sargazo, no queda claro si habrá que pagar algún impuesto por su manejo, aprovechamiento o cumplir con algún permiso para su proceso.

“Entonces era difícil poder hacer un plan de negocios, levantar capital y tener claridad sobre ese tipo de cosas, que podrían impactar en tus flujos y tus proyecciones de ingresos”, comenta Muñoz.

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Desde 2015, la macroalga que tiñe de pardo las aguas turquesa del mar frente a Quintana Roo arriba en grandes volúmenes y ocupa las playas, su principal recurso turístico. Y tras su recale, comienza su descomposición en la costa, donde desprende sustancias como ácido clorhídrico, que puede resultar peligroso para la piel y las especies marinas, genera olores desagradables y obstruye la visibilidad a los pescadores.

A partir de entonces, su presencia ha sido excesiva, con excepción de algunos años como 2016 y 2020, cuando se redujo notoriamente su presencia. En contraste, 2018 se señala como la referencia de su arribo máximo, e industriales y ambientalistas alertan que este año está a niveles iguales o incluso superiores a ese año.

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Un auge de productos

Biodiésel, plásticos, zapatos y hasta casas hechas de sargazo comenzaron a figurar desde hace dos años, más que como una fuente de negocio como una opción para ocupar ese recurso, si es que se le puede considerar así.

Empresas como Sargánico, encargada al diseño de libretas de sargazo, o Bioremar, que creó un combustible a base del alga, lanzaron sus productos. Pero para 2020, las páginas de Facebook de ambas compañías dejaron de promocionarse. Por otro lado, la empresa Renovare ofrece en Facebook zapatos cuyas suelas se fabrican con el alga, así como Salgax, en Yucatán, que aún ofrece fertilizantes producidos a base de sargazo.

Otros, como el caso de Energyn, que sumaba una inversión de casi 3 millones de pesos en investigación y desarrollo del producto, pospusieron el plan hasta esperar a tener un marco legal claro. Apenas el pasado 22 de junio, un grupo de 29 organizaciones, empresas y asociaciones civiles presentes en Quintana Roo lanzaron una petición en change.org para urgir al gobierno federal a que impulse la creación de una Norma Oficial Mexicana para establecer responsabilidades en torno al manejo, disposición y uso del alga, así como otras acciones de colaboración y aporte de recursos federales para remediar los impactos del alga.

“Urge la elaboración de una Norma Oficial Mexicana para hacer un manejo integral del sargazo con una visión de economía circular. En esta se deben regular todas las fases del manejo del sargazo y definir, de forma clara y vinculante, las responsabilidades de las diferentes autoridades con el objeto de dar certidumbre jurídica a las acciones e inversiones económicas del sector público y privado, así como hacer prevalecer el derecho humano a un medio ambiente sano, el trabajo y la salud”, dice la petición.

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Foto: Angélica Escobar / La-Lista

Aarón Hernández Siller, investigador del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda), una de las firmantes de la petición, acotó el mes pasado que a corto plazo se veía lejana una disminución en la presencia del alga en las costas.

“En los próximos años, será difícil que se controle, a menos que haya programas intensos, extensivos, que disminuyan las agravantes”, comentó, entre ellas, la deforestación en el Amazonas, que ayuda a aumentar el flujo de nutrientes desde Brasil que alimentan el mar de los sargazos en el Atlántico central.

“Lo que queda es evitar la aportación de nutrientes al mar o alguna acción física no natural”, dijo entonces al diario local Por Esto.

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Para el fin de semana pasado, la Red de Monitoreo del Sargazo de Quintana Roo alertó de presencia excesiva del alga en las playas del centro y el sur de la costa de la entidad, con apenas unos puntos libres en Isla Mujeres, Holbox y la parte oeste de Cozumel, y de presencia muy baja a partir de las playas turísticas de Cancún.

Apenas un día antes, se reportaba la aproximación de una “isla” de sargazo con 16 mil toneladas del alga, que recalaría precisamente en la parte centro-sur de la costa del Caribe mexicano.

Entre los 29 firmantes se encuentran además organizaciones civiles como Voces Unidas por Puerto Morelos, Puerto Morelos Sustentable, Latitud 21, el Grupo Ecologista del Mayab (GEMA), Moce Yax Cuxtal, Salvemos Manglar Tajamar, Flora Fauna y Cultura de México y el Grupo Tortugero del Caribe.

Igualmente se sumaron empresas como Ocean Solutions, Onca Maya, Opus Magnum de México y agrupaciones privadas como el Protocolo Puerto Morelos, la Asociación de Hoteles de Cancún, Puerto Morelos e Isla Mujeres; la Asociación de Hoteles de Holbox y el Consejo Coordinador Empresarial de la Riviera Maya (CCE RM).

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Foto: Facebook / Red de Monitoreo del Sargazo de Quintana Roo

Sin embargo, este problema ha demandado una respuesta por más de un lustro. Desde la primera llegada masiva de sargazo en 2016, el llamado es para fincar responsabilidades, apoyos financieros para su contención, recolección así como para su disposición final.

“Hasta la fecha, la Semarnat lamentablemente está indicando que no se necesita una norma del sargazo mientras todos los que trabajamos con él vemos que es fundamental para que haya cierta transparencia”, explica Brigitta van Tussenbroek, académica del Instituto de Limnologia y Ciencias del Mar de la UNAM en Puerto Progreso, uno de los puntos con mayor afectación por este tema.

La-Lista buscó a la Semarnat para hablar sobre el tema de la Norma, pero hasta ahora no ha recibido una respuesta.

En mayo pasado, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales publicó los Lineamientos Técnicos para la gestión integral del sargazo en el mar Caribe Mexicano y Golfo de México, pero a decir de la académica, no establece con claridad las acciones que permitan una economía circular.

“Además, no tienen dientes, entonces no hay manera de forzarlo de una manera u otra, la única manera de implementar las reglas en todos los niveles es una norma”, insiste la también integrante del Consejo Técnico Asesor del Gobierno de Quintana Roo en materia de sargazo.

Empresas sargaceras

Para Dagoberto Ruiz, la falta de una norma no ha sido impedimento para desarrollar su negocio basado en el sargazo. Su empresa, Dakatso, ofrece por un lado servicio de instalación de barreras y redes para contener o desviar el sargazo así como la recolección, pero por otro, elabora con sargazo fresco recogido del mar un material de construcción, llamado sargacreto, el cual comenzó a comercializar apenas en marzo pasado.

En promedio, comenta que recolectan entre 200 y 300 toneladas diarias de sargazo cuando tienen pedidos de su producto, ofrecido bajo demanda; una cifra similar a la reportada a finales de mayo pasado por las autoridades nacionales que se había recolectado en los primeros cinco meses de 2021, poco más de 10 mil toneladas, mientras se pronosticaba el arribo masivo de casi 2 mil toneladas para la segunda mitad de junio.

“Muchos quieren entrarle a eso pero es muchísimo esfuerzo y tiempo y dedicación al tema. Este proyecto lleva ya tres años que se viene estudiando, pero empezamos a la venta hace tres meses. Se está tomando en diferentes proyectos (el producto) aquí en la zona, incluso nos lo están pidiendo en EU”, comenta.

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5 de Mayo, México. El alga de sargazo volvió a llegar a las playas de Cancún, Quintana Roo. Se prevé que el arribo sea semejante en magnitud al de 2019, año en que causó estragos económicos y ecológicos en la región. Foto: Alonso Cupul / EFE

Y aunque por ahora este mercado sigue sin regulación, desde su perspectiva sí es necesario que se establezcan normas para este mercado. Incluso, Dakotsu fue una de las empresas promotoras de los lineamientos aprobados en mayo, como parte del impulso que hay para alcanzar una regulación del tema.

“La Norma se tiene que hacer para saber quién va a ser el responsable al 100%, porque hoy en día está la Marina, Semarnat, varias dependencias, pero como no se han hecho la norma no hay una certeza legal, no saben manejarlo como residuo o qué, nadie es dueño del sargazo, está ahí en la playa o en el mar”, lanza.

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En contraste, Omar Vázquez, quien desde 2018 se dedica a la construcción de casas con sargablocks, unos tabiques elaborados con concreto y sargazo que se destinaron en un principio para donación de viviendas a familias de escasos recursos, considera que la ausencia de una NOM no es problema, pues la recolección que hace del alga puede ser en cualquier estado: flotando en el mar, recalado en la playa o incluso desecado en los tiraderos habilitados por los municipios. Aunque prefiere el primero, sobre todo porque es el que aún no se ha mezclado con la arena, lo que además evita la erosión de las playas durante su recolección.

“Encontramos la fórmula para utilizar el sargazo de cualquier manera en diferentes porcentajes, pero la fórmula viene siendo la misma. Lógico que nos serviría más el que se pesca, el que viene directamente del mar sin tocar la arena, pero nosotros lo que hacemos es aprovechar tal y como esté el sargazo”, explica.

Además, para el director de la empresa Green Blue, que en tres años ha donado 11 casas fabricadas con sargablocks, el problema del recale del sargazo está en que se busca contener con barreras, medida que ha funcionado poco debido a la poca resistencia que ofrecen.

“Hay empresas que se dedican a eso, ponen sus barreras para contenerlo, un 95% te lo digo por mi experiencia, no ha funcionado jamás, no son una garantía, las barredoras las he visto funcionar a la orilla de la playa, pero creo que aún no existe o no estamos preparados, no está la tecnología”, sostiene.

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