Tigres: virtudes y un pecado
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Tigres: virtudes y un pecado

Los Tigres han hecho historia. Viajaron al Mundial de Clubes y se han impuesto con autoridad al Ulsan Hyundai y al Palmeiras de Brasil para ser el primer equipo mexicano en llegar a la final de ese torneo. Hoy, todo es miel, los felinos han tenido muchas virtudes pero un pecado capital.

En los últimos años, se ha debatido acerca de la grandeza (o no) del cuadro de San Nicolás de los Garza. Sus fans proclaman que se han convertido en el quinto equipo con mayor auge en el balompié nacional, mientras que sus detractores (que son muchos) los describen como equipo chico.

Tigres ha sido un equipo ganador que en la última década ha logrado presumirle a la Liga MX 5 cetros para sumar 7 en su historia. Son una potencia por encima de Chivas, Cruz Azul, Pumas y el Toluca, ya que año con año los felinos son favoritos para coronarse nuevamente. En cuanto a los resultados deportivos nadie, salvo los necios, puede minimizar los logros que tiene el representativo de la UANL.

Además, cuentan con la fortaleza financiera de una institución como Cemex que les permite fichajes importantes y pagar altos sueldos como el de su estrella André-Pierre Gignac, quien percibe 4.6 millones de dólares al año (nada más). Son tan sólidos que arrancan figuras de otros equipos, tal y como sucedió con Carlos González, atacante paraguayo que llegó a la última final con Universidad. Hace lo que cualquier club poderoso en el mundo: ve un jugador destacado y se lo arrebata con base en billetazos.

Al fuerte plantel se le suma una directiva con buena capacidad de negociación encabezada por Alejandro Rodríguez, quien fue capaz de convencer a Gignac para que llegara a los Tigres y les cambiara la historia. En la banca, Ricardo Ferretti, pese a su estilo calificado como conservador, ha sabido gestionar un plantel de egos y hacerlo efectivo en el momento de jugar instancias decisivas. Ese combo ha funcionado a la perfección.

Sin embargo, hay un pecado mayúsculo. Tigres carece de una mentalidad de conquista de aficionados más allá de San Nicolás de los Garza. Jamás dan una entrevista, sus estrategias de marketing parecen estar enfocadas únicamente a la rivalidad con Rayados y su expansión mediática se ha quedado en Nuevo León.

La base de seguidores felinos se reduce a unos cuantos municipios y nada más. Eso lo único que ha provocado es que se encierren en sí mismos y una incapacidad para voltear hacia otros terrenos y ganar adeptos en otras regiones que no sea el norte de México. Prueba de esto es que (aunque luego se arrepintieron) Nahuel Guzmán y Guido Pizarro declararon antes de ir al Mundial de Clubes que no representaban a nadie más que a su gente. Craso error.

Es una lástima que Tigres desperdicie el mejor momento de su historia para dejar de ser un equipo regional. Ojalá el Mundial de Clubes le sirva para darse cuenta que existe más mundo que Nuevo León.

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