7 Preguntas

Fueron 8 horas de campaña, 3 eventos que comenzaron con un recorrido por el mercado Morelos en Celaya, tierra en disputa encarnizada entre José Antonio Yépez Ortiz, alias “el Marro” y Nemesio Cervantes Oseguera, alias “el Mencho”. Tras una conferencia de prensa en la que se reveló la petición formal de protección a las autoridades estatales como premonición a lo que ocurriría por la tarde en San Miguel Octopan, sitio de sangrientos enfrentamientos entre los carteles de Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación. 

Bertha Gisela Gaytán Gutiérrez, candidata de Morena a la alcaldía de Celaya se convirtió en uno de los mensajes del crimen organizado en esta etapa de campañas políticas. Las repercusiones de su ejecución llegaron al gabinete de seguridad del gobierno federal y al propio escritorio del presidente que recibe un boomerang que exhibe una vez más el lamentable desdén para enfrentar la crisis de inseguridad que se ha agudizado durante el sexenio que está por concluir. 

Sin temor a la equivocación, lo ocurrido en Guanajuato el lunes pasado es tan solo el primer episodio de varios que se darán antes del 2 de junio en las regiones más violentas del país. El gobernador de la entidad Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ha sido incapaz de cambiar el clima de zozobra que sufren ciudadanos atrapados entre el fuego cruzado de sicarios narcotraficantes, secuestradores y huachicoleros. Ciertamente abandonado a su suerte por ser panista, el contexto no lo excusa de la responsabilidad de encabezar un estado fallido, mismo panorama de Guerrero, otra entidad asfixiada por los grupos criminales que imponen la estrategia del terror ante una gobernadora sentada en un barril de pólvora.

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La diferencia para Andres Manuel López Obrador, Rosa Icela Rodríguez, Luisa María Alcalde y Claudia Sheinbaum tiene que ver con el cálculo político. Mientras en la crisis del Bajío se rasgan las vestiduras y arremeten contra el gobernador, en Guerrero se evita reconocer una situación espejo bajo la incapacidad de Evelyn Salgado.

El valor de la vida de una aspirante a cargo de elección popular no se mide en razón del partido que la respalda, pero esa es una más de las infamias típicas en los usos y costumbres de la política mexicana. Horas después del asesinato de Gisela Gaytán, se dijo desde el atril presidencial que Diego Sinhue “sólo gobierna, pero no manda”, declaración que revela el doble rasero para medir la temperatura de los infiernos donde gobierna el partido de Estado.

Para AMLO Guanajuato está “totalmente fuera de control” y es cierto, pero en la misma coyuntura, desde la perspectiva del tabasqueño, la hija del impresentable Félix Salgado Macedonio está haciendo su trabajo. Hay razones objetivas de sobra para declarar en ambos estados la desaparición de poderes, pero Morena frenó esa posibilidad y privilegió el control de daños políticos.

Tenemos un Congreso miserable, de mayorías obedientes al Ejecutivo que purifica corruptos con verborrea falaz e irresponsable. 

México se enfila a la elección más grande de la historia con casi 99 millones de potenciales electores inscritos para votar más de 20 mil cargos que renovarán la presidencia, las cámaras federales, 1802 alcaldías, 8 gubernaturas, el gobierno de la capital y sus 16 alcaldías, entre otras posiciones.

Se lanzan cargas incendiarias a Guanajuato y simultáneamente se esquiva con cinismo la violencia incontrolable en Morelos, Veracruz, Chiapas, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y Zacatecas. Ni López Obrador, el gabinete de seguridad o su candidata tienen dignidad para reconocer el fracaso ante el crimen. La narrativa ha sido complaciente para solapar la impunidad desde el gobierno federal, esos que “también son pueblo” están envalentonados e incidirán en las elecciones, decir lo contrario es desconocer la realidad y mentir con agravantes.

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¿Cuántos candidatos más serán asesinados en los próximos 2 meses de campañas políticas? ¿Podemos imaginar los intereses de la delincuencia para imponer alcaldes en los 112 municipios de Michoacán? ¿Cómo le hacen los candidatos a las 58 presidencias municipales de Zacatecas ante las amenazas? ¿Qué pueden esperar los abanderados en 20 municipios en Sinaloa o los candidatos para las 84 alcaldías de Guerrero que habrán de renovarse en los próximos comicios? ¿Y qué tal en Jalisco donde también gobiernan los poderosos capos de la droga que desdé ahí amplían sus operaciones sin obstáculos? 

¿Habrá narco elección? todo indica que sí. Sería ingenuo pensar que los grupos que generan violencia a placer no operan con plomo en sus territorios para preservar la tolerada hegemonía que les permite un gobierno indolente que por omisión es cómplice. 

A Gisela la mató la indiferencia. Su aspiración estorbó, como la de toda aquella persona que pretenda enfrentar la inmunidad de los abrazos otorgada a los delincuentes por decreto presidencial. 

EDICTOS

Más allá de la ideología que produce ceguera en un sector de la población manipulada con dádivas y demagogia ¿Habrá ciudadanos que todavía consideren que el mejor camino para México es la continuidad de un régimen incapaz que ha fallado en sus compromisos de transformación? A pesar de todo, evoco una de esas frases célebres de Sir Winston Churchill “Soy optimista. No parece muy útil ser otra cosa”.