Un robot que cocina paella provoca un gran jaleo en España
Un robot creado por las firmas españolas Mimcook y br5 cocina una paella en una feria de Málaga. Fotografía: Daniel Luque / EPA

Aparte de las redes computacionales autoconscientes que envían cyborgs a través del tiempo para acabar con el salvador de la humanidad antes de su nacimiento, pocos desarrollos tecnológicos son tan aterradores (para los paladares españoles, al menos) como el prospecto de una paella cocinada no por las confiables manos de un valenciano sino por unas frías y de acero.

Desde que lo presentaron en una feria de la industria hospitalaria el mes pasado, el primer paellero robótico ha causado un gran alboroto. Elige el programa, carga el sofrito, el arroz, el caldo y los mariscos, déjalo reposar y el brazo robótico, conectado a una estufa computarizada hará el resto.

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El robot, un proyecto colaborativo entre la joven compañía br5 (Be a Robot 5) y la productora de estufas para paella Mimcook, hasta ahora ha atraído el interés de cadenas de hoteles y restaurantes, además de una compañía japonesa.

Aunque los puristas pueden descartar la idea de permitir que un robot se acerque al precioso matrimonio del arroz, caldo, vegetales y proteína, el fundador de br5 insiste en que simplemente se trata de la más reciente entrega de una larga hilera de aparatos ahorradores de trabajo que le ahorra fastidios a los humanos y les permite enfocarse en la creatividad.

“Es un robot multifuncional: ahora cocina arroz porque está conectado a una Mimcook, pero puedes contactarlo a una freidora para que fría patatas, o puedes conectarlo a una parrilla para que cocine hamburguesas, o a un horno para que haga pizza o croissants”, dijo Enrique Lillo.

“Al final del día, es un asistente. Diría que es un poco como las máquinas de jugo de naranja donde pones las naranjas hasta arriba y el jugo sale por abajo. Eso también es un robot, la gente solo no se da cuenta, y también lo es una máquina vendedora de café. Nadie las mira y dice: ‘¡Cielos!, ¡Le roban el trabajo a la gente!’ No. Eleva las capacidades humanas”.

Lillo, un ingeniero industrial de 41 años que nombró a su compañía como el robot de la película Short Circuit (1986), dice que lo único que la máquina necesita es una buena receta y los ingredientes correctos.

“El robot se asegurará de que no se queme el arroz; de que se utilice la cantidad adecuada de caldo, y estará ahí cuando alguien se tome el día libre o si tu cocinero de arroz se va a otro restaurante”.

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Considerando la furia destinada para aquellos tontos que describen como paella a cualquier platillo de arroz y carne (y para Jamie Oliver que tuvo la audacia de ponerle chorizo) Lillo aseguró que su máquina hace platillos de arroz y no paella, “de otro modo los valencianos se enojarán mucho”.

Y después, peligrosamente, añadió: “Pero es muy gracioso porque la paella es el sartén en sí mismo y no el platillo que cocinas en él”.

El ingeniero y empresario dijo que se sorprendió con la calidad del platillo terminado (hasta el socarrat) cuando lo probó por primera ocasión.

Muy frecuentemente, dijo Lillo, a los distraídos humanos les sale mal.

“Tiene sentido hacer esto para cocinar arroz, especialmente porque si volteas a ver el WhatsApp mientras cocinas, se te va a quemar. Y eso no sucede con un robot”.

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