La policía española encuentra la última pieza de un tapiz del siglo XVII robado hace 42 años
Pieza perdida del tapiz de 1654 de Corneille Schutz robado por René Alphonse van den Berghe -conocido como Eric el Belga en España- en 1980. Foto: Policía Nacional de España


La policía española recuperó la última pieza de un tapiz del siglo XVII que fue robado hace 42 años por un infame ladrón de arte. El tapiz de 4 metros por 6.5 metros, conocido como “La apoteosis de las artes”, fue uno de los seis tapices flamencos robados de la iglesia de Santo Domingo en la localidad de Castrojeriz situada en el norte de España, en la madrugada del 7 de noviembre de 1980.

Las piezas -que fueron elaboradas en Brujas en 1654 por Corneille Schutz, un seguidor de Rubens- fueron robadas por René Alphonse van den Berghe, mejor conocido por la población española como Erik el Belga.

Aunque se recuperaron los seis tapices tras una investigación liderada por la Interpol en España, Francia y Bélgica, desde hace más de cuatro décadas se temía que se hubiera perdido la parte inferior izquierda de “La Apoteosis de las Artes“, que representa un querubín.

Van den Berghe, traficante de arte belga, murió en Málaga en 2020 a la edad de 80 años. El fragmento fue encontrado después de que Ángel Alcaraz, un policía que realizaba un estudio académico sobre los robos de arte, contactó al abogado de Van den Berghe y consiguió averiguar su paradero.

El abogado entregó la pieza y la misma fue devuelta a la arquidiócesis de Burgos el viernes pasado.

“Si al cielo le faltara un ángel sería un cielo menor”, dijo Alcaraz. “Y si a este tapiz le hubiera faltado este angelito, no sería el mismo tapiz. Hoy le regresamos a Castrojeriz algo que nunca debió irse en primer lugar”.

En un comunicado, la Policía Nacional española describió a Van den Berghe como “un traficante de arte, restaurador, pintor, escritor y ladrón internacional” que llevó a cabo numerosos robos en iglesias y capillas del país.

“Además, dirigió un grupo organizado dedicado al robo de obras de arte religiosas, en ocasiones bajo las órdenes de coleccionistas adinerados que buscaban una pieza en particular y, en otras, con la vista puesta en una venta fácil en el mercado negro internacional”, señaló el organismo.

Van den Berghe fue detenido en 1982, pero salió de la cárcel tres años más tarde después de utilizar los servicios de su abogado para ayudar a las autoridades a localizar y recuperar muchas de las obras que robó.

El ladrón no se arrepintió hasta su muerte. Hace diez años, hablando con el periódico El País, cuando publicó su autobiografía, Erik el Belga, por amor al arte, comentó: “No soy un ladrón insignificante. Soy un ladrón de alto nivel. He robado por amor al arte y he robado artículos de lujo. El dinero no tiene valor de lujo”.

Cuando se le preguntó si había buscado el perdón por sus pecados, Van den Berghe señaló que no se había confesado desde que era monaguillo.

“Pero soy amigo de San Pedro; he vendido muchas estatuas de San Pedro y he ahorrado mucho”, dijo. “Y si, cuando llegue al paraíso, me arroja a las llamas, le dispararé dos veces”.

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