Avistan ballenas grises que buscan ayuda humana para que las desparasiten
Turistas estiran la mano para tocar la piel de una ballena gris en el Pacífico, frente a la costa de Baja California, México. Foto: Jeroen Hoekendijk

Las ballenas grises han aprendido a acercarse a las lanchas de avistamiento de cetáceos para que los humanos les quiten los parásitos, según se afirma.

Un video que documenta este comportamiento en la laguna de Ojo de Liebre, frente a la costa de Baja California, México, muestra a una ballena gris a la que el capitán de una pequeña lancha le quita piojos de su cabeza. “Lo he hecho varias veces con la misma ballena y con otras”, explicó Paco Jiménez Franco a una página de noticias estadounidense. “Es muy emocionante para mí”.

Los piojos de ballena o Cyamidae –criaturas pálidas parecidas a cangrejos que se mueven por la cabeza del animal– pueden ser beneficiosos para las ballenas, ya que se alimentan de las algas que hay en su cuerpo y se alimentan de la piel desprendida y de los lugares donde hay heridas. No obstante, se asume que también irritan al animal.

“Creo que las ballenas grises tienen una relación de amor-odio con sus piojos”, comentó Mark Carwardine, zoólogo británico que tiene una amplia experiencia en la región. “Tienen una piel muy sensible, y miles de estas pequeñas criaturas aferrándose con fuerza, o moviéndose, con sus garras extremadamente afiladas y curvadas, deben volverlas locas”.

Y añadió: “De hecho, puede doler cuando un piojo de ballena se aferra a tu dedo, se siente como pequeños piquetes”.

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Franco arrancó un piojo de la cabeza de la ballena la primera vez que esta se le acercó lo suficiente como para que pudiera hacerlo. “En cuanto le quité el primero, volvió a acercarse para que siguiera“, explicó. La misma ballena ha regresado en repetidas ocasiones para seguir “limpiándose”, según comentó Franco.

Al igual que muchas de las ballenas grandes que se mueven con relativa lentitud, como las jorobadas y las francas, las ballenas grises –que pueden llegar a medir 15 metros– son particularmente susceptibles a los parásitos. También se les adhieren percebes cuando se alimentan de anfípodos diminutos en el fondo arenoso del mar.

Las ballenas grises de Baja California son famosas por su comportamiento inquisitivo respecto a las embarcaciones, a pesar de que en el siglo XX fueron objeto de una drástica caza. Los balleneros las conocían como “peces diablo” por su ferocidad a la hora de defenderse de los cazadores, cuyas tácticas incluían matar a la cría de una hembra lactante para asegurarse de que el adulto se acercara lo suficiente para que pudieran clavarle un arpón. El único otro depredador de la ballena es la orca.

Aunque no pudo confirmar que el hecho de acercarse a los humanos en busca de ayuda para que les quitaran los piojos constituyera un comportamiento nuevo en las ballenas, Carwardine comentó que no lo había observado antes. “A las ballenas ciertamente no parece importarles que la gente se los quite, aunque habría que quitarles cientos para que hubiera mucha diferencia”, señaló.

Como los piojos se alimentan de piel de ballena desprendida y tejido dañado, indicó que “más que parásitos, en realidad son lo que llamamos simbiontes, en otras palabras, cada animal se beneficia del otro”.

El nuevo comportamiento de limpieza podría ser considerado igualmente simbiótico. Dado que las ballenas grises pueden vivir al menos 80 años, es posible que los ejemplares que vivieron durante el periodo de caza se hayan adaptado desde entonces para beneficiarse de la interacción con los humanos.

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