¿Cómo encuentro un equilibrio entre el trabajo, la familia y mi nueva pareja?
Alex Mellon/The Guardian

Vivo con mis hijos adolescentes y mi madre, que tuvo que mudarse conmigo por problemas de salud, tras perder a mi padre hace unos años. Mi divorcio se concreta la próxima semana (he estado separada durante un año) y tengo una nueva pareja que conocí en el trabajo. Trabajar a tiempo completo significa hacer malabarismos con la vida familiar y las responsabilidades del hogar. Es un ciclo constante, como mucha gente sabrá.

Me gusta pasar tiempo con mi pareja en su casa, ya que es mucho más tranquila, pero me siento culpable porque sé que tengo cosas que hacer en casa. Mi madre ayuda en lo que puede, pero es bastante autoritaria e intenta tomar el control, y mis hijos se rebelan contra eso.

Lucho con el dinero porque trato de complacer a todos: los niños quieren irse de vacaciones y siempre hay algo de moda que quieren que les compre. Mi nueva pareja no me pide nada económica ni emocionalmente, y siento que lo dejo mucho de lado en cuanto a tiempo y atención. Sin embargo, no se ofrece a venir a mi casa porque no le gusta el ruido y el ajetreo. Mi ex llama de vez en cuando para llevarse a nuestra hija menor; ella es casi una adolescente y tiene autismo, por lo que no le gusta estar lejos de casa ni de mí por mucho tiempo.

Siento que no divido mi tiempo equitativamente entre ninguno de los componentes de mi vida. Cuando estoy en el trabajo me pongo la gorra de trabajar, pero no tengo tiempo para trabajar en casa los fines de semana, aunque probablemente se espera que lo haga (otros colegas se quedan despiertos hasta medianoche para ponerse al día). Estoy constantemente nadando contra corriente. El único “tiempo para mí” que tengo, para pensar y simplemente respirar, es conducir al trabajo.

Fui a ver a Nicola McCarry, psicoterapeuta familiar y de parejas registrada en el UKCP, y cuando nos sentamos a discutir tu problema, quedó claro que te están pasando muchas cosas: tu padre murió, tu madre está enferma y se ha mudado contigo, te estás divorciando de tu marido/del padre de tus hijos, y hay una nueva pareja de por medio. Además, trabajas a tiempo completo y tienes dos hijos adolescentes. Realmente es mucho para todos ustedes, pero tengo especialmente en cuenta a tus hijos. Ha sido, como señaló McCarry, “toda una reestructuración de la familia”.

Cuando estamos en una situación que nos cansa emocional y físicamente, es muy difícil salir de ella y mirar las cosas objetivamente. Desde el punto de vista de tu madre, si vas a la casa de tu nuevo novio y la dejas a cargo, debe ser difícil para ella cruzar esa línea entre ser servicial y autoritario. También es difícil para tus hijos.

McCarry quería saber “¿cómo aprendiste a negar tus propios deseos y necesidades y priorizar los de los demás?”

Esto es algo que queremos que analices de verdad: una madre/hija que siempre está disponible nunca lo está. McCarry pensó que era hora de hacer un poco de reestructuración, comenzando con reuniones familiares semanales (de las cuales soy una gran admiradora). Ella sugiere elegir un momento en el que todos estén disponibles y, con suerte, receptivos y tranquilos, y luego no solo podrán discutir la logística de la semana sino también cualquier tema emocional.

Este es un excelente ejemplo para tus hijos, pero no solo eso: tener las cosas planeadas significa que puedes esperarlas con ilusión. Tu hija con autismo se beneficiaría especialmente de esta rutina, y que cada uno sepa dónde está y qué se espera de uno es una buena práctica. Luego quizás puedas programar las veces en las que vas a ver a tu novio para que tu madre y tus hijos puedan pasar una noche especial juntos. También hay algo en tener cosas en la agenda que ayudan a aliviar la culpa, en lugar de apagar el incendio diario que pareces estar haciendo. Pero en estas reuniones es importante que todos tengan la oportunidad de hablar y ser escuchados.

McCarry sintió que era importante apoyar a tu ex y a tu hija menor para que pasaran tiempo juntos y tal vez él necesita buscar cómo podría facilitarle las cosas (si la visita de vez en cuando puede ser demasiado desestabilizador para ella, por lo que, nuevamente, la planificación es importante).

Hablando de culpa, McCarry se preguntó si estás tratando de complacer a todos “porque tienes miedo de perder el amor y la conexión si no lo haces”. También señaló que si te sientes culpable (por ejemplo, por no pasar tiempo con tus hijos) es más probable que gastes dinero para compensarlo, pero ¿qué les estás enseñando a tus hijos con eso?

Está bien decir no a los demás. Decir que sí como forma de apaciguamiento en realidad no es tan amable como crees.

“La responsabilidad hacia tus hijos no significa ceder ante ellos”, dijo McCarry. “Tampoco decirles que sí todo el tiempo los convierte en adultos exitosos”.

Si bien tenemos que ser realistas acerca de la cantidad de cosas que tienes en las manos, la rutina puede traer una sensación de orden y darte cierto margen de maniobra.

Traducción: Ligia M. Oliver

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