Golpe estudiantil: la perturbadora historia de la universidad falsa del ICE
la Universidad de Farmington, una entidad que el ICE inventó. Foto: AP. Matt Friedman

Amanda Holpuch/The Guardian

Ramesh solía hablar mucho con sus amigos en Michigan por teléfono. Por lo general, se trataba de solicitudes a la Universidad de Farmington, la escuela donde trabajaban y para la que reclutaba estudiantes. Pero también hablaban de sus almuerzos, autos y su búsqueda infructuosa de trabajo.

Farmington otorgaba a los estudiantes internacionales que habían terminado sus estudios en otras escuelas los documentos necesarios para mantener sus visas de estudiante, sin hacerlos ir a clases; una práctica conocida como fábrica de visas.

La escuela también le dio esos papeles a Ramesh, cuya colegiatura le fue condonada después de que reclutó a cierto número de estudiantes. Cuando trajo más estudiantes, obtuvo una parte de las ganancias. A cambio, los estudiantes recibieron la documentación que necesitaban para permanecer en EU.

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Durante 17 meses, Ramesh pensó que él y los otros empleados de Farmington estaban juntos en ese esquema. Pero estaba en un error.

El 29 de enero de 2019, él y otros siete reclutadores fueron arrestados en Michigan, en donde los convocaron para una reunión sobre la escuela.

Ramesh sabía que había estado haciendo algo ilegal. Lo que no sabía es que lo había estado haciendo bajo la supervisión del ala secreta que montó la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI), entidad que había creado su escuela.

La “Operación Paper Chase” se hizo pública al revelarse una acusación el 30 de enero de 2019. Los titulares tronaron con las noticias sobre ICE, una universidad falsa y cientos de estudiantes se apresuraron a responder a las órdenes de deportación.

Ramesh, que regresó a su país natal de la India en febrero después de pasar 13 meses en prisión, compartió cientos de documentos del caso y más de 17 horas de grabaciones de audio con The Guardian, ofreciendo una mirada detallada a la operación. No usamos su verdadero nombre para no entorpecer su oportunidad de un nuevo empleo.

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“Esta escuela no tiene clases, ni currículo, ni profesores y todo es intencional”, dijo Ramesh a The Guardian. “Intencionalmente me uní a esta escuela porque no tengo dinero para pagar una colegiatura”.

El hombre de 29 años dijo que entendía por qué el gobierno de EU lo deportó, pero no podía entender por qué se le animó a reclutar estudiantes a la universidad falsa.

“Me siento muy mal porque confiaron en mí, deben haber confiado en mí”, dijo. “Me siento muy mal, debe haber sido una situación muy dolorosa.”

El sueño americano

Ramesh quiere poderse pagar buenos relojes y coches, pero no es un cerebro criminal.

Entró en EU legalmente en febrero de 2015 para asistir a una escuela en California, donde cursó una maestría en ciencias de la computación.

Después de graduarse, se matriculó en otra escuela para mantener su visa de estudiante. Pero la escuela perdió su acreditación poco después de que se inscribió, poniendo en riesgo su visa y dejándolo sin dinero porque le informaron que no se le reembolsaría su matrícula de 25,000 dólares.

Un amigo le recomendó Farmington y se inscribió en septiembre de 2017.

Farmington parecía tener acreditación y aparecía en el sitio web del Departamento de Estado de EU. Su propio sitio web y documentos decían que era una universidad reconocida por el gobierno federal.

A Ramesh le llamaba la atención porque podía conseguir que le condonaran su matrícula si reclutaba a más estudiantes.

Era un arreglo bueno, e ilegal, que se hizo aún mejor, y  más ilegal, cuando comenzó a ganar dinero reclutando  estudiantes.

Dos de sus principales contactos en este esquema fueron Ali Milani, el presidente de la escuela, y Carey Ferrante, un miembro del personal. Tuvieron cientos de llamadas y estaban en contacto por email y Facebook. Ambos eran agentes encubiertos y sus alias se utilizan en lugar de sus nombres reales a lo largo de la historia.

Sus llamadas se centraron ante todo para registrar las solicitudes de los futuros estudiantes, ordenar los pagos y determinar cuántos estudiantes más podrían aceptar.

De vez en cuando, eran simplemente amigables

El 24 de mayo de 2018, Ramesh le dijo a Milani: “Sólo llamo para ver si estás bien, eso es todo”. Treinta segundos después, la llamada terminó.

Y en una extraña llamada, el par consiguió un título falso de la universidad para un ciudadano estadounidense.

El ciudadano contactó con ellos porque estaba enamorado de una mujer cuyos padres no lo aprobaban porque no tenía una educación universitaria. El hombre quería conseguir una calificación para mostrar a los padres de la mujer que tenía un título.

Milani dice: “Le facturaremos a principios de la semana que viene y luego se lo enviaremos una vez que pague”.

A pesar de su aparente asociación, sólo Ramesh fue acusado de conspiración para cometer fraude de visa y albergar a extranjeros con fines de lucro. El gobierno se apoderó de los 12,166 dólares que ganó.

Después de ver el flujo de aplicaciones, se pregunta hoy dónde ha ido el dinero. Basado en los más de 600 estudiantes que reclutaron por 10,000 en colegiaturas, pagados a plazos, es probable que el gobierno haya tomado millones de dólares. “Ningún contribuyente recibe ese dinero, así que ¿qué pasa con ese dinero?”, dijo Ramesh.

Al mismo tiempo, ha habido preguntas sobre cuánto tiempo y recursos utilizó ICE para arrestar a personas con visas de estudiante, que son examinadas por el gobierno de los Estados Unidos y vigiladas de cerca.

En noviembre de 2019,la senadora Kamala Harris, ahora vicepresidenta electa, dijo que la operación “no es sólo cruel, sino un desperdicio de dólares de los contribuyentes”. En enero,  la senadora demócrata Elizabeth Warren escribió al Departamento de Educación de EU pidiendo más detalles sobre estas “actividades antiinmigración”.

Faiza Patel, directora del programa de libertad y seguridad nacional del Centro Brennan para la Justicia, dijo que cuando el gobierno de EU lleva a cabo un operativo contra un grupo, alimenta una narrativa de que hay una “amenaza enorme”.

“Así que cada vez que presentas un caso, ya sea un operativo o no, estás subiendo un grado las amenazas”, dijo Patel.

Y mientras que varias personas involucradas en este caso claramente estaban haciendo algo mal, dice Patel: “El gobierno tiene que priorizar en qué gasta su tiempo y recursos y lo hace de manera que parezca todo bastante estratégico”.

En este caso, una parte clara de la estrategia fue hacer saber a los estudiantes extranjeros que los tenía bajo vigilancia “ICE ciertamente quiere ser visto como una fuerza que observa a todo el mundo, para que las comunidades inmigrantes, sean documentadas o indocumentadas, tengan miedo y se sientan reprimidas a la hora de tomar su posición completa en nuestra sociedad”, dijo Patel.

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Cuando el reclutador final de Farmington fue sentenciado en enero, ICE dijo en un comunicado que la operación no sólo puso de relieve la existencia de fabricas de visas, sino que también “ayudó a crear una sensación de omnipresencia por parte de las fuerzas del orden”.

En una declaración a The Guardian, HSI dijo: “Todas las personas acusadas penalmente en relación con el caso de la Universidad de Farmington se declararon culpables, lo que significa que habían cometido los crímenes de los que fueron acusados”.

La agencia también señaló un editorial de un exdirector de ICE, Derek Benner, que argumentó que este tipo de investigación encubierta le dio al gobierno “una mirada interna sobre cómo operan estas redes”.

“Esto, a su vez, informa y mejora los esfuerzos del DHS para descubrir el fraude en las escuelas, proporciona información sobre redes dentro de los Estados Unidos que facilitan ese abuso y sirve como un elemento disuasorio para los posibles infractores tanto a corto como a largo plazo”, escribió Benner.

El gobierno siempre ha dicho que cada uno de los 250 estudiantes que arrestó sabía que estaba violando la ley.

Sin embargo, los abogados que se ofrecieron como voluntarios para ayudar a los estudiantes han descrito una situación más complicada.

Algunos estudiantes dijeron a los abogados que habían intentado cambiarse de la escuela cuando se dieron cuenta de que no había clases, pero no pudieron conseguir que un funcionario de la escuela aprobara sus transferencias. Otros dijeron que sospechaban, pero estaban esperando a ver qué pasaba.

Dos personas que trabajaban en el mismo edificio donde se encontraba la universidad dijeron a la estación de noticias local WXYZ  que los estudiantes se habían aparecido para preguntar sobre sus clases.

Y en llamadas con Ramesh, agentes encubiertos hicieron declaraciones contradictorias.

En septiembre de 2017, Ramesh le dijo a Milani que algunos candidatos a estudiante le preguntaban por qué la escuela no pedía certificados de sus escuelas anteriores, un paso administrativo normal. Milani subraya que la escuela está ahí para ayudar a mantener el estatus. “Si realmente quieren ir a clases y todo eso, no los quiero aquí”, dijo Milani.

Es un punto que Milani enfatizaba repetidamente.

Pero en una llamada de marzo de 2018, Milani le dijo a Ramesh que estaba comiendo pollo biryani que había llevado un estudiante. Ramesh le pregunta si hay estudiantes que van a clases, y Milani dice que sí los hay.

A lo largo de la historia de la escuela, los estudiantes plantearon preguntas sobre su funcionamiento. Algunos se fueron cuando sospecharon, mientras que otros se desvincularon cuando encontraron otras formas de permanecer en EU, como con el matrimonio o las visas de trabajo.

En marzo de 2018, Ramesh llamó a Ferrante para advertirle que entre 60 y 70 estudiantes se querían salir.

Antes de que pudiera explicar por qué, sin embargo, preguntó: “Carey (risas), quiero decirte una cosa: no eres un oficial del Departamento de Seguridad Nacional, ¿verdad?”

Dos veces, Ferrante responde que no, y le devuelve la pregunta, sabiendo que respondería que no.

Luego explica que un hombre se puso en contacto con él y otros estudiantes diciendo que Farmington era un montaje utilizado por el DHS. El individuo también se había puesto en contacto con la escuela, según Ferrante, pues no estaba familiarizada con universidades falsas de ICE.

Ramesh le instruye que busque en línea sobre la Universidad del Norte de Nueva Jersey (UNNJ), la primera universidad de ICE. La escuela se cerró en abril de 2016, resultando en la detención de 21 reclutadores. A los 1,076 estudiantes les revocaron sus visas, pero no recibieron órdenes de deportación inmediata como los estudiantes de Farmington.

Después de leer sobre NNJ en voz alta, Ferrante trata de despreocuparlo.

Suena tranquilo, llama al tipo un “estúpido” y Ferrante está de acuerdo: “Es un idiota”, antes de terminar la llamada con un “gracias rockstar”.

Miles de dólares sin declarar

Farmington continuó recolectando cientos de miles de dólares de los estudiantes hasta 2018.

Pero para poner fin al caso, los investigadores necesitaban reunir a los reclutadores en un solo lugar.

Vivían en diferentes partes del país, por lo que los agentes diseñaron con una reunión que se llevaría a cabo en Michigan y se pusieron a convencer a los reclutadores que era importante ir en persona; esto después de sólo haber realizado negocios principalmente por teléfono, correo electrónico y Facebook durante todo un año.

Uno de los reclutadores, Santosh Reddy Sama, realmente no estaba interesado. Él quería ir a la India por unos meses, argumentando problemas familiares e insistió en que alguien más pudiera asistir en su lugar.

Pero Sama era importante porque, al 6 de noviembre de 2018, se le habían pagado 59,000 por el reclutamiento de estudiantes. Los documentos del caso mostraron que por él habían entrado 108,750 de estudiantes que reclutó, dejando 49,000 para la agencia.

Después de mucho insistirle, pudieron convencer a Sama y la escuela le envió 2,500 para que pudiera comprar un boleto y regresar a EU.

Al igual que Ramesh, fue arrestado en la reunión. Sama, de 29 años, recibió una sentencia de prisión más larga y en agosto se le negó una liberación compasiva por el brote de Covid-19. En la solicitud de liberación, el abogado de Sama dijo que su esposa sufría de graves problemas de salud en la India y que Sama tenía condiciones de salud subyacentes, incluida la diabetes.

Ramesh fue liberado el 24 de febrero y llegó en la India dos días más tarde en un vuelo comercial. Dijo que el agente que lo puso en el vuelo le dijo que le dijera “adiós a EU” y le advirtió que nunca regresara.

Desde su casa en la India, dijo que su experiencia en prisión fue traumática y que no se sentía cómodo hablando de ello.

“Vi todo delante de mí”, dijo Ramesh. “Vi la muerte y regresé. Dios me salvó”.

De la única experiencia en prisión de la que estaba dispuesto a hablar eran los siete libros de Donald Trump que leyó en la biblioteca. Ramesh es un admirador declarado de Trump y encontró consuelo en los libros del presidente, incluyendo Think Big. “Me dijo que cuando estás en una mala situación, tienes que ser muy fuerte”.

Ahora busca trabajo y dice que ha sido difícil para los reclutadores reconstruir sus carreras en la India. “Creo que en mi vida está escrito que este tipo tiene que ir a la prisión en EU durante 13 meses y tiene que aprender algo”, dijo.

Y aunque tiene cierto nivel de paz sobre su experiencia, tiene mucha ira reservada contra las personas que pensaba que eran cómplices, y amigos: Milani, Ferrante y el director de asuntos estudiantiles de la escuela falsa, Ned Roberts. “Actuaron como un miembro de la familia”, dijo.

Antes de la reunión de enero de 2019, habló con Ferrante sobre una cena que ocurriría en Michigan para todos los reclutadores y el personal.

El día 25, unos días antes de volar, Ferrante le dice: “Estoy emocionado de conocerte”.

“Oh, yo también”, dice Ramesh, y luego se ríe antes de continuar: “Creo que el señor Milani está emocionado de conocerme también”.

Traducido por Sofía Delgado

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