Las 12 mexicanas excepcionales de 2021

Madeleine Albright, la primera mujer que fue secretaria de estado en Estados Unidos, en un mitin de la campaña a la presidencia de Hillary Clinton soltó su famosa frase: “hay un lugar en el infierno para las mujeres que no apoyan a otras mujeres…” 

En estos tiempos de feminismo efervescente, de reales problemas de género que no tienen ni solución ni planes para solucionarlos (desde las brechas laborales a la violencia en todos sus modos llegando al extremo del feminicidio) hay que mostrar, hay que rendir homenaje a las mujeres que han logrado brillar en medio de tanta oscuridad. 

Pero como dice Albright, que no solo hayan subido en solitario hasta la cúspide de su éxito, sino que hayan dejado abierto un camino, una brecha para que más niñas, jóvenes y mujeres de todas las edades logren primero, gozar de sus derechos y luego, -por qué no-, de cumplir sus sueños, anhelos y proyectos de vida. 

Con este doble mérito en la mira, fue que nos acercamos al International Women Forum (IWF) capítulo México para que nos ayudarán a encontrar La-Lista de esos faros femeninos. 

Silvia Cherem, su presidenta, tardó un segundo en decir que sí, lo mismo que sus 174 socias. Nos llegaron muchos perfiles para los 12 rubros que queríamos homenajear este 8 de marzo. 

Luego hubo una votación cerrada con ellas y el resultado no pudo ser más heterogéneo y más inclusivo. 

Cada cual en su ámbito, Las 12 mexicanas excepcionales (sí, un adjetivo que hasta nos da un poco de pudor usar) han hecho lo que buscábamos: construyeron caminos más anchos para las mujeres y son un verdadero role model a seguir. 

Sus historias son muy diferentes (desde una cantante de ópera a una clavadista, pasando por una científica que nos hace amar la física, a una política o una alta ejecutiva) todas han buscado siempre cómo hacer menos difícil y hasta menos largo, el periplo de las que vienen detrás.         

Por Bárbara Anderson, directora general de La-Lista

Mi abuela tuvo que guardar el diploma que más le enorgullecía en el cajón de su ropa interior. Nunca colgó en ningún lugar visible de la casa, su primer lugar en el concurso que convocó la empresa El Calcetín Eterno, por un texto por el Día de las Madres. Era como si fuese una vergüenza, algo que no podía presumir.  La abuela de mi esposo ni siquiera aprendió a leer o a escribir. 

Mucho tuvo que cambiar para que yo, su nieta, pudiera tener una educación, un trabajo como escritora y periodista que me apasiona, una vida independiente, y ejercer un liderazgo en el International Women´s Forum, para dar visibilidad a las mujeres, luchar contra la disparidad, alcanzar la equidad en todas las áreas y combatir la violencia de género. 

Para gritar a los cuatro vientos que las mujeres sí podemos ser exitosas, que el piso disparejo no es justo, que la narrativa debe de cambiar por el bien de hombres y mujeres, que las mujeres tendemos puentes, nos unimos con los brazos, la inteligencia y los corazones, por el bien de nuestras hijas y de las siguientes generaciones que, por fortuna, no tendrán que esconder sus logros, nunca más, entre brassieres y calzones.

Por Silvia Cherem, presidenta del IWF capítulo México