8M | Las estudiantes universitarias reclaman, el gobierno tiene miedo

Las islas de Ciudad Universitaria (CU), al sur de la Ciudad de México, se pintaron de morado y verde. Ese jardín característico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue el punto de encuentro de cientos de alumnas feministas que –con pañuelos, carteles, playeras y maquillaje de ambos colores– se reunieron al medio día del 8 de marzo para marchar hacia el Zócalo capitalino, a más de 16 kilómetros de distancia.

Tienen motivos para manifestarse en el Día Internacional de la Mujer. Las estudiantes denunciaron abusos, violaciones sexuales y violencias por parte de alumnos, maestros y directivos. Hablaron de la falta de derechos y equidad. Exigieron seguridad y justicia. Reclamaron sus derechos.

“La UNAM no me cuida, me cuidan mis amigas”, fue uno de los gritos que caracterizó al contingente universitario –integrado por alumnas de distintas facultades y semestres– que tardó dos horas en llegar a la estación del Metro Juárez, cerca de la plaza principal de la Ciudad de México a la que aterrizaron a las 7:00 pm.

“Estamos cansadas de los abusos, violaciones y violencias que recibimos, sobre todo (contra) las científicas porque creen que no somos capaces. (Marchamos) para alzar la voz y decir que estamos juntas”, comentó Susana Barrera, estudiante de la Facultad de Química.

Las noticias publicadas en los últimos años confirman sus reclamos. “Filtraron fotografías íntimas de alumnas de la UNAM”, “estudiantes denuncian acoso sexual por parte de estudiantes y docentes” y “alumnas se manifiestan tras denuncia de abuso sexual” son sólo algunos de los titulares que se han publicado en medios de comunicación en los últimos tres años.

Tan solo en diciembre pasado, alumnos de la Preparatoria 2 Erasmo Castellanos Quinto denunciaron casos de acoso, lo mismo sucedió en enero de este año en la Preparatoria 8 Miguel E. Schulz. Mientras que en el CCH Sur, estudiantes denunciaron la violación de una alumna dentro del plantel en los baños el pasado 17 de octubre.

En redes sociales, las acusaciones también se han acumulado. Estudiantes de diferentes facultades han realizado tendederos virtuales de denuncias para visibilizar la violencia de género, los abusos de poder, los maltratos psicológicos y los abusos sexuales de los que han sido víctimas.

“A la dirección le importa un culo la seguridad de las alumnas, por eso exigimos justicia”, dice Paola Santillán –de la Facultad de Odontología–, quien junto con Frida Álvarez marchó para exigir justicia, derechos, equidad y romper el pacto de silencio en las diferentes escuelas de la máxima casa de estudios.

Lo dijeron fuerte y claro: salieron a las calles para poder sentirse seguras, para que terminen los casos de acoso por parte de alumnos, maestros y directivos hacia las estudiantes, para que haya sanciones a los agresores. 

Sus exigencias se sumaron a las de los 90 mil asistentes a la marcha que, según la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México y la Secretaría de Seguridad Ciudadana, partieron de distintos puntos de Paseo de la Reforma y el Monumento a la Revolución rumbo al Zócalo de la Ciudad de México.

En la plaza principal de la ciudad, un grupo de vallas las esperaba. Fueron instaladas para resguardar monumentos y edificios del Centro Histórico. Para las estudiantes del contingente universitaria, estas murallas instaladas por el gobierno son una muestra del miedo que las autoridades le tienen a movimiento feminista. 

“Las vallas solo demuestran nuestra fuerza porque les aterra que podamos dañar sus edificios y monumentos, pero es una señal de que vamos por buen camino, que nos están viendo, es el miedo que tienen hacia nosotras y al movimiento”, dijo Susana Barrera.

Tsasnai y Fátima, estudiantes de la Facultad de Ingeniería, coinciden: el gobierno se esconde detrás de las vallas porque tienen miedo. Pero ellas y el resto de las integrantes del contingente no, buscan que sus voces se escuchen más allá de las aulas y que sus luchas impidan que otras mujeres enfrenten la violencia que ellas viven.