Córdova, Antuna y Vega: ¿se quedarán en promesas o despuntarán?
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Córdova, Antuna y Vega: ¿se quedarán en promesas o despuntarán?
Foto: EFE

Los jóvenes futbolistas en México son el futuro, pero suelen quedarse en promesas ¿Será lo mismo con esta generación del Tri olímpico? Parece ser que sí. El chiste no es sólo clasificar y tener buenas actuaciones en los torneos con límite de edad, sino que esos jugadores -que hoy ilusionan- logren trascender a nivel absoluto.

Apenas anoche, el combinado nacional de la categoría se clasificó a semifinales del torneo clasificatorio a Tokio al vencer cómodamente a Costa Rica y el jueves pasado a República Dominicana. Elementos como Sebastián Córdova, Alexis Vega y Uriel Antuna se han convertido en baluartes del equipo mexicano. Muy probablemente lleguen a la máxima justa deportiva de la humanidad y hagan un buen papel. El problema es lo que viene después.

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La historia demuestra que los jugadores nacionales con logros en torneos Sub-17 y Sub-23 se quedan en simples esperanzas que jamás explotan. Giovani dos Santos, Javier Cortés, Néstor Vidrio, César Villaluz y Antonio Briseño siguen defraudando y quedando a deber con respecto a las expectativas que alguna vez generaron.

Los antecedentes señalan que buena parte del fracaso de los futbolistas nacionales proviene de la indisciplina y el tomar a la ligera sus carreras. Si han captado a Gio en estado inconveniente, también recientemente Alan Mozo, Vega y Antuna han cometido faltas de esas características, al grado que han enfurecido a la directiva de Pumas y Chivas, sus respectivos clubes.

En caso de no corregir y darse cuenta que en el futbol la cabeza enfocada en el éxito deportivo lo es todo, fracasarán así consigan otra medalla de oro olímpica. El espejo del mayor de los hermanos Dos Santos es el mejor referente. Después de ser campeón infantil y en Londres 2012, sus indisciplinas le llevaron a descender desde el Barcelona a la banca (y a veces ni eso) del América.

Mucho tendrán que ver en que situaciones similares no le pase a esta generación el entorno familiar, las amistades, los clubes y ellos mismos. Necesitarán enfocarse si no quieren que el fiasco futbolístico los aceche y destruya.

El éxito de esta camada no estará en Tokio, sino en Qatar 2022 y el Mundial 2026. Habrá que ver si estas promesas despuntan y crecen como se espera o si sus carreras se quedan enanas. No todo es el nivel de la Concacaf donde los jugadores mexicanos sin emplearse a fondo suelen dominar sin contratiempos

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