Los oficiales Hernández y el pequeño con síndrome de Williams
Héroes callejeros

Periodista, productor del podcast de La-Lista con Nacho Lozano, jefe información y reportero en Imagen TV. Chilango de chilangolandia, amante de contar historias, pásele.

Twitter: @jorgates

Los oficiales Hernández y el pequeño con síndrome de Williams
Foto: Especial

Lo que parecía un recorrido de rutina de los oficiales Silvia y Diego Hernández por la avenida Poniente 126 en la alcaldía Gustavo A. Madero, de la Ciudad de México, se convirtió en el día más especial de Samuel, un pequeño que debido a un síndrome que padece se le dificulta comunicarse.

Los Hernández son una pareja de policías muy peculiar, Diego no rebasa los 1.70 metros de estatura, es delgado, siempre tiene una sonrisa y bromea a su compañera de batallas, la oficial Silvia, de 1.50 metros con una sonrisa que da la confianza a cualquiera de platicarle hasta los más íntimos secretos.

El día que conocieron a Samuel, de ocho años, quedaron impactados al ver la reacción del pequeño cuando circulaban a bordo de su patrulla. Sin pensarlo dos veces, y como si se tratara de una emergencia, se regresaron a saludarlo. Ambos descendieron de la patrulla y se pusieron a jugar con él.

Luego de pedir la autorización correspondiente a sus superiores y, claro, a la señora Laura Ojeda, madre del niño, lo subieron al vehículo y le dieron una vuelta. Según cuentan los policías, Samuel iba fascinado, sonaba la sirena y no dejaba de aplaudir.

Al final del recorrido, la señora Laura les explicó que su hijo padece el síndrome de Williams, una enfermedad que causa vejez prematura o discapacidad intelectual. A Samuel le faltan genes en el cromosoma número 7, él no habla solo se comunica por medio de señas.

Para algunos niños, usar un uniforme de policía y viajar en una patrulla es un sueño difícil de cumplir, sin embargo, los Hernández fueron cómplices para que Samuel lo lograra, aunque fuera por unos minutos.

Los dos uniformados son padres y, al ver la alegría del niño y la seguridad de su mamá, recordaron que trabajan como policías porque quieren que su familia esté orgullosa de ellos.

Desde ese día pasan al menos una vez por semana a visitar a Samuel a su casa y le tocan el claxon para saludarlo.

Diego cuenta que a pesar de tener un horario de 24 horas, de 6 de la mañana a 6 de la tarde, porta su uniforme con mucho orgullo.

Silvia pide a los papás que ya no le digan a los niños que si se portan mal, “un policía se los va a llevar”. Más bien que les enseñen a confiar en ellos para que pidan ayuda cuando se sientan vulnerables.

Los Hernández ahora son recordados como “Los héroes de la Poniente 126” por el regalo que le dieron a un niño, con solo hacer bien su trabajo.

Cambio y fuera.

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