Periodista indígena teme por más reporteros en el blanco de la policía canadiense
La periodista canadiense Brandi Morin fue detenida y acusada de obstrucción mientras cubría una operación policial para desalojar un campamento. Fotografía: Brandi Morin

Una periodista canadiense fue detenida y acusada cuando informaba sobre una operación policial de desalojo de un campamento de indígenas indigentes en Canadá, dice que teme que los cargos se conviertan en un impedimento para seguir informando sobre grupos marginados.

Brandi Morin, periodista indígena, fue detenida el 10 de enero mientras documentaba los esfuerzos de la policía para desmantelar el campamento en la ciudad de Edmonton.

Morin, periodista galardonada que ha escrito para diversos medios, entre ellos The Guardian, estaba entrevistando al líder del campamento cuando la policía creó un perímetro con cinta amarilla alrededor del campamento. Al iniciarse una trifulca, un agente le ordenó que se reuniera con otros periodistas fuera del perímetro.

Morin, que en aquel momento trabajaba para Ricochet Media, se negó a marcharse.

“Como alguien que ha cubierto la acción policial contra los pueblos indígenas, conozco la violencia y la brutalidad que sufre nuestra gente. Para mí era importante estar allí como testigo”, declaró en una entrevista.

Un portavoz del servicio de policía de Edmonton declaró que los agentes dirigieron “repetidamente” a Morin a una zona donde estaban reunidos otros periodistas, advirtiéndole de que sería detenida si “se negaba a acatar” las órdenes.

“El EPS (Servicio de Policía de Edmonton) ha hecho grandes esfuerzos para garantizar que los periodistas tengan acceso a los desalojos de los campamentos. A los periodistas se les permite captar imágenes mientras permanecen a una distancia segura del lugar de trabajo”, dice el comunicado. “Esto se hace para protegerlos de los peligros impredecibles de la remoción de un campamento, como explosiones, incendios, riesgos biológicos y problemas de armas, y para proteger la privacidad de los residentes del campamento”.

Ricochet calificó la detención como “ilegal”.

Morin declaró que ser detenida y luego “paseada” ante las cámaras de televisión hasta una camioneta de la policía fue profundamente humillante. Permaneció cinco horas en una celda antes de que la pusieran en libertad, tras firmar una promesa de volver para que le tomaran las huellas dactilares y le hicieran una foto de ficha policial. Le dieron la oportunidad de llamar a Ricochet para conseguir un abogado y organizar que alguien recogiera a su hija de la guardería.

Al principio creyó que se retirarían los cargos. Pero cuando quedó claro que la policía de la ciudad no iba a dar marcha atrás, Morin volvió a la comisaría el martes.

La fotografiaron y le tomaron las huellas dactilares, y se dio cuenta de que ahora estaba en la base de datos de la policía. “Pensé en toda la violencia que se ejerce contra nuestra gente y en cómo la policía utiliza las fotografías de mujeres y jóvenes indígenas desaparecidas para identificarlas y criminalizarlas”.

Morin deberá comparecer ante el tribunal el 16 de febrero.

Esta periodista residente de Stony Plain ha hecho carrera informando sobre la crisis climática y las cuestiones indígenas, documentando derramamientos de residuos en lagos en comunidades de las Primeras Naciones, así como la crisis nacional de mujeres y niñas indígenas desaparecidas y asesinadas. Pero la carga emocional de los cargos pesa mucho sobre ella.

“Soy una persona y una mujer fuertes. Pero ha habido momentos en los que me he sentido derrotada. Ha habido momentos en los que he sentido ganas de abandonar este trabajo. Y eso me aterroriza. Porque si lo hago, consiguen silenciarme”.

PEN Canadá se declaró “profundamente preocupado” por las acusaciones contra Morin.

“La legislación canadiense protege a los periodistas de la detención o el encarcelamiento cuando informan sobre asuntos de interés público y no participan en actividades violentas o intentos graves de obstrucción a la policía”, declaró el grupo.

La detención de Morin se produce cuando un tribunal de Columbia Británica se dispone a estudiar otra demanda que podría tener importantes repercusiones para los periodistas canadienses que informan en zonas donde la policía intenta limitar el acceso.

La fotoperiodista Amber Bracken fue detenida en 2021 mientras cubría una redada policial en un campamento de protesta indígena en Columbia Británica.

The Narwhal, publicación ecologista que había contratado a Bracken, ha demandado a la Real Policía Montada de Canadá (RCMP), alegando que se violaron los derechos de Bracken. La vista del caso está prevista para octubre de 2024.

Los tribunales de Terranova y Labrador y de Columbia Británica han criticado la forma en que la policía aplica las órdenes de alejamiento y las “zonas de exclusión” a los periodistas.

A principios de esta semana, la Asociación Canadiense de Periodistas calificó la detención de Morin como un “ojo morado” que las fuerzas del orden se pusieron a sí mismas, “por ignorancia o indiferencia, del inestimable papel que desempeñan los periodistas en una sociedad libre y democrática”.

“Esta pauta de comportamiento debe detenerse en seco”, declaró el presidente Brent Jolly en una rueda de prensa.

Morin afirma que se declarará inocente de los cargos. Si es declarada culpable, podría enfrentarse a un máximo de dos años de cárcel.

“Durante demasiado tiempo, las voces de nuestro pueblo fueron silenciadas. Sus historias empiezan a aparecer en los titulares”, afirmó. “Y no se trata sólo de mí. Cualquier otro periodista podría ser el objetivo. Esto es lo que estamos llamados a hacer como periodistas: pedir cuentas a los poderes e ir a lugares polémicos, difíciles y duros. Para hacer nuestro trabajo”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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