‘Queremos nuestras riquezas de vuelta’, clama activista africano a museos europeos
'Esta restitución debe ser inmediata' ... Mwazulu Diyabanza fuera del museo Quai Branly, París. Fotografía: PERSONAL / Reuters

Mwazulu Diyabanza no guarda el secreto del por qué está en Francia. Si el coronavirus no hubiera cerrado la mayoría de los museos de Europa, el activista congolés probablemente estaría dentro de uno ahora mismo, sacando los objetos africanos de sus vitrinas para señalar lo que él considera el saqueo masivo del continente por parte de los colonialistas europeos.

Y no sólo son los grandes museos. Diyabanza y sus defensores también planean incluir pequeñas galerías, colecciones privadas y casas de subastas en su campaña. “Donde sea que estén las riquezas robadas de nuestro patrimonio y nuestra cultura”, dice el activista de 42 años, “ahí intervendremos”. Como líder del movimiento panafricano llamado Yanka Nku (Unidad, Dignidad, Valentía), Diyabanza está en una misión para recuperar todas las obras de arte y cultura llevadas de África a Europa. Él llama a su método “diplomacia activa”.

En junio pasado, entre los confinamientos de Francia, Diyabanza y varias personas más ingresaron al museo Quai Branly en París, donde hay alrededor de 70,000 objetos del África Subsahariana. Gritaban “¡Nos lo llevaremos a casa!”, removieron de su estante un poste funeral del Siglo XIX que le pertenecía al pueblo Barí de Chad. La policía recuperó el objeto y mantuvo bajo custodia a Diyabanza durante tres días. Un juez lo multó con mil euros por “intento de robo”.

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Un mes más tarde, en Marsella, Diyabanza intentó remover una lanza de marfil del Museo de Arte Africano, Nativo Americano y de Oceanía. Lo absolvieron en la corte. Después, en el otoño, estaba en los Países Bajos para intentar remover una estatua congolesa del Afrika Museum en Berg en Dal. Le dieron una sentencia suspendida de dos meses y una multa de 250 euros.

“El fiscal quería declararme culpable para disuadir a otras personas”, dice Diyabanza por teléfono. “Pero el juez reconoció que no era culpable de ‘robo’ sino de un acto político. Él le abrió la puerta a las discusiones con las autoridades del museo. Entonces volveré a los Países Bajos para discutirlo”.

Aunque había planes para otros actos este mes en Bruselas, los arruinaron los cierres por el Covid-19. Pero hay más en el calendario. “Iremos a España, Alemania, Portugal, el Vaticano, y sí, el Reino Unido”, dice. “Visitaremos el British Museum una vez que abra de nuevo. Contiene algunas chef d’oeuvres bastante simbólicas”.

En su sitio web, el British Museum admite que algunos de sus objetos de las colecciones africanas tienen “historias complicadas, incluyendo el disputado medio por el que se adquirieron algunas de estas colecciones, tales como los actos militares”. Añaden: “El British Museum está activamente comprometido con la examinación de las historias de adquisición de tales colecciones y el cuidado de ellas con el respeto adecuado en diálogos cercanos con los colaboradores africanos”.

Los 900 artículos del Reino de Benin, ahora el sur de Nigeria, son particularmente problemáticos. Incluyen ejemplares robados de Benin City por las fuerzas militares británicas en 1897, incluyendo los increíbles bronces de Benin, creados a partir del Siglo XVI por herreros especializados. “El Palacio Real fue quemado y destruido”, explica el sitio web del museo. “Sus santuarios y complejos asociados fueron robados por las fuerzas británicas, y miles de objetos de valor ceremonial y ritual fueron tomados por el Reino Unido como ‘trofeos de guerra’ oficiales, o distribuidos entre miembros de la expedición de acuerdo con su rango”.

Diyabanza, quien nació en la República Democrática del Congo y ahora divide su tiempo entre Francia y Togo, dice que las pláticas son adecuadas, pero que se necesitan acciones. Estima que tan sólo en Francia hay 116,000 objetos africanos que deben devolverse. En noviembre de 2017, durante un discurso en Mauritania, el presidente francés Emmanuel Macron prometió devolver los artículos africanos resguardados en los museos nacionales de Francia. Desde entonces, sólo se han anunciado 27 restituciones y sólo hay objeto repatriado: una espada que perteneció a Omar Saidou Wall, un líder político del oeste de África, académico islamista y caudillo de guerra.

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Diyabanza amplió su campaña con la creación del FMAS, el Front Multiculturel Anti Spoliation, o Frente Multicultural contra el Saqueo. Es un intento para reunir a las personas del mundo con lo que él llama su patrimonio robado. Esto incluye artefactos pertenecientes a las tribus de nativos americanos, aborígenes, y pueblos indígenas de las Filipinas, Indonesia, Perú y otros lados.

“Tenemos que darle una voz a estas personas”, dice, “e impulsarlos para unirse a nuestra acción para que podamos presionar a los gobiernos occidentales para devolver todo. La restitución debe ser inmediata e incondicional y llevada a cabo con dignidad y respeto, y debe suceder en toda Europa. Los museos e instituciones de estos países deben comprender que estamos determinados a lograrlo”.

“Por el momento, estamos concentrados en los museos. Somos optimistas sobre la eventual cooperación de los gobiernos. Después le pediremos a las personas que tengan objetos en sus colecciones privadas que actúen con buena fe y devuelvan las cosas que nos han robado. Pero, eventualmente, no sólo serán nuestros artefactos sino también nuestras tierras y riquezas: los minerales, diamantes y oro; los animales, la flora y fauna. Y las reparaciones, pero eso será con otra campaña”.

A Diyabanza no le preocupa si su movimiento deja a los museos europeos prácticamente vacíos. Describió la remoción de arte y objetos culturales de África entre 1880 y 1960 como una “amplia operación de robo y saqueo que llegó justo después de que África sufrió uno de los peores crímenes contra la humanidad: la esclavitud”. No se opone a que los objetos africanos y de otras regiones se exhiban en Europa. Pero primero quiere que los devuelvan y que se presten bajo las condiciones de los dueños legítimos.

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Estos museos son culpables de recibir bienes robados”, dice. “Tal vez pueden descolonizarse y engendrar algo nuevo. Las actuales restricciones de salud significan que nuestras acciones populares están restringidas. Pero tenemos que continuar para reconstruir nuestro propio patrimonio cultural. Estos son nuestros objetos y los queremos de vuelta”.

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