11 de febrero: la ciencia sí es para las niñas

Este 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y la tecnología.

Solo tres de cada 10 egresados son mujeres en las carreras conocidas como STEM, las siglas en inglés para referirse a Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, según datos del Instituto Mexicano para la Competitividad.

En un día como este, La-Lista decidió buscar a niñas que estén involucradas en la ciencia y la tecnología para conocer su experiencia, los retos a los que se han enfrentado y los sueños que tienen para su futuro. 

‘Yo no quería esperar a crecer’: Estrella Salazar Calderón, 18 años

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13 de junio, 2022. La madre y hermana de Estrella le hicieron un casco espacial. Foto: Alexa Herrera / La-Lista

Estrella no se ha sentido discriminada dentro de la ciencia por ser mujer, pero sí por su edad. “La frase que me decían siempre era debes esperar más, debes esperar a crecer, y era lo que yo no quería, tener que esperar a crecer”, dice la actual estudiante de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de la Universidad Abierta y a Distancia de México (UnADM).

Su principal motivación para involucrarse en la ciencia y la tecnología fue debido a su hermana, quien padece hipoacusia, que le provoca una pérdida auditiva severa, y quien también se ha enfrentado a discriminación. 

“Eso me motivó a preguntarme qué es lo que yo podía hacer por mi hermana y por mi comunidad también. Creo que esa es una pregunta que todos nos deberíamos hacer cuando somos niños y adultos, pero también en la etapa de la juventud porque somos agentes de cambio, siempre nos dicen que somos el futuro, pero somos el presente”, dice Estrella.

Ella desarrolló la app Parlaré que ayuda a que las personas sordas que usan la lengua de señas mexicana y personas oyentes puedan comunicarse entre sí. Estrella propone que las y los niños y jóvenes actúen con soluciones creativas, innovadoras, tecnológicas y científicas de cualquier tipo.

Estrella dedica casi todo el día a prepararse y hacer actividades, tareas y voluntariados. En este 11 de febrero, ella considera que es un buen momento para alzar la voz.

“No todo es fácil, es difícil el camino, que no hay ejemplos a seguir. Este día debe servir también como un llamado a las autoridades educativas para ver y escuchar a la niñez en general”, expresa.

Para Estrella, que realiza una Estancia Académica en el Departamento de Ingeniería Biomédica del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), con un enfoque en neurotecnología, la edad no limita el conocimiento, el esfuerzo ni la mente, también invita a otras niñas y adolescentes a que se atrevan a ser pioneras en algo.

‘Me encanta lo que hago’, Zahira Yesenia Juárez Arredondo, 16 años

Para Zahira, quien cursa el cuarto semestre de la Carrera de Técnico en Sistemas de Control Eléctrico en el CECYT No. 3 del IPN, sus estudios le han abierto las puertas para saber que es posible crear o componer cosas básicas como una instalación para una casa, reparar cosas relacionadas con la electricidad o electrónica, así como desarrollar nuevos proyectos relacionados con programación, sensórica, comunicación y robótica.

Zahira participó en el Hackathon IPN 2022 y ganó el tercer lugar, con el proyecto Polieducando, que busca impulsar a estudiantes de primaria y secundaria para que estudien este tipo de carreras.

“Fue increíble para mí, es el mi primer concurso que gano”, cuenta la estudiante. 

Cuando le contó a su familia que estaba interesada en estudiar una “carrera para hombres”, como se pensaba décadas, ellos se mostraron en desacuerdo.

“Mi papá, que también es ingeniero, no quería que me enfrentara a un mundo difícil y con riesgos de accidentes, pero yo le planteé todo lo que podía y quería hacer, al final accedieron y solo me pidieron que tuviera cuidado”, cuenta. 

“Todo lo que hago en la carrera me gusta, más la práctica, las cosas que puedes hacer con tus propias manos, cortando cables, haciendo lo que tú quieras, eso es lo que me fascina”, señala. Aunque aún no sabe qué especialidad elegir, sí está segura que quiere una ingeniería. 

Ella sabe que hombres y mujeres tienen las mismas capacidades.”Pero las chicas saben demasiado, suelen ser un poco más abusadas que los chavos”, dice, “el que haya mínimo una mujer (en STEM) representa que realmente una mujer puede”.

Para motivar a otras, ella invita a otras niñas a que elijan una ingeniería, pues no solo conseguirán un buen trabajo. 

De acuerdo con el IMCO, el salario de las carreras STEM se encuentran por arriba del promedio (12 mil 380 pesos al mes) con 13 mil 336 pesos mensuales, las mujeres se enfrentan a una brecha, aunque menor, en comparación con los hombres: por cada 100 pesos que gana un hombre en STEM, una mujer gana 82, a diferencia de 78 que gana en otras áreas.

‘¿Qué haces aquí si eres niña?’, Elisa Pérez, 14 años 

Elisa recuerda bien las palabras que le dijeron otros niños que, al igual que ella, participaban en una competencia: ¿qué haces aquí si eres niña? “(Ellos) me dijeron que nunca iba a lograr nada en esa competencia. Otros, incluso, me ignoraban y me veían con cara de desagrado porque estaba compitiendo”, dice la estudiante de segundo grado de secundaria del Estado de México.

Pero eso no dejó que nublara su sueño de ganar la competencia. Con casi cinco años dedicada a la robótica, Elisa ha sido tres veces campeona nacional en WRO (World Robot Olympiad) México, dos veces en categoría primaria y una en categoría secundaria, convirtiéndose en la primera estudiante en lograr esa marca. 

Además, ha formado parte de la delegación mexicana que representa al país en concursos internacionales. No ha sido un trabajo sencillo. En temporada escolar, Elisa le dedica en promedio 18 horas a la semana, pero previo a las competencias llegan a dedicar hasta 100 horas en un mes. 

Lo que más le gusta de la robótica son los pequeños logros que se obtienen en los proyectos que desarrolla, como ver que un robot haga movimientos automático, acelerar o desacelerar y también le gusta compartir sus conocimientos con otros compañeros menores que ella. 

Las palabras que le dijeron alguna vez en la competencia y el ver poca participación de niñas en los concursos, le han hecho pensar que las niñas que tienen pasión por la ciencia y la robótica pueden ser criticadas. Aún no sabe qué carrera estudiar, pero sí está segura que será alguna ingeniería, así como ser maestra para enseñar a otras niñas. 

‘La robótica me genera mucha felicidad’, María José Rodea, 11 años 

Majo, una estudiante de quinto de primaria del Estado de México, ha imaginado poder crear robots que ayuden a los seres humanos. Una vez imaginó,  junto con su amiga, crear robots que trabajen los turnos nocturnos de los doctores y las enfermeras para que estos puedan descansar y estar con sus familias.

Desde que tenía 6 años le ha gustado la tecnología, el celular y las computadoras, pero durante la pandemia su amor se hizo más grande. Cuando entró a Robotecnia, una escuela especializada en robótica, pensó que jugaría con piezas Lego, pero descubrió un mundo donde pudo desarrollar robots y automatizarlos. 

“La robótica me genera mucha felicidad, y más el llegar a las competencias”, dice Majo. Con un año dentro de esta escuela, Majo se convirtió en subcampeona nacional en WRO (World Robot Olympiad) México 2022, categoría primaria, y formó parte de la delegación mexicana en la final Intencional en WRO Germany 2022. 

Competir es algo que motiva a Majo, ya que al ver equipos muy bien preparados le hace sentir que debe ser mejor cada día. Reconoce que sus papás han sido una parte importante para que ella haya llegado tan lejos. “Mis papás me dan su apoyo al 100% y están muy orgullosos de mí. Cuando competí me dijeron: tú puedes, eres una gran niña, casi nadie llega a estos niveles”, cuenta. 

Majo ha visto pocas niñas interesadas en la robótica y lo atribuye a que a muchas de ellas les interesa más la moda. “Yo les diría a otras niñas que la tecnología ya es parte de nuestra vida y que es un mundo fascinante porque a través de esta podemos ayudar a muchos seres humanos”, dice. 

A Majo le gustaría seguir entrenando y compitiendo y cuando crezca estudiar Ingeniería en Sistemas Digitales o robótica aplicada a la medicina. “Una de esas dos o las dos”, afirma. 

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