10 años de crónicas latinoamericanas de Jon Lee Anderson

El libro tiene un título pesimista y lo es. Los años de la espiral contiene unas 40 crónicas y reportajes del gran periodista californiano Jon Lee Anderson, reunidos en un volumen que ha traducido con desigual fortuna el mexicano Daniel Saldaña París y que se publicaron entre 2010 y 2020 en la revista The New Yorker. Por tanto, si usted domina el inglés, léalas mejor en su idioma original.

En todo caso, estamos ante una antología del mejor periodismo norteamericano de “ir, ver, oír y contar”.

Son historias impresionistas del momento, que en muchos casos coinciden con “instantes decisivos” al estilo fotográfico de Henri Cartier-Bresson.

Está lleno de detalles, guiños, chanzas, declaraciones pomposas unas y ridículas otras, paradojas, situaciones cómicas y caóticas, a veces ridículas y otras de una dignidad que merecerían mejor suerte. De todo esto hay en este revolico sin imágenes porque las palabras justas y las metáforas precisas bastan y sobran para disparar la imaginación del lector.

Quien no conozca Latinoamérica se sorprenderá que, dentro de la balcanización política, social, económica, racial y cultural de estos países, haya tantas constantes dolorosas y perversas: subdesarrollo, pobreza, explotación, zafios, nuevos ricos (tan pobres que sólo tienen dinero), pandilleros, consumados trepas que alcanzan “minutos de fama”, cárcel y ciegos seguidores de falsos caudillos que los conducen al precipicio, pero con la habilidad de no ser ellos víctimas de los desastres que provocan, porque para eso ya está Miami.

Una Florida donde se instalan en jubilaciones forzosas, escapando de represalias políticas, órdenes de detención y, lo más habitual, huyendo de antiguos colegas de cárteles, mafias y otras sociedades del crimen organizado para malvivir rodeados de matones a sueldo, cuentas en dólares y familias disfuncionales donde la corrupción hace estragos.

Bienvenidos a este nuevo “Retablo de las Maravilla” de pillos, bellacos, oportunistas y salva patrias cuya incultura e inmoralidad los hace tan patéticos como son los casos de Bolsonaro, Maduro, los Kirchner o Daniel Ortega. Ninguno de ellos tiene ni el carisma de Fidel ni la mística del Che o la espontaneidad de Pepe Mújica. Son populistas peronistas de uno y otro signo. Auténticos vividores.  

Jon Lee Anderson hace “retratos al minuto” donde con pocas palabras pone al descubierto las miserias de muchos de estos payasos o la tragedia de líderes incapaces de salvar los muebles.

Sigue un método infalible, dejar que sean ellos mismos los que hablen y queden al desnudo ante un lector que va de susto en susto y que termina la lectura de estos reportajes con el habitual: “este país, con esta tropa, no tiene remedio”.

El balance es desolador y pesimista, no le demos vueltas; si las oligarquías, caciques y capos de muchos países sorprenden ya poco, la gran decepción, desespero y frustración proviene de unas izquierdas que acaban tan corrompidas como las derechas habituales del poder y las finanzas.

La Gran Traición de tantos líderes que, emponzoñados por el dólar y la droga, armados hasta los dientes, y rodeados de legiones de “asesores”, “consejeros” y “compañeros” cómplices de quienes, como ellos mismos, terminaron siendo tan o más miserables que sus oponentes.

Jon Lee Anderson y la revista The New Yorker son muy honorables excepciones de una profesión periodística amenaza de extinción. Tienen algunos notables discípulos latinoamericanos, pero la mayoría no cuentan con el respaldo de medios independientes, prestigiosos y rentables, que les garanticen una vida digna y sostenible. Es una pena y una tragedia porque si llegara ese momento, todos pagaríamos un alto coste con este dramático “apagón informativo”.

Ojalá la lectura de estas crónicas avive esas inquietudes y el milagro se produzca. No perdamos la esperanza porque aquí Gabo echó raíces y nos descubrió un “realismo mágico” que a veces desanima, pero que también alienta sueños de un mundo más justo, humano y solidario.

Y es que tal vez nos falten muchos otros Jon Lee Anderson que, fuera de la política y los políticos, nos hablara de tanta gente decente (académicos, docentes, emprendedores, escritores, periodistas, religiosos y líderes de ONG) que, en silencio, comiéndose los mocos, luchan en la sombra, sufren y padecen con sus iguales y se entregan hasta el límite de sus fuerzas para cambiar el rumbo de nuestra sociedad. Esa “gente ordinaria que hace cosas extraordinarias” a las que, desgraciadamente, no prestamos suficiente atención,

Jon cita la frase lapidaria de un pandillero que conoció en Brasil: “En los viejos tiempos, algunos teníamos conciencia social. Pero eso fue antes. Hoy en día solo somos delincuentes”. Este libro es, en buena parte, un aldabonazo de esa trágica conversión.

*Juan Antonio Giner, periodista, fundador del Innovation Media Consulting, es coautor de “Historias de Innovation” (Amazon).