Había una vez una FIL en Minería…
Archipiélago Reportera cultural egresada de la ENEP Aragón. Colaboradora en Canal Once desde 2001, así como de Horizonte 107.9, revista Mujeres/Publimetro, México.com, Ibero 90.9 y Cinegarage, entre otros. Durante este tiempo se ha dedicado a contar esas historias que encuentra a su andar. X: @campechita
Había una vez una FIL en Minería…
Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería de Ciudad de México en 2020. Foto: ProtoplasmaKid/Wikicommons
El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee: Umberto Eco.

Febrero 2017, el sol pega con tubo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, las taquillas del Palacio de Minería ya registraban filas de jóvenes y adultos que un poco ansiosos esperaban concluyera  la inauguración de la edición 38 de la Feria Internacional del Libro para entrar, en el interior del edificio diseñado y construido por Manuel Tolsá, todo eran prisas, gente de arriba a abajo y un enjambre de cámaras fotográficas y de video rodeando a los invitados especiales de la FIL Minería, ese fue el primer año que me tocó cubrir de principio a fin el encuentro librero más antiguo de México y en cuestión de minutos ya teníamos en nuestro stand al rector de la Universidad Nacional Autónoma de México y al director del Instituto Politécnico Nacional con micrófono en mano listos para apadrinar nuestras transmisiones…  así la magia que Jimena Saldaña provocaba al mando del barco, siempre voy a agradecer ese impulso y confianza. Bien, con el apoyo de cámara y todos los fierros para compartir en FB Live, enlaces y notas las charlas con escritoras y escritores, comenzamos a vibrar esa cita chilanga que año con año hace ver más reducidos los espacios del Palacio que se inauguró en 1813. 

Me quedó corta al decir que esas coberturas de la Feria Internacional del Libro de Minería han sido de las mejores de mi vida, desde correr y subir más de 20 veces las escaleras para llegar a salones y foros con la misión de contactar a lxs autorxs y convencerlxs de participar en nuestras charlas, una vez que los convencía era tener filas de público y lectores que buscaban la foto con ellas y ellos, compartir el lugarcito con los fieles seguidores de Once Niños , ahora renombrado Once Niñas y Niños, así como estar comiendo pizza con el equipo casi con un pie en la calle, porque esta prohibido consumir alimentos al interior del recinto histórico. Dinámica de poco más de 15 días en la que te haces cuata del personal de vigilancia, limpieza, vendedores y coordinadores de prensa de las editoriales que con unos cuantos mensajes de WhatsApp me evitaron la fatiga de subir tantas veces las escaleras, vida de feria en la que puedes ver jóvenes estirando su dinero para poder comprar esos libros que les hicieron ojitos, familias que los fines de semana tomaban como paseo andar entre pasillos y de vez en vez se animaban a entrar a alguna presentación y si la quincena lo permitía llevarse algunos títulos.

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Gobierno CDMX/Flickr

Personajes que se instalaban en la FIL Minería con sagacidad para tener lugar en las conferencias más esperadas y por ende desbordadas, jornada de locos que al final del día tenía más recompensas ya que bastaba salir del edificio de Tacuba 5 para llegar al bar del Sanborns de los azulejos, el salón Corona o el Cuatro Veinte y encontrarse con muchos de aquellos habitantes de la feria con alguna bebida refrescante en mano sumergidxs en acaloradas charlas en torno a las novedades del mundo editorial, hay que decir que conforme la noche cedía su paso a la madrugada, los de espíritu más salvaje el camino guiaba hacia otros refugios en el UTA, el Salón Bach en Bolivar, la terraza del Centro Cultural de España, la Faena o los de la calle de Motolinia, lugares que se transforman en las sedes alternas de la FIL Minería a los que recurrimos en el 2018, 2019 y todavía 2020, ya que poco después nos cayó la pandemia y la historia la conocemos todos.

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Todo este cúmulo de anécdotas vienen a colación ya que en estos días ocurre la edición 42 de la feria que tiene por lema “Leer es estar vivos”, celebración que por primera ocasión no sucede entre tumultos sino a través de las pantallas de una computadora o dispositivos móviles, encuentro diseñado para acoger el 14 Ciclo Científico, la 6a Jornada de Literatura de Horror, el Festival de Poesía Enclave que cumple 11 años, así como mesas muy oportunas con especialistas sobre el tema del momento, el Covid-19, son más de 60 actividades que en sus primeros días han reunido en línea alrededor de 7 mil personas, cifra menor a la que se suma un reducida interacción con los autorxs, situación poco alentadora para los 22 sellos editoriales que participan ya que vuelve a colocar sobre la mesa el tema del formato de las Ferias del Libro virtuales, modelo que no ha logrado seducir a los lectores y posibles enamorados de los libros para seguir una conversación en FB o Youtube, mucho menos les hará comprar los libros en plataformas, ya que hay que señalar también que las librerías siguen cerradas. Un asunto que debe tomarse muy en cuenta a casi un año de que sucedió el primer confinamiento en nuestro país, ya que de por sí el formato de FIL Minería dejaba expuestos puntos flacos en la promoción de la lectura por placer, ahora desvela poca esperanza sobre aquella idea romántica de que el libro sea parte de la canasta básica de todas y todos. 

Pero no se desanimen queridos lectorxs, los invito a generar el cambio asomándose a la página fiminineria.unam.mx denles amor y quizá en el 2022 nos encontraremos subiendo o bajando la escalera imperial que se dice resulta muy similar al Palacio de la Aduana en Valencia, España. 

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