Experimentos con humanos
Economía Aspiracionista

Manuel Molano es un economista con experiencia en el sector público y privado. Es asesor en AGON Economía Derecho Estrategia y consejero de México Unido contra la Delincuencia. Twitter: @mjmolano

Experimentos con humanos
Foto: The Nobel Prize.org

La dificultad en las ciencias sociales radica en que no se puede experimentar con seres humanos. En la agronomía, si queremos probar las bondades de una semilla nueva, sembramos una parcela lejos del campo de cultivo original, y medimos el desempeño de los vegetales que ahí crecen vs parcelas que usan la semilla convencional. Pero, en la economía, no podemos hacer eso. No podemos decidir un experimento en donde, de la noche a la mañana, no haya boletos de avión en Jalisco o billetes y monedas en Tlaxcala. Las consecuencias de este tipo de decisiones pueden ser desastrosas. 

El profesor David Card de Berkeley, uno de los premiados con el Nobel en economía de este año, trabajó mucho en los experimentos “naturales”. Dos poblaciones tienen características parecidas, pero en una de ellas, algo cambió. El economista puede recoger los datos y comparar esa población con sus similares, y evaluar si realmente el fenómeno que hace distinta a una población es determinante de su bienestar, o de su crecimiento. 

David Card, en 1990, estimó que el efecto de los inmigrantes cubanos en Miami, que salían del puerto de Mariel (onda Scarface), realmente no había tenido ningún efecto en los salarios o en la distribución del ingreso en esa ciudad, destruyendo el mito (impulsado por voces xenófobas) que los inmigrantes destruyen el mercado laboral para los nativos. 

Angrist e Imbens también tienen contribuciones gloriosas a la ciencia abismal, en el estudio de la causalidad. Antes de ellos, los economistas podíamos hacer análisis de regresión, pero no sabíamos muy bien qué estábamos viendo. Una correlación, por perfecta que sea, no necesariamente implica causalidad. Si no me cree, vea el sitio web de Tyler Vigen

En la ciencia médica, los experimentos llamados doble ciego con placebo son fundamentales para medir el efecto terapéutico de una molécula química. Estos experimentos sí pueden diseñarse, y hacerse en seres humanos. Otros experimentos, como el comunismo cubano o norcoreano, no deben diseñarse, porque implican la muerte y la desgracia de millones de personas repartidas en varias generaciones. Pero sí se pueden medir sus efectos. Un experimento natural genial, de Richard Florida y otros, es medir la luminosidad de las dos Coreas desde el espacio. Eso correlaciona muy bien con el ingreso per cápita y el crecimiento del PIB de una región. La Corea norteña se ve mucho más oscura que la del sur. 

Card y Krueger son famosos por su documento donde muestran que el salario mínimo no influye en el nivel de desempleo, que es un emblema de la izquierda, y la razón por la cual leo en redes a mucha gente entusiasmada con el Nobel al canadiense Card (y si, desde ese punto de vista, el Nobel no se quedó en Estados Unidos). 

Los problemas con estos experimentos son las variables de evaluación y las consecuencias de largo plazo del experimento. El agrónomo aprende que las semillas mejoradas tienden a sustituir a las naturales, y que en el largo plazo, hay que cuidar esos genomas. Las economías avanzadas, con altos costos laborales, en el largo plazo inducen cambio tecnológico que ahorra trabajo. La gente no queda desempleada, pero sí termina sufriendo por la adaptación al cambio tecnológico. No podemos detener el progreso, ni la ciencia, pero sí tenemos que aprender de ellas. 

Abrazo a mis amigos abogados, que dicen que la economía no es ciencia y que más bien es ciencia ficción. Gracias a los premiados con el Nobel 2021, es una ciencia anclada en la realidad estadística, y avanza, como otras ciencias.

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