Empatía artificial 
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Doctora en Comunicación y Pensamiento Estratégico. Dirige su empresa BrainGame Central. Consultoría en comunicación y mercadotecnia digital, especializada en tecnología y telecomunicaciones. Miembro del International Women’s Forum.

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Empatía artificial 
Los directores de OpenAI señalan que la superinteligencia será más poderosa que otras tecnologías a las que la humanidad ha tenido que enfrentarse en el pasado. Foto: Andrey Armyagov/Alamy

Para algunos adoptar cambios cuesta demasiado, se estresan y tal vez angustian, pero quienes los aceptan, pronto gozan de sus beneficios y aprenden rápido a multiplicar su valor.

Un convencido de las enormes capacidades de la Inteligencia artificial es Paul McCartney, quien la utilizó para completar la más reciente canción de los Beatles que será lanzada a finales de este año.  Para lograrlo, tomaron de una grabación antigua la voz de John Lennon, mediante tecnología cognitiva la dejaron lo más pura posible para después mezclarla en la nueva canción que aún no se sabe si es con nueva letra, o será una que no habría podido grabar Lennon antes de su muerte.

Los modelos de lenguaje generados por los ChatGPT han liberado también del agotamiento a muchos médicos que han adoptado la inteligencia artificial desde su inicio. No sólo con respuestas automatizadas de dudas simples de sus pacientes, sino también para darles atención durante la madrugada sobre alguna consulta emergente; ellos sin saber que en realidad están comunicándose con una chatbot, agradecen la empatía del médico por su presencia constante.

La asistencia de la IA en todas las profesiones permiten reducir los tiempos de lectura de documentos y agilizan su análisis a segundos, por lo que el uso de chatbots cierra el círculo virtuoso elevando la productividad y las capacidades profesionales de los que sepan utilizarlas adecuadamente, no dejando que resuelvan ningún tema sin supervisión humana alguna para poder comunicarse con sus clientes y usuarios de forma expedita, y muchas veces más empática que si lo hiciera el mismo profesionista.

Aunque existen aún conflictos éticos sobre el uso de IA que aún no logran ser resueltos, la tecnología avanza tan rápido que antes de que los gobiernos, entes regulatorios, academia e industria se ponga de acuerdo, su uso se está normalizando.

De acuerdo con el informe de McKinsey Global Institute, “El potencial económico de la IA generativa: la próxima frontera de la productividad“, estiman que la IA generativa podría agregar el equivalente a 2.6 millones de millones de dólares a 4.4 millones de millones de dólares anuales, y que alrededor del 75 por ciento del valor que los casos de uso de IA generativa podrían ofrecer cae en cuatro áreas: operaciones de los clientes, marketing y ventas, ingeniería de software e I+D.

El estudio revela también que los chatbots pueden aumentar potencialmente la productividad al ahorrar del 60 al 70% del tiempo de la fuerza laboral al automatizar su trabajo. Por ejemplo, en otras profesiones que requieren de la creación de textos para resolución de problemas tan recurrentes que llegan a ser de poca especialidad, y que se vuelven monótonos para la atención personalizada de los profesionistas, como lo sería crear una demanda legal, llenar documentos para reclamo de seguros o ideas para la remodelación estética de un espacio, por ejemplo.

¿Qué harías si te dieras cuenta de que ese doctor tan empático y atento a cualquier hora, o que el abogado que te entiende y hace todo por ti, está creando una letal estrategia para tu caso es una inteligencia artificial?

Hoy probablemente incluso te estresaría y probablemente angustiaría, lo cierto es que con el paso de pocos años esto será una constante.  Aceptémoslo, la empatía con la que trataremos y nos tratarán otros, ya es también artificial. 

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