Es la campaña, estúpido

El presidente Andrés Manuel López Obrador ya comenzó la campaña que oficialmente inicia el 1 de marzo y en la cual, se supone, él no es candidato, sino Claudia Sheinbaum.

El extinto Porfirio Muñoz Ledo acababa de escuchar el informe presidencial de septiembre de 2022, cuando me soltó, a mí, el entrevistador, una pregunta: “¿Tú entendiste a Andrés Manuel lo que dijo (en el informe)?“.

Los periodistas, incluso los analistas y algunos ciudadanos, siempre intentamos descifrar el mensaje central del presidente, lo debatimos y hasta lo criticamos, especialmente cuando hay un discurso especial como en un informe, o como el que hizo el pasado 5 de febrero, cuando desdeñó el aniversario de la promulgación de la Constitución, y en lugar de ir a Querétaro, hizo su propio acto en Palacio Nacional, con los suyos. Los otros poderes pueden seguir esperando.

Si Muñoz Ledo me preguntara si entendí el mensaje del presidente del pasado 5 de febrero, tal vez comenzaría a balbucear. Es que fueron tantos, que me cuesta centrarme en uno. Pero vamos por partes porque, en la semana, fui entendiéndolo todo.

De las 20 reformas que presentó AMLO, 18 son constitucionales. Morena y sus aliados no tienen los votos para aprobar ninguna ya que necesitan que los apoye la oposición. El PRI y el PRD han dicho que sólo podrían apoyar las reformas a las pensiones y al salario mínimo. Y es que, caray, quién se podría oponer a ambas, además de que electoralmente resultan muy atractivas. Tanto que hasta Xóchitl Gálvez ya ofreció regresar al Senado solo para votar alguna de esas dos.

Pero en lo que respecta a las otras reformas, como la judicial, la electoral y de la Guardia Nacional, como diría Luis Carlos Ugalde, son letra muerta.

“Nos presentaron un difunto de reforma, ya venían muertas“, acotó Rubén Moreira en la semana.

Entonces, si el presidente AMLO sabe que la mayoría de las reformas que presentó, no van a pasar, ¿por qué presentarlas ahora? Porque así lo decidió y ya está haciendo lo que mejor le sale: la campaña. 

Le pregunté de ello al constitucionalista Rashid de la Peña y me contestó que las reformas “llegan en el mejor momento, el presidente entiende muy bien los tiempos en la política y en el momento que estamos atravesando”.

Así es que no, quien le diga que López Obrador presenta tarde esto, se equivoca. Es justo el momento perfecto, pues está por comenzar la campaña. Y quién mejor para comenzarla que él mismo, quien como dice el exmorenista Alejandro Rojas Díaz Durán es de facto el “candidato y coordinador de campaña” de Sheinbaum.

Por si quedaran dudas, un par de días después de la presentación del presidente, Sheinbaum dijo que iba a adoptar esas 20 reformas para su plataforma de campaña.

Entonces, a su proyecto de nación que presentará el 1 de marzo en el Zócalo capitalino, Sheinbaum habrá de sumar lo que ya dictó el presidente como lo que quiere para el futuro, que no suelta aunque dice que él en octubre se irá a su rancho.

Tardé varios días en entender lo que hizo López Obrador el lunes. Pero al final entendí y me dije, parafraseando a algo dicho durante la campaña de Bill Clinton: Es la campaña, estúpido. La campaña, antes de que comience la campaña, ¡qué tal!

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