Fibromialgia, condición oscura en primera persona
Historias del campo ciego
Fibromialgia, condición oscura en primera persona
Foto: Dylan Sauerwein / unsplash.

Despertar en medio de la madrugada con el azote de una terrible migraña que se puede aferrar a ti por días.

Recibir la visita inesperada de ese dolor inexplicable en partes específicas del cuerpo y que turban no sólo tus movimientos, sino también la concentración mental.

Que ese dolor te ataque sin piedad hasta incluso no permitirte escribir o abrazar a tu hija. Que impida que te abracen.

Amanecer con incontrolable sensación de rigidez o entumecimiento.

Recurrir constantemente a los analgésicos cuando llegan esos días, en sustitución de aquella ciclobenzaprina que apareció en una receta médica extendida con un parco diagnóstico en el Hospital Juárez de México hace más de una década y que como efecto secundario afectó a tal grado el equilibrio que provocó una caída de las escaleras.

Preferir muchas veces no hablar sobre ello. La empatía no siempre es una respuesta frente a una enfermedad oscura, invisible, incomprensible. Científicamente sin origen certero. Sin aviso, llega y no encuentras la causa. Aunque si ya se instaló, debes tener cuidado con que trabe amistad con el frío, los ambientes húmedos o el estrés.

Identificar lo más pronto los “puntos gatillo” de tu cuerpo con dolor punzante que se rebelan ante tu deseo de movilidad, pueden ser casi una veintena, entre otros: cadera, espalda, brazos, piernas, cuello, pies, manos, cabeza. Sí, temible dolor de cabeza.

Comprender lo más rápido posible, después de pasar por pruebas para enfermedades como lupus o artitris reumatoide, que vivir en condición de fibromialgia no te coloca en una una posición de víctima, pero sí requiere de autocomprensión con el paso del tiempo para asumir que puede limitar en ciertos días tu funcionamiento “normal”. ¿Qué significa ser normal? Es casi como preguntarse ¿Quién o qué define la belleza?

Asumir que el agotamiento puede ser brutal. Que la fibromialgia es crónica y no tiene cura. No hay drama en esta afirmación. Simplemente, es.

Durante muchos años fue simplemente una “enfermedad rara”, pero desde 1992, la Organización Mundial de la Salud OMS) y organizaciones internacionales médicas cómo como una patología de reumatismo no articular que se caracteriza por un cuadro de dolor músculo-esquelético crónico y generalizado de origen desconocido, sin que existan otras patologías o alteraciones que lo expliquen.

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Foto: Romina Farías / Unsplash

Lo sabemos hasta ahora de esta misteriosa condición es que la causa una alteración en la percepción e interpretación del dolor en el sistema nervioso central. Hay quien puede pasar años en busca de un diagnóstico certero. En mi caso fueron tres, aunque los síntomas se fueron presentando gota a gota, por años, antes de decidir convertirse en el visitante indeseado.

La prevalencia de esta enfermedad hasta ahora según registros internacionales, va de entre el 0.7 y el 2% de la población. Afecta principalmente a mujeres. Cada caso es un historia distinta que comparte el síntoma generalizado: dolor osteomuscular crónico.

Con frecuencia se repiten los diagnósticos erróneos y en el camino quienes la experimentan suelen tener tropiezos personales, laborales, sociales e incluso familiares frente a esta condición invisible para quien no la enfrenta.

Si crees haber presentado alguno de estos síntomas por más de tres meses o por años y años, busca atención médica y de ser posible, integral. No se cancela tu vida. Eres, como todas, una persona diferente. Sólo vives con una condición con la que puedes convivir… Casi siempre.

Entre las opciones para obtener mayor información está la Fundación Mexicana para la Fibromialgia.

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