Los mejores carteles del Miguel Ángel del cine: Renato Casaro
'Todo lo que tenía que hacer era que él pareciera un héroe'... El trabajo artístico de Renato Casaro para Rambo II. Foto: Renato Casaro

Actualmente, a sus 86 años, Renato Casaro es uno de los diseñadores de carteles más influyentes del mundo, mejor conocido por sus lienzos clásicos, corridos por el viento y pintados con aerógrafo: recuerdos embriagadores de la época pre-digital. Su estilo convierte a los ídolos del cine en numerosos Miguel Ángel, desde Stallone hasta Schwarzenegger, pasando por Costner hasta DiCaprio. Sus carteles constituyen una teatralidad descarada, repleta de bíceps sudorosos y pechos abultados, que transportan al espectador fuera del cine a un emocionante tercer rollo.

Nacido en Treviso, Italia, en 1935, de niño Casaro visitaba su cine local todos los días con la esperanza de llevarse a casa los carteles de las películas que habían salido de cartelera, para así intentar replicarlos. En su adolescencia, llegó a acuerdos con los propietarios: entradas gratis a cambio de pintar sus paredes con enormes carteles originales. A los 18 años, se incorporó al Studio Favalli, el centro de diseño de la industria cinematográfica de Roma, antes de abrir su propio estudio artístico tres años después.

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FOTO: Renato Casaro. Foto: NurPhoto/Getty Images

Su primer mentor fue el extravagante magnate Dino De Laurentiis, quien le encargó por primera vez que realizara el cartel del colosal melodrama de John Huston La Biblia… en el principio (1966). El enorme cartel que estuvo colgado en Sunset Boulevard durante meses fue una eficaz tarjeta de presentación para Casaro, quien durante décadas trabajó 12 horas diarias, siete días a la semana, a veces obligado a terminar un cartel en una sola sesión, ya que la demanda era muy grande.

De Laurentiis tomó con seriedad el arte de Casaro, y se aseguró de que estuviera lo más involucrado posible en cada producción, con frecuencia alojándolo en una lujosa suite de hotel para que pudiera dibujar mientras visitaba el set de la película. A punto de subir a un avión para viajar a Londres, ciudad en la que se estaba grabando Flash Gordon, De Laurentiis le encargó que llevara una maleta llena de chiles morrones amarillos, ya que los que había en ese entonces en el Reino Unido no eran de suficiente calidad.

Entre otros colaboradores habituales se encontraban Sergio Leone, David Lynch, John Huston y Bernardo Bertolucci, con quienes produjo algunas de las obras de arte cinematográficas más reconocidas de todos los tiempos. A finales del siglo XX, parecía que la popularidad de su estilo había disminuido, ya que los carteles generados por computadora se convirtieron en lo habitual. Entonces, hace tres años, Quentin Tarantino lo sacó de su retiro para que creara los carteles del spaghetti western ficticio de Había una vez en… Hollywood. En sus propias palabras, Casaro nos ofrece un recorrido por algunos de sus principales trabajos.

Joe el implacable (Navajo Joe) (1966)

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Foto: Renato Casaro

Dino De Laurentiis era un genio cuando se trataba de descubrir nuevos talentos. Esta película supuso el despegue de Burt Reynolds, y un joven Ennio Morricone se encargó de la banda sonora.

El director fue Sergio Corbucci (mejor conocido por Django y El gran silencio), quien siempre hacía películas fuertes, por lo que el trabajo artístico también tenía que ser duro y fuerte. Las agencias de publicidad no existían en Italia en ese entonces, así que yo era mi propio director de arte y controlaba desde la idea hasta la imagen final.

A Quentin Tarantino le encantó este cartel: mucha acción, mucho movimiento y una imagen realmente fuerte.

Nebraska Jim (2019)

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Foto: Renato Casaro

Cuando recibí una llamada del director de producción de Había una vez en… Hollywood, me dijeron que Quentin quería unos carteles con ese mismo estilo de los años sesenta. Fue una maravillosa sorpresa, pues ya me había retirado.

Tarantino me envió unas cuantas fotos de Leonardo DiCaprio para que estudiara su personaje y tuve que pintarlo en varios spaghetti westerns falsos de los años 60.

El trago amargo para mí fue que no conseguí hacer el cartel principal.

Solaris (1972)

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Foto: Renato Casaro

Mi proceso no ha variado mucho. Hablo con el productor o el director y les ofrezco varios bocetos y ellos eligen uno o dos.

Solaris fue un proyecto fácil de hacer. Por desgracia, nunca conocí al propio Tarkovsky.

Flash Gordon (1980)

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Foto: Renato Casaro


Otra película de De Laurentiis. Quería que Ming estuviera en el centro del cartel: que la imagen del villano contrastara con la de los héroes.

Conan el Bárbaro (1982)

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Foto: Renato Casaro

De Laurentiis descubrió a Arnold Schwarzenegger cuando solo los fisicoculturistas conocían su nombre. Cuando visité el set de rodaje en España, inmediatamente supe que él iba a ser el Conan perfecto y que tendría una gran carrera. Schwarzenegger era el hombre perfecto para pintar. Tenía una expresión de dureza. Su rostro era como una escultura. Fue un verdadero placer para mí, siempre he tenido debilidad por los héroes.

Octopussy 007 Contra las chicas mortales (1983)

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Foto: Renato Casaro

¿Cómo terminé trabajando en una película de James Bond? El tren estaba pasando y lo tomé. Este cartel fue hecho en colaboración con Daniel Goozee. Él pintó los personajes; yo me encargué de la acción y la escenografía para intentar contar la historia de la película.

Érase una vez en América (1984)

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Foto: Renato Casaro

De todos los directores con los que he trabajado, Sergio Leone fue el mejor colaborador. Éramos la pareja perfecta: un corazón, un alma. Este fue un proyecto desafiante. El cartel iba a ser utilizado en todo el mundo y yo estaba experimentando con un nuevo estilo en ese tiempo, para limitar la historia a un extracto. Decidí incluir a los cuatro protagonistas (Robert De Niro, James Woods, Joe Pesci y Burt Young) con rostros dorados como símbolo. A Leone le encantaron los bocetos y también a los distribuidores, sin embargo, alguien objetó el hecho de que no había ninguna mujer. A lo que Leone respondió: “Siempre que hay hombres de apariencia poderosa vistiendo trajes elegantes, detrás de ellos hay una mujer”. De modo que mi cartel se quedó.

Duna (1984)

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Foto: Renato Casaro

Uno de mis favoritos; un gran estudio de los personajes. Uno de los actores fue Silvana Mangano, quien estaba casada con De Laurentiis, que produjo la película. Él quería que la colocara en una posición importante en la ilustración, y afortunadamente eso fue posible sin destruir la composición. Comparen esto con los carteles de la película lanzados hace poco…

Rambo II (1985)

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Foto: Renato Casaro

Stallone me dio la libertad de interpretar todas las imágenes que tenía de Rambo I como yo quisiera. Todo lo que tenía que hacer era que él pareciera un héroe. Se emocionó mucho cuando vio el resultado. Se convirtió en un gran admirador de mi trabajo y me envió una dedicatoria diciendo que mi trabajo le había llegado al alma. Cada actor tiene algo especial; la cuestión consiste en captar su personalidad.

Danza con lobos (1990)

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Foto: Renato Casaro

Creé dos versiones para Kevin para satisfacer distintos mercados. Una era una versión narrativa, que mostraba a Costner y al indio, que se usó principalmente en Alemania. La otra, utilizada en Italia, lo mostraba limpiándose la cara con pintura, para indicar que se identificaba con los indios. Es un auténtico favorito.

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