La gente está orgullosa de nuestro espíritu verde: una pequeña ciudad española rechazó los coches
Un anillo verde de parques y ciclovías rodea Vitoria-Gasteiz, capital del País Vasco, en el norte de España. Foto: Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz/Quintas

Hace décadas, cuando muchas otras ciudades europeas estaban construyendo más capacidad vial, Vitoria-Gasteiz tomó un camino muy diferente y con espíritu verde.

Lo llaman el anillo verde y es una serie de 30 km de parques y ciclovías que rodean Vitoria-Gasteiz, la capital del País Vasco, en el norte de España.

Amplias y tranquilas avenidas de altos árboles conectan parques, plazas y huertos, formando un oasis circular alrededor de un centro urbano en el que no circulan coches y donde, aparte del tranvía, el sonido dominante es la conversación, el canto de los pájaros e incluso el persistente canto de las cigarras.

Es el tipo de zona en el que cada vez invierten más ciudades de todo el mundo, pero Vitoria-Gasteiz inició este proceso hace décadas. Como resultado, esta pequeña ciudad española es líder mundial en política verde urbana.

Cuando la España de la posguerra pasó de ser una sociedad rural a una mayoritariamente urbana, la población de la ciudad se quintuplicó, pasando de 52 mil habitantes en 1950 a 253 mil en la actualidad, con el consiguiente aumento del uso del automóvil.

Pero los gobernantes de la ciudad estaban muy preocupados por el creciente número de vehículos. En la década de los 70, mientras muchas otras ciudades europeas adoptaban el automóvil y en muchos casos construían carreteras más grandes y con más capacidad, ellos tomaron la decisión, entonces bastante radical, de oponerse a la tendencia y empezaron a peatonalizar el centro de la ciudad.

También crearon la primera red de ciclovías de España, que ahora tiene 180 km, una de las más extensas del país.

Los planes para crear el ahora famoso anillo verde se plantearon por primera vez en los años ochenta y las obras comenzaron a principios de los noventa. Las obras incluyeron un proyecto comunitario de plantación de 250 mil árboles.

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Observación de aves en el anillo verde. Foto: Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz/Quintas

Ahora nadie está a más de unos minutos a pie de un espacio verde y la ciudad cuenta con 50 metros cuadrados de espacio verde por habitante, en comparación a los 31 de Londres y los 17 de Barcelona. En 2012 la ciudad fue nombrada Capital Verde Europea 2012 por la Comisión Europea.

“Somos una ciudad en la que a la gente le gusta ir en bicicleta y pasear por el monte, y gran parte del impulso para hacer de Vitoria una ciudad verde ha venido de sus ciudadanos”, afirma Borja Rodríguez Ramajo, responsable de política medioambiental de la ciudad.

Desde 2006, la ciudad también ha creado “superbloques” similares a los de Barcelona, secciones de la ciudad cerradas al tráfico. En total, estas medidas han aumentado las zonas peatonales de la ciudad del 31% al 71%.

Inevitablemente, algunas de estas medidas han encontrado oposición, dice Rodríguez, que argumenta que hace falta valor para aplicar políticas sostenibles.

“Siempre hemos buscado la participación de grupos ecologistas y asociaciones de vecinos en estas iniciativas”, afirma. “Creo que aquí la gente está orgullosa de nuestro espíritu verde”.

Y lo están, pero muchos vecinos aseguran que el proceso consultivo parece mejor sobre el papel que en la práctica.

“Desde el principio, el ayuntamiento tuvo dos tipos de reuniones entre el sector público y el privado”, dice José Luis Azkarate, presidente de la asociación de vecinos del Ensanche de la ciudad.

“Una trataba temas concretos como la movilidad y otra sobre el impacto en los barrios. No creemos que estas reuniones funcionaran bien porque no había un plan y todo era demasiado improvisado.”

“A veces el Ayuntamiento propone grandes proyectos en los que los vecinos no se sienten muy involucrados o no se molestan en participar”, opina la también vecina Rosa Murguía Quincoces.

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Otras ciudades europeas han permitido que los coches circulen libremente, pero al final han tenido que lidiar con el impacto. Durante muchos años Nápoles (Italia) tuvo un grave problema de contaminación atmosférica; en los últimos años han empezado a reducirla con éxito. Foto: agefotostock/Alamy

Julia Neidig, investigadora del Centro Vasco para el Cambio Climático que ha pasado “los últimos cuatro años analizando las contradicciones, retos y dilemas que surgieron de que Vitoria-Gasteiz fuera la capital verde”, dice que, aunque casi todo el mundo está orgulloso de la ciudad verde, hay críticas sobre el proceso de ecologización.

“Una ciudad verde es algo en lo que la gente participa en el proceso de creación de esa ciudad e incluye otras nociones además del aspecto verde, como la comunidad y la integración de los ciudadanos en la forma en que se desarrollan los proyectos”, afirma Neidig, quien añade que muchos residentes consideran que las reuniones entre la ciudad y sus ciudadanos son “más informativas que participativas”.

Con la ecologización llega la gentrificación, y en las zonas de clase trabajadora esto provoca el desplazamiento de los habitantes originales al subir los precios a la propiedad. Sin embargo, la relativa falta de turismo y de nómadas digitales en Vitoria-Gasteiz ha minimizado este impacto en comparación con ciudades como Málaga y Barcelona.

“La agenda ecológica tiene que ser audaz y rápida para llevarse a cabo con eficacia, que es lo que se les da bien a las ciudades europeas”, afirma Isabelle Anguelovski, profesora de investigación de la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats y directora del Laboratorio para la Justicia Ambiental y Sustentabilidad de Barcelona.

“También se debe a que las ciudades son compactas y no dependemos de los coches, a diferencia de las ciudades americanas”.

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La relativa ausencia de turismo y nómadas digitales en Vitoria-Gasteiz ha minimizado la presión al alza sobre los precios de la vivienda. Foto: Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz/Quintas

Sin embargo, dice que las cuestiones de “injusticia ecológica” no están en la agenda europea de la misma manera que lo están en Estados Unidos.

“En Europa no pensamos en la justicia social o racial como lo hacen las ciudades progresistas estadounidenses”, afirma Anguelovski. “No tenemos un movimiento fuerte de justicia racial ambiental aquí en Europa”.

En 2019, la ONU concedió a Vitoria-Gasteiz el título de Ciudad Verde Global por sus esfuerzos en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030.

Pero no contenta con dormirse en sus verdes laureles, la capital vasca colabora ahora en la coordinación del proyecto NetZeroCities, una red de 53 ciudades de 21 países europeos que, según Rodríguez, “pretende crear un total de 112 ciudades inteligentes y climáticamente neutras para 2030”.

Traducción: Ligia M. Oliver

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