Perdimos un show

Esta es la lista de frases de despedida para Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud. No es que se vaya de la administración pública, es que ya no tendrá sus conferencias que tanto nos inquietaron.

Al principio cautivó. Ver su conferencia de las 7 de la noche era imprescindible desde el encierro. Conocer de viva voz del zar anti-Covid el pulso de la tragedia que nos tenía cautivos, enfermos, haciendo guardias en los hospitales o velando a nuestros muertos era indispensable. 

Los periodistas eran religiosos de ver las transmisiones. A mí hasta se me ocurrió que podría ser un presidenciable. Pero luego todo fue vanalidad y politiquería.

Todo se derrumbó, como cantaría Emmanuel, pero no dentro de mí, sino dentro de… López-Gatell.

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Vinieron frases como:

“La fuerza del presidente es moral, no de contagio“, no contagió de risa, sino de Covid-19. Lo decía mientras miles morían por esa falta de seriedad que millones imitaron en México.

Pasamos por tantas frases así como aquella que hasta hoy es increíble releer:

“Usar cubrebocas tiene una pobre utilidad”.

Lo dijo López-Gatell. Ni más, ni menos.

Sus maromas un día sí y el otro también nos hicieron sentir vergüenza porque mientras en México el zar hacía política y manipulaba datos, también imaginaba que medios nacionales e internacionales comploteaban contra él cuando lo criticaban o evidenciaban. Al mismo tiempo ministros de salud y voceros en el mundo renunciaban o eran despedidos por su mal manejo de la crisis y, en algunos casos, por pedirle a la gente no salir de casa… ¡cuando ellos y sus familias se iban de vacaciones!

Eso mismo hizo López-Gatell: se fue de vacaciones cuando pidió que nos quedaramos en casa. ¿Tenía derecho a descansar? Claro, pero ¿moralmente debía hacerlo? ¿ Por qué él sí podía descansar y el personal médico, que daba su salud y su vida por salvarnos, no podía?

Se lo comieron vivo.

Ahora anuncia su salida de las conferencias mañaneras. No duele más que ver salir del aire a Adal Ramones o Chabelo, pero ver al presidente Andrés Manuel López Obrador decir que Hugo López-Gatell se convirtió en “nuestro maestro” durante la pandemia es alucinante.

“Quiero aprovechar para agradecerle”, ¡salud!, “al doctor Gatell que durante mucho tiempo, más de un año, estuvo informando”, eso de “informando” no estoy seguro, “todas las tardes (y) noches, se convirtió en nuestro maestro, orientándonos”, perdón pero nunca me sentí más desorientado que siguiendo sus conferencias vespertinas.

Pero el presidente siguió:

“Lo considero un profesional de primer orden“, me gustaría saber qué entiende el presidente por “orden”, “un hombre con conocimiento de su profesión, un destacado médico especialista, un hombre honesto, responsable, un ejemplo de servidor público”, ayyyy, que sea menos, ¿no?

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“Le tocó a él enfrentar las situaciones más difíciles“, ¿situaciones políticas? Definitivamente, hizo lo que el manual de la politiquería mandaba y obedeció más a la evidencia presidencial que a la evidencia científica. “…la incomprensión de nuestros adversarios, resistió provocaciones de todo tipo y salió adelante. Estamos muy contentos con su trabajo, su desempeño para conducir todo este proceso y salvar vidas”, ¿qué pensará el respetado Anthony Fauci encargado de algo similar a López-Gatell en Estados Unidos?

Ya casi acabo con esta lista de cebollazos. No desesperen. Sigue el presidente:

“Me pueden decir los adversarios que fallecieron muchos, sí, sí”, pero no importan más que mi doctor favorito, “y nos duele, y nos sentimos por eso tristes”, miren cómo lloramos todos, “y siempre vamos a estar recordando a los que perdieron la vida por el Covid y abrazando a sus familiares”… ajá, pero…”Pero hicimos todo, hemos hecho todo, levantamos el sistema de Salud del suelo no habían camas, no habían equipos, no habían médicos, no habían enfermeras, no había nada”, cierto, recibieron un sistema de Salud nefasto, pero, ¿en serio López-Gatell es un maestro de la credibilidad?

¿Cómo agradeció el doctor tantas flores? Con esta increíble frase:

“En otros países imperó el interés político sobre el científico, no en México“. Cierto, hubo países donde vimos eso: ¡como México! Y hubo otros países en los que alguien como López-Gatell no hubiera durado más de un mes en el empleo. Lo digo, para ser Franco.