No perteneces aquí
Un cuarto público

Abogada y escritora de clóset. Dedica su vida a temas de género y feminismos. Fundadora de Gender Issues, organización dedicada a políticas públicas para la igualdad. Cuenta con un doctorado en Política Pública y una estancia postdoctoral en la Universidad de Edimburgo. Coordinó el Programa de Género de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey durante tres años y es profesora en temas de género. Actualmente es Directora de Género e Inclusión Social del proyecto SURGES en The Palladium Group.

X: @tatianarevilla

No perteneces aquí
Foto: Pixabay

¿Cuántas veces hemos escuchado justificaciones como: “Es que ellas son las que no eligen esas carreras o esos trabajos”, sobre la diferencia de participación de mujeres y hombres en STEM y/o en cualquier otro ámbito masculinizado en el que la participación de las mujeres sea significativamente menor? 

Cordelia Fine, en su libro Delusions of gender, da algunas respuestas. En uno de mis capítulos favoritos denominado Yo no pertenezco aquí hace una recopilación de estudios realizados en diversos espacios universitarios. En estos análisis, el diseño de los espacios, aparentemente neutrales, le hace saber a las mujeres que ellas no pertenecen allí. Sobre todo, aquellos relacionados ciencia, tecnología, ingenierías, matemáticas y emprendimiento. 

Esto podría parecer obvio si no fuera por la idea persistente de que las mujeres no se interesan en estos temas y no eligen actividades consideradas masculinas y, con eso, confirmar un sesgo y no hacer nada respecto a las brechas de género.  

Uno de los estudios que muestra como los estereotipos de género influyen en las decisiones de las mujeres respecto a sus elecciones en educación fue el siguiente: se seleccionaron personas expertas en matemáticas, ingenierías y ciencias para dar su opinión acerca de un video promocional sobre un congreso de liderazgo de la Universidad Stanford. Después de ver el video, se les preguntó qué nivel de interés tenían de asistir al congreso y qué tanto lo sentían afín a sus intereses. Había dos videos casi idénticos en el que se mostraban 150 personas. En uno de los videos, la proporción de hombres a mujeres era tres veces mayor. En el segundo, ambos géneros eran representados en números iguales.  

Las mujeres que vieron el video donde salían mayoría de hombres manifestaron menor interés; y, por otro lado, los hombres y mujeres que vieron el video igualitario respondieron en igual proporción que sí estaban interesados y que sí podrían pertenecer a ese congreso. En el primer caso, las mujeres actuaron bajo la condición natural de dominación masculina de ciertos espacios, ellas no estaban seguras de “pertenecer”.  

Los casos que Cordelia Fine analiza en su libro no solo se manifiestan en las universidades y no únicamente para las mujeres. Si analizamos los medios de comunicación, un mensaje constante para los hombres lo vemos en los anuncios de algún producto de limpieza y/o de cuidado de los otros. El mensaje es claro: esto es de mujeres; y pasa el mismo efecto que con el estudio, los hombres se sienten ajenos a ese ámbito, reproduciendo así los roles de género y el sentido de no pertenencia. 

¿Los estereotipos de género pueden afectar la percepción de habilidades para la toma de decisiones como la elección de carrera o de cuidar a otros? De acuerdo con Cordelia Fine, sí. Ella señala que, las creencias relacionadas con las diferencias en habilidades y roles asignados de ambos géneros tienen un rol importante en la percepción sobre las propias habilidades y capacidades y, por supuesto, esto tiene implicaciones en las decisiones de vida. 

Por último, otro de los estudios que me pareció interesante se realizó para demostrar que la ciencia, en especial lo geek y sus símbolos han sido masculinizados. Para probar esto, se seleccionó a personas recién graduadas de preparatoria con el objetivo de participar en un estudio del Departamento de Desarrollo Universitario. Las y los estudiantes llenaron un cuestionario sobre sus intereses en ciencias computacionales en un pequeño salón del departamento de ciencias de computación. El salón estaba dividido en dos: un primer espacio decorado con todo lo considerado geek chic: posters de Star Trek, cómics, cajas de video juegos, junk food, equipo electrónico, y libros y revistas de tecnología. El segundo espacio fue decorado con posters de arte, botellas de agua, revistas de diversos temas y libros de computación de conocimientos generales. Una vez aplicado el cuestionario, resultó que en el salón geek los hombres se consideraron significativamente más interesados en ciencias computacionales que las mujeres. Respecto al otro espacio, cuando el factor geek fue removido, tanto las mujeres como los hombres mostraron interés en cantidades casi idénticas. En el segundo salón, la sensación de pertenecer daba resultados positivos simplemente alterando el escenario. 

Estos tipos de análisis nos llevan a pensar que, quizás, en lugar de seguir justificando el por qué una mujer no elige ser matemática, ingeniera o científica deberíamos cuestionar y transformar el cómo hemos desarrollado la ciencia y sus símbolos; y por qué continúa reforzando estereotipos de género, en especial, en espacios universitarios repitiéndole a las mujeres: tú no perteneces aquí.  

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