Perú, entre crisis energética y oportunismo político
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Economista mexicano por parte del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), con diplomados en Regulación (CIDE) y Comercio Exterior (ITAM). Actualmente funge como asesor y consultor en materias energética, económica y comercial con énfasis en América Latina, para empresas y organismos internacionales. Ha trabajado en diferentes ámbitos de la administración pública en todos sus niveles.

Twitter: @robenedith

Perú, entre crisis energética y oportunismo político
El maestro indígena Pedro Castillo. Foto: Paolo Aguilar/EFE

El panorama energético mundial, que atraviesa desde el conflicto entre Rusia y Ucrania hasta la reciente subida de precios de los combustibles, está demostrando que esa agenda no puede ser abordada desde una mirada meramente nacional o individual, sino que se debe analizar toda la avalancha de consecuencias geopolíticas que va trastocando, de una o de otra manera, la economía y realidad de todos los países alrededor del mundo.

Sin embargo, aunque suene paradójico, lo que sí se requiere es una mirada nacionalista, según está poniendo en evidencia la coyuntura mundial, donde muchos Estados ahora tratan de proteger (o recuperar) su sector energético, el cual había sido entregado a la iniciativa privada.

Perú es un caso interesante que muestra, a modo de hipérbole, cómo estos intereses económicos, y particularmente energéticos, pueden llevar a una crisis institucional tan profunda, con tal de conseguir los recursos, contratos y utilidades que tengan proyectados las grandes transnacionales.

Durante la historia de este país sudamericano se ha suscitado una serie de crisis políticas, cuartelazos militares, terrorismo, golpes de Estado, destitución presidencial o intentos parlamentarios para conseguirlo. 

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Recordemos la figura de “vacancia presidencial”, reestrenada en este siglo, en pleno año 2000, cuando acorralado por los video escándalos de corrupción de su gobierno, Fujimori renunció al cargo de presidente desde Brunei. 

Perú ha sido testigo de ocho mociones de vacancia presidencial. Y actualmente la oposición peruana intenta valerse de este instrumento extremo, contemplado en su Constitución, para sacar de la presidencia al ganador de las últimas elecciones generales, Pedro Castillo, quien además representa un proyecto de soberanía nacional y popular.

Ahora, después del abandono de su industria de hidrocarburos durante todo el periodo neoliberal, la derecha se vale del oportunismo que la distingue y está construyendo una fuerte campaña contra el gobierno de Castillo, atizando la inconformidad social por el alza de precios de los combustibles, derivada de la invasión rusa a Ucrania.

Al final son evidentes dos cosas: primero, el comportamiento hipócrita y ventajista de la derecha, sea en México o Perú. Y, por otro lado: la necesidad de cualquier país de proteger sus sectores estratégicos, especialmente el energético, con un enfoque nacionalista, como lo está haciendo no solo el presidente Andrés Manuel López Obrador, sino también Alemania, Estados Unidos y otros países que buscan proteger tanto a su economía interna como a su población.

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