Ayotzinapa, un cuento de terror que se siente hoy en día sobre la piel
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Reportero egresado de la UNAM, formó parte de los equipos de Forbes México y La-Lista. Con experiencia en cobertura de derechos humanos, cultura y perspectiva de género. Actualmente está al frente de la Revista Danzoneros. X: @arturoordaz_

Ayotzinapa, un cuento de terror que se siente hoy en día sobre la piel
29 de marzo de 2022. Padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos en Ayotzinapa dieron conferencia de prensa en el Centro ProDH. Foto: Alexis Ortiz / La-Lista.

Este miércoles, el gobierno de México confirmó que la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotizapa fue un crimen de Estado y que no hay indicios de que alguna de las víctimas esté viva. Este informe de la Comisión para la Verdad también indicó que para esta tragedia hubo una colaboración entre el ejército, las policías locales de Guerrero y el grupo delictivo Guerreros Unidos. Ocho años después, los adscritos siguen combatiendo al crimen.

Como ciudadano de a pie, que ve desfilar camionetas de la Guardia Nacional (GN) por las calles de camino a casa, da escalofríos leer este último reporte sobre lo que pasó ese 26 de septiembre de 2014 en Ayozinapa. El informe es como un cuento de terror de los cascos color arena que hacen retenes en la vía pública con armas largas.

Según la estadística oficial, a mayo de este año había más de 85 mil efectivos de la GN realizando tareas de seguridad pública en el país. Este número es casi 40% más de los elementos que había al iniciar el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Desde 2019 se creó este cuerpo civil con integrantes del ejército y exintegrantes de la Policía Federal; hoy el gobierno federal busca que este órgano esté oficialmente al mando de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Causa pánico que una autoridad federal acepte que en una de las faltas más grandes a los derechos humanos en los últimos 10 años hubo una colaboración entre el crimen organizado y las fuerzas armadas, y que la estrategia de seguridad sea aumentar a los adscritos a las calles. Sin embargo, da aún más temor que altos mandos federales estaban al tanto de la situación, según el reporte. De tal suerte que no rescataron al soldado infiltrado, Julio César López Patolzin, del conjunto de estudiantes desaparecidos.

El terror que se siente cada vez que un policía local o un integrante de ejército te indica un alto para una revisión es algo que no comprenden las autoridades que trazan las estrategias de seguridad. El poder que da el uniforme se basa en desconocimiento de protocolos oficiales para la posible víctima: ¿qué es lo que me puede pasar? De enero de 2020 a mayo de este año, la Guardia Nacional registró mil 056 quejas por presuntas violaciones a los derechos humanos ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

¿Por qué el gobierno actual no ha aprendido de una herida tan grave como la de Ayotzinapa? Cuando te toca sortear los errores de las estrategias de seguridad, entiendes que no es el camino adecuado. Cuando la confianza en los encargados de cuidarte se cae, te sientes solo y desprotegido. El sentimiento de vulnerabilidad te hace comprender a esos 43 jóvenes y a los más de 100 mil desaparecidos en México que hay desde 1964.

Urge profesionalizar a todas las autoridades de seguridad pública, así como evitar la militarización de las mismas, sin embargo es más apremiante una sensibilización de quienes trazan las estrategias y añadir un gran puño de perspectiva de derechos humanos a las mismas.

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