José Edelstein dice que los científicos están enfocados en buscar el error, no la verdad
Anónimos Interesantes

Periodista, catalana, emigrada a México hace tres años. Aquí inició su carrera como periodista. Ha trabajado de corresponsal para medios en Estados Unidos, España y Brasil, y medios nacionales. Le apasiona el mundo, entenderlo y explicarlo. Instagram: @annaportella__

José Edelstein dice que los científicos están enfocados en buscar el error, no la verdad
Foto: Elena Mora.

Tengo fe en la ciencia, que quede claro. Pero hacía días que estaba mosca por eso de que ellos descubren “la verdad”, cuando la historia de la ciencia ha sido la de la refutación de teorías que en su momento se tuvieron por verdades. Pero un artículo del físico teórico argentino José Edelstein me iluminó. Léanlo, está publicando en el diario argentino Página 12.

Edelstein nació y se formó en Argentina, pero actualmente es profesor en la Universidad de Santiago de Compostela e investiga en el Instituto Gallego de Física de Altas Enerxías. Su trabajo académico lo combina con su actividad divulgativa, que puede leerse en sus libros, como el último: Einstein para perplejos, o en su actividad en redes sociales.

Cuando uno lo escucha hablar del origen del universo, parece que todo en este mundo sea posible. Por eso, le pregunté si tenía alguna solución para desafiar la gravedad y evitar que las personas que hacemos deporte cayéramos al piso y nos lesionáramos. Me dijo que sí, que la tenía. Se llama videojuego.

Eres descendiente de judíos europeos huidos a América por el antisemitismo, ¿cómo llevas este legado?

Yo soy ateo, sin embargo, completamente judío. La gente suele pensar que el judaísmo es una religión. No es del todo falso pero es tan inadecuada la definición que lo parece. Culturalmente soy argentino porque me crie entre Argentina y Venezuela, pero mis referencias culturales son muy también son muy judías. Yo me doy cuenta de que si me junto con un judío de otra parte hay algo en común: gestos, comidas, sabores. Cuando veo acá en España, que la mayor parte de la gente tiene sus cuatro abuelos seguramente en el mismo pueblo, es tan distinta mi experiencia.

Argentina es el país de América Latina con más premios Nobel de ciencia, con tres. Sin embargo, en 2018, te otorgan el premio Raíces y al cabo de meses, el gobierno de Mauricio Macri desapareció el Ministerio de Ciencia y no se te entregó. ¿Cómo un físico teórico explica esta aparente paradoja?

Argentina tiene algo que es parte de lo que la hace encantadora y parte de su desgracia: somos muy extrovertidos pero al mismo tiempo, no somos capaces de tomar cosas con la seriedad que necesitan. ¡Yo casi tenia el pasaje para ir recibir el premio! El gobierno actual se podría haber lavado las manos. Sin embargo, escribieron a los premiados y armaron una entrega de premios muy digna. 

Argentina maltrata mucho a sus científicos. Yo me fui porque no aguantaba más. Sacar una beca es un paso, y que te la den, otro. Y en ese tiempo, la moneda se devalúa. Es una pesadilla. Los científicos en Argentina son héroes. Hay mucho talento porque hay gente trabajando en condiciones imposibles.

La ciencia suele asociarse a la verdad, pero tu afirmas que esto no es así. 

Sabemos que toda verdad a la que la ciencia llega es provisoria. Hay gente que cuando cuento eso, dicen, ¿entonces? ¿por qué nos vacunamos? Pero que sea provisoria no significa que mañana las manzanas caigan para arriba. Lo que haces es que lo de mañana sea menos equivocado. Los científicos estamos enfocados en el error, en buscar el fallo. 

Por eso siempre se hacen preguntas. Hay una que has escrito tu como de las básicas que se hace el científico, que es brillante: ¿qué debería ocurrir para demostrar que estoy equivocado?

Por eso soy muy enemigo de una postura que han tenido científicos enormes de esta era, que hablan de la teoría del todo, como si hubiera solución final al puzzle. Yo veo la ciencia como emprendimiento para buscar puntos en común de cosas que lucen distintas. Arrancando desde Newton que se da cuenta de que la manzana que cae y la Luna que orbita, son lo mismo. La Luna cae, pero de una manera distinta a la manzana. La imagen para mí de la realización absoluta de la felicidad o la belleza sería un personaje que contemplativamente pueda deducir toda la ciencia conocida solo de estar observando un atardecer.

Tuviste la suerte de conocer a tres grandes científicos: Stephen Hawking, Peter Higgs y Steven Weinberg. Destácame alguna impresión que te dejaron.

Weinberg es “El” autor de la teoría de partículas elementales. Es muy imponente, tenía un vozarrón y era plenamente consciente de que era un genio. Comías con él con el terror de que te hiciera una pregunta. Además, dominaba la escena, muy impresionante. 

Higgs era más mundano. Tuvo una idea que incluso yo podría haber tenido. Fue el más difícil de contactar porque no tiene teléfono, ni mail. Hay que contactarlo a través de otro físico. Tuve suerte de que me recibiera. Es entrañable, tremendamente humilde y honesto. No estaba seguro de merecer ningún tipo de premio.

Y Hawking fue al que más conocí. Comparado con Weinberg y con Higgs, era una estrella de rock, no podía salir a la calle sin que lo reconocieran. Cuando lo veía de afuera, antes de conocerlo, generaba cierta sensación arrogancia. Pero cuando lo conocí, era muy distinto. Vi el sufrimiento y también su soledad, como en las películas de Freddy Mercury y Elton John. Son gente que uno se imagina que están rodeados de personas pero en realidad, están muy solos.

¿Es común encontrar un perfil de científico como el tuyo, que escriba poesía y le guste el arte?

Es cierto que la ciencia hoy esta muy especializada, pero si vienes a la Facultad de Física de Santiago, tres de cada cuatro estudiantes tocan instrumento o escriben poesía. Creo que tiene que ver con que, al final, la búsqueda de la física no está lejos de aquello que te lleva a crear belleza: buscas armonía y leyes simples que justifican muchas cosas. 

Ahora, soy un bicho raro en mi comunidad porque sí hay un gran gusto por presentar las cosas desde el lado de la ciencia ficción. Richard Feyman, el físico, solía decir que la ciencia es fascinante por sus aplicaciones, pero es como el sexo. Tiene aplicaciones prácticas muy importantes: la procreación. Pero no es por eso que lo hacemos. 

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