Abdulrazak Gurnah, ganador del Nobel, dice que ‘la escritura no se puede limitar a la polémica’
Abdulrazak Gurnah ganó el premio Novel 2021 de literatura en octubre. Foto: Matt Dunham/AP

El galardonado del Nobel Abdulrazak Gurnah, que huyó de Zanzíbar a Inglaterra en los años 60, habló de cómo empezó a escribir “para rechazar los resúmenes pretenciosos de la gente que nos despreciaba y menospreciaba”.

Gurnah, que recibió el premio Nobel de Literatura en octubre por su “penetración intransigente y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino de los refugiados en el abismo entre culturas y continentes”, habló durante su discurso del Nobel el martes.

El autor, que dejó Zanzíbar siendo un adolescente tras la revolución de 1964, comentó que después de llegar a Inglaterra, tras un “prolongado periodo de pobreza y alienación”, fue cuando “me resultó más evidente que había algo que tenía que decir”.

“Solo durante los primeros años que viví en Inglaterra pude reflexionar sobre estas cuestiones, detenerme en la fealdad de lo que éramos capaces de infligirnos los unos a los otros, repasar las mentiras y los engaños con los que nos consolábamos”, dijo el novelista. “Con el tiempo empecé a escribir sobre algunas de estas reflexiones, no de forma ordenada u organizada, aún no, solo por el desahogo de aclarar un poco algunas de las confusiones e incertidumbres presentes en mi mente”.

Sin embargo, Gurnah continuó hablando de su comprensión “profundamente inquietante” de que “se estaba construyendo una historia nueva y más sencilla, que transformaba e incluso eliminaba lo que había sucedido”.

Para él, dijo, “se volvió necesario entonces rechazar esa historia” y “escribir sobre las persecuciones y crueldades que la autocomplacencia de nuestros gobernantes pretendía borrar de nuestra memoria”.

También deseaba explorar su experiencia del colonialismo mientras crecía, algo que, comentó él, se volvió más evidente para él después de mudarse al Reino Unido al “comprender mejor cómo alguien como yo figuraba en algunas de las historias de ellos mismos, tanto en sus escritos como en su discurso casual, en la hilaridad que aceptaba los chistes racistas en la televisión y en otros lugares, en la hostilidad no forzada que encontraba en los encuentros cotidianos en las tiendas, en las oficinas, en el autobús”.

“No podía hacer nada contra ese recibimiento, pero del mismo modo que aprendí a leer con mayor comprensión, creció en mí el deseo de escribir para rechazar los resúmenes pretenciosos de la gente que nos despreciaba y menospreciaba”, dijo Gurnah, el primer africano negro que gana el premio desde Wole Soyinka en 1986.

Sin embargo, el galardonado del Nobel, que se une a otros galardonados como Harold Pinter, Doris Lessing y Toni Morrison, fue claro al señalar que “la escritura no se puede limitar a la lucha y la polémica, por muy estimulante y reconfortante que sea”.

“La escritura no consiste en un solo tema, ni en este asunto ni en aquel, ni en esta inquietud ni en otra, y puesto que su interés es la vida humana de un modo u otro, tarde o temprano la crueldad y el amor y la debilidad se convierten en su materia”, dijo. “Creo que la escritura también tiene que mostrar lo que puede ser de otra manera, lo que el rígido ojo dominante no puede ver, lo que hace que las personas, aparentemente pequeñas en estatura, se sientan seguras de sí mismas a pesar del desprecio de los demás. Por ello, me pareció necesario escribir también sobre eso, y hacerlo con veracidad, para que tanto la fealdad como la virtud emerjan, y el ser humano surja fuera de la simplificación y el estereotipo. Cuando eso funciona, surge una especie de belleza”.

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