Giordano, el refugiado: la noche del desalojo
RacismoMX

Abogado por la Universidad Autónoma de Yucatán y maestro en psicopedagogía por la Universidad José Martí de Latinoamérica. Su pasión son los derechos humanos, el antirracismo, la educación y la cultura para la paz. Y, sobretodo, ama la mar. Actualmente es coordinador de investigación en RacismoMX.

IG: @otelodelacosta X: @elfantasticopez

IG: @racismomx
X: @Racismo_MX

Giordano, el refugiado: la noche del desalojo
Plaza Giordano Bruno. Foto: Otto Castillo

Lo mismo con las canciones,

los pájaros, el alfabeto,

si quieres que algo se muera

déjalo quieto.

Drexler, Jorge (2017)

En 1548, en Italia, nació Giordano Bruno. Perseguido, huyó de su país y recorrió toda Europa durante más de 14 años mientras desarrollaba sus ideas sobre estrellas, libertad y movimiento, que fueron censuradas por mucho tiempo y le llevaron ante el fuego del Inquisidor. En Sobre la Causa, el Principio y la Unidad, Bruno escribió «En todos lados hay un incesante cambio relativo de posición a través del universo».

476 años después, en la plaza que le rinde tributo al migrante pensador del movimiento, cientos de personas racializadas del Caribe, África y Centroamérica buscaron refugio. Se instalaron junto al monumento a Bruno con la esperanza de obtener la protección por parte del Estado a la que tienen derecho.

Somos una especie en viaje, no hay duda de ello. La migración nos acompaña desde que salimos de la cueva y desde antes de inventar la agricultura. El movimiento es natural (como demostró Bruno) y necesario para la vida, pero los sistemas de opresión giran engranajes que oprimen a los pueblos y fuerzan el desplazamiento.

Durante años, conflictos armados, violencia, crisis políticas o la pobreza estructural han obligado a pueblos enteros a dejar sus países de origen. Desde RacismoMX notamos que el racismo ambiental aumenta cada día más y desplaza a las personas, como en el caso de El Bosque, en Tabasco, donde más de 60 familias perdieron su vivienda a causa de la intrusión marina.

Hace un par de meses, en una visita al campamento haitiano en la plaza Giordano Bruno, decenas de personas nos hicieron saber que los huracanes, sequías, e incluso imposición de megaproyectos han motivado su migración. Buscan un territorio donde sobrevivir.

La semana pasada, el mismo campamento fue desalojado por el Instituto Nacional de Migración, encabezado por Garduño —a pesar de tener un proceso penal en su contra como principal responsable del incendio de la Estación Migratoria de Ciudad Juárez—. En una muestra de cinismo, el comisionado presidente felicitaba a sus agentes ante el operativo nocturno de limpieza social que se desplegó en la colonia Juárez de la Ciudad de México. Esa noche del 5 de junio, personas refugiadas fueron expulsadas de la plaza que rinde tributo a otro refugiado.

Seremos directas: las políticas migratorias mexicanas son racistas, empezando por el desacató del Congreso de la Unión a la Suprema Corte por no derogar los artículos 97 y 98 de la Ley de Migración al ser inconstitucionales y que permiten el perfilamiento racial, no solo contra personas extranjeras sino también nacionales.

En su momento, el Observatorio de Racismo en México y Centroamérica denunció el trato diferenciado de México en la migración. El Estado respeto el derecho internacional humanitario y asistió a las personas ucranianas blancas refugiadas de la guerra. Pero en la misma situación de necesidad de protección, México rechazó otorgar refugio (y lo sigue haciendo) a miles de personas racializadas caribeñas, africanas, indígenas y desplazadas.

No hay duda que la migración está racializada. Condenamos las acciones xenófobas y racistas del INM, la impunidad sobre Garduño, y el silencio terrible del Estado ante las narrativas racistas de la colonia Juárez que exigió remover a las personas migrantes racializadas de su vista. ¿Dirían lo mismo de nómadas digitales? Claro que no. No les molesta la migración, les molesta nuestro color.

Migrar es un derecho, y no nos detendremos hasta que haya justicia para cada persona y familia migrante y desplazada. No nos detendremos, porque somos una especie en viaje y siempre nos acompaña el movimiento. Las fronteras caerán y nosotres de pie seguiremos.

Síguenos en

Google News
Flipboard