El consultorio más cercano
Diagnóstico Reservado

Médico cirujano con más de 30 años en el medio y estudios en Farmacología Clínica, Mercadotecnia y Dirección de Empresas. Es experto en comunicación y analista en políticas de salud, consultor, conferencista, columnista y fuente de salud de diferentes medios en México y el mundo. Es autor del libro La Tragedia del Desabasto.

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El consultorio más cercano
Sucursal de la farmacias San Pablo, en la colonia Roma. Foto: Anna Portella / La-Lista.

El fin de semana pasado se dio a conocer que las principales cadenas de farmacias de Estados Unidos, CVS y Walgreens, se verían obligadas a cerrar temporalmente algunas de sus sucursales debido a la falta de personal producto de las incapacidades por la pandemia.

La noticia no hubiera sido más que un inconveniente para quienes encontrarían una farmacia cercana cerrada, si no fuera porque un gran porcentaje de los puntos de ventas de estas empresas se han convertido en verdaderos centros de atención de salud de primer nivel. 

Se calcula que entre las dos firmas acumulan más de 20 mil puntos de contacto, a los que se suman 5 mil consultorios operados en las farmacias de la cadena Walmart. Estos centros de atención a pacientes son atendidos por un asistente médico, un profesional certificado para dar seguimiento a los padecimientos básicos o continuidad a los tratamientos de los pacientes crónicos como diabetes, hipertensión, sobrepeso, etc. Estos profesionales de la salud están capacitados y autorizados incluso para prescribir medicamentos y, de este modo, dar continuidad a las recetas que los pacientes requieren para continuar sus tratamientos.

Estas unidades de atención se han convertido poco a poco en una parte esencial de la atención de primer contacto a la salud en Estados Unidos debido a su facilidad de acceso, el relativo bajo costo de sus consultas –las cuales, además, pueden ser pagadas de manera directa por la aseguradora de cada paciente– y el acceso directo a los medicamentos de la farmacia de la cual forman parte. Estas unidades pueden administrar vacunas de un amplio catálogo, incluyendo por supuesto las de Covid-19.

Se puede escribir un tratado completo sobre esta nueva modalidad de acceso a la salud y, de hecho, ya es un tema de análisis en escuelas de negocios como Harvard y Stanford, sin embargo, el aspecto más importante es, seguramente, el cómo la atención médica se está acercando a los pacientes basados en una mayor conveniencia para el usuario: un sitio cercano, familiar, con atención de calidad y donde se puedan resolver el 80% de las necesidades de salud, saliendo con los medicamentos en la mano.

En México, se calcula que existen más de 18 mil consultorios adyacentes a farmacias (CAF) que poco a poco se han convertido en la primera opción de quienes buscan atención médica de bajo costo, cercana y con la facilidad de obtener los medicamentos requeridos. 

Aunque comenzaron a surgir en las cadenas de Farmacias de Similares hace más de 15 años, es hasta ahora cuando se comienza a poner atención estas en México, cuando el modelo ha sido replicado por las grandes cadenas, incluyendo a Walmart. 

Los CAF han sido objeto de análisis, seguimiento, críticas y cuestionamientos. En un inicio se cuestionó su papel en dirigir la prescripción de medicamentos y el beneficio que obtiene la farmacia adyacente. También se ha hablado de las condiciones salariales en que sus médicos trabajan (incluso con un recipiente para propinas); sin embargo, la realidad es que cada vez más mexicanos acuden a ellas, sobre todo desde el inicio de esta administración. 

¿La razón? La conveniencia.

El desabasto de medicamentos en las instituciones y la desaparición del Seguro Popular han obligado a la población a acudir a un servicio médico precisamente de bajo costo, cercano y con la facilidad de obtener los medicamentos requeridos. Los CAF, además, se encuentran disponibles los siete días de la semana, a diferencia de las clínicas del sector salud.

La pandemia hizo crecer esta demanda de manera sustancial. Pacientes con los primeros síntomas que buscan pruebas y un diagnóstico, convirtiendo a los médicos de los CAF en la verdadera primera línea de atención covid. Además de las necesidades de consulta normal entre los pacientes de las instituciones que se encuentran cerradas o saturadas debido al SARS-CoV-2.

Los CAF están todavía muy lejos de ofrecer el tipo y la calidad de servicios de las unidades de salud de las cadenas estadounidenses, pero es innegable que allí están y que la gente acude a ellos. La pregunta es: ¿por qué no sacar provecho de esto?

Si las autoridades tuvieran más visión, los CAF podrían convertirse en una alternativa importante que facilitara la atención primaria de salud y, eventualmente, ser vistos como socios potenciales para desahogar un sistema de salud que no está siendo capaz de responder a las necesidades de la población, en gran medida por una colección de malas decisiones en esta administración que, si algo están logrando, es que el acceso a la salud se esté “privatizando”.

Al final, las necesidades de la gente están demostrando ser más poderosas que las políticas de salud. Tal vez es hora de pensar en la conveniencia de los pacientes.

El modelo está, ¿por qué no sacar provecho?

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