8M | De maternidades y feminismos
El mundo del podcast

Es editora, locutora, escritora, productora y mamá. Ha escrito en diversos medios sobre música, feminismo y cultura digital. Actualmente produce y conduce distintos podcasts para Audible y HBO, entre otros. Twitter e Instagram: @rominapons.

8M | De maternidades y feminismos
Foto: EFE/Sáshenka Gutiérrez

Hace exactamente dos años se llevó a cabo la marcha más grande del 8 de marzo en la Ciudad de México. Pintamos las calles de morado para exigir un alto a los feminicidios, equidad en salarios y oportunidades, y aborto legal entre muchas otras cosas que hacen falta en nuestro país. Dos años después, las cosas están, en todo caso, peor.

Los feminicidios prácticamente no han bajado, la brecha salarial se intensificó con la pandemia y en materia de aborto sí, se avanzó un poco, aunque todavía falta mucho. Mientras antros y bares abrían en la pandemia, las escuelas seguían cerradas, obligando a las madres a ser maestras, cuidadoras y profesionales. Todo en un mismo espacio y sin ingreso extra.

Según el Inegi, en 2021 habían 2.1 millones de personas que seguían sin trabajo por la pandemia, y siete de cada 10 eran mujeres. Y es que resulta imposible pedirles a madres que tengan trabajos de tiempo completo, mientras educan a sus hijos y se encargan del trabajo del hogar. La salud mental en madres, además, se deterioró a nivel mundial. Las mamás estamos agotadas, frustradas y con burnout. Con la enorme agravante que no podemos renunciar o pedir vacaciones de ser madres.

Por si fuera poco, hace unos días la SEP anunció que cancelaría las escuelas de tiempo completo, culpando a la “opacidad”, y una vez más en lugar de arreglar y limpiar un programa que funciona, decidieron arrancarlo de raíz. El pretexto es el de siempre: la corrupción, pero la solución es nula. Mientras algunas declaraciones dicen que ese dinero se otorgaría directamente a las familias, no queda nada claro y mientras tanto, ¿quién pierde? Los niños y sus madres.

Parte importante de este programa es la educación, sí. Pero quizá la parte más importante sea la nutrición: este programa era la manera en la que millones –sí, millones– de niños tenían acceso a dos comidas saludables al día y una cantidad económica mensual no cubre necesariamente esa necesidad. Además, la única forma en la que cientos de miles de madres puedan trabajar es teniendo a sus hijos seguros, en estos espacios. Si las mujeres le importan poco a este gobierno, las madres les importan aún menos.

Bajo un panorama tan negativo, también hay que resaltar que las mujeres están más unidas que nunca. Y que a falta de apoyos públicos, somos nosotras las que nos hemos apoyado unas a otras. Y hemos levantado la voz para que el país entero sepa lo que nos pasa. Para mí que no hay oposición más articulada actualmente que el feminismo. No hay barda lo suficientemente alta ni discurso lo suficientemente victimario que vaya a callar las voces de cientos de miles de mujeres, unidas para poner el foco de atención en todas nuestras problemáticas.

Por eso hoy salimos a marchar por todas: por las madres, por las que decidieron no ser madres, por las que son violadas, por las que son golpeadas, por las que ganan menos por ser mujeres, por las que ya no están. Hoy salimos a marchar y a alzar la voz hasta que nuestra dignidad se haga costumbre.


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