2024, año de la protección y la privacidad de los datos

El robo de identidad creció del 2022 al 2023 aproximadamente el 218%. Los principales canales de robo de datos se dieron mediante hackeos en redes sociales (62%), celulares (26%), así como extorsión y fraude utilizando inteligencia artificial, según el reporte de “Riesgos y prevención ante la Inteligencia artificial” del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México.

Ante la falta de conocimiento y pericia de la ciudadanía, y gracias a la facilidad de acceso a aplicaciones de bajo costo, ciberdelincuentes aprovecharon la inteligencia artificial (IA) para crear videos, fotos y documentos para el robo y suplantación de identidad de los perfiles sociales y financieros de sus víctimas, que de enero a octubre del 2023 acumularon mil 607 casos ante el Consejo Ciudadano.

La falta de conciencia sobre la compartición de datos biométricos, vestidos de fotos de viajes, juegos en aplicaciones para predición de escenarios o adopción de personajes de moda, etc., han hecho de las redes sociales una potente fuente de información para hackers que gozan de conseguir de manera fácil y gratuita la información que sus propias víctimas les regalan.

Aunque en México exista regulación de diferentes entidades para la protección de datos personales, poco se puede hacer cuando una instancia cibernética, irrastreable por ellos, atenta contra la identidad digital de una ciudadanía que no puede hacer mucho para que se respete el tratamiento de sus datos.

Para el 2024 se requerirá que estas legislaciones se fortalezcan de manera efectiva y segura, en un mundo cada vez más digitalizado y plagado de tecnologías emergentes, donde los usuarios de tecnología puedan exigir total transparencia para el consentimiento informado del uso que se dará a su información, aprobar si están de acuerdo en la portabilidad de sus datos, así como evitar utilizar plataformas que no incorporen protección de datos en sus productos y servicios.

En el 2024 continuará siendo polémica el “derecho al olvido”, que permite solicitar la eliminación de información de personas en internet bajo ciertas condiciones, en donde la información ya no sea relevante o necesaria para ciertos fines, y no haya necesidad jurídica para su almacenamiento, brindando una garantía de derechos digitales, no implicando que la información se borre de internet, sino que no aparezca en los motores de búsqueda con el nombre de la persona en cuestión.

Las grandes tecnológicas seguirán siendo escrutadas para la protección de datos a medida que avance el despliegue y adopción de 5G, se consolide el uso de la IA, la realidad virtual y aumentada, la automatización de sistemas mediante robótica. La participación conjunta entre academia, gobierno e industria será pieza clave para la protección de datos.

La realidad es que hoy no existen sanciones severas por incumplimiento del mal uso, y mucho menos un enfoque particular para proteger los datos de grupos vulnerables, problema que además se traduce en discriminación y desprotección social y económica.

Como usuarios podemos hacer mucho para proteger nuestros datos manteniéndonos actualizados en el uso de sistemas cibernéticos, y llevando a cabo sencillas prácticas para nuestra protección como:

• Usar contraseñas fuertes en nuestras aplicaciones y dispositivos
• Ser cautelosos con los mensajes que sean sospechosos
• Limitar compartir información en plataformas en línea
• Vigilar nuestras cuentas bancarias y reportar cualquier actividad inusual
• Respaldar nuestra información
• Activar la verificación en dos pasos en todas las plataformas digitales
• Limitar quien puede ver tus publicaciones e información personal en línea.

Nuestro entorno digital será cada día más complejo e hiperconectado.

Conocer herramientas de ciberseguridad y utilizarlas, ya no es opción, es mandatorio para no por desconocimiento e ingenuidad tecnológica sufrir de amenazas y malos ratos.