Palabras náufragas
De Realidades y Percepciones

Columnista. Empresario. Chilango. Amante de las letras. Colaborador en Punto y Contrapunto. Futbolista, trovador, arquitecto o actor de Broadway en mi siguiente vida.

X: @JoseiRasso

Palabras náufragas
Las pausas son parte del ritmo, los silencios de la música, el intervalo del aplauso y la calma de la tormenta. Foto: Envato Elements

Durante más de cuatro años he alzado la voz, he tratado de envolver mis artículos con palabras y acentos que inviten a reflexionar. He tomado de la mano las causas de otros para hacerlas mías y he pasado en tinta los gritos de tantos y tantas para que no sean olvidados. He intentado ser eco de quienes luchan todos los días.

He buscado ser ese reportero que se las ingenia para escalar un árbol y describir la marcha de miradas a la distancia, he luchado por ser ese activista que se cuelga de un poste de luz y convoca a los cuerpos en protesta desde un ángulo distinto, he querido ser ese sastre de barrio que logra vestir la transparente presencia de lo invisible para encontrar universos en la cabeza de un alfiler. He cuidado la medida exacta del vacío para llenarla de preguntas, he cuestionado al poder, he hablado, pero no he callado.

He sido honrado por quienes me han leído y afortunado por conocer mentes y plumas maravillosas que nunca imaginé tener a mi alcance, pero mis ideas, como mi cuerpo, necesitan vacaciones. Desintoxicarse de las redes sociales, de la prisa, la hiperconexión y la agotante autoexigencia de estar siempre informados. Mis pensamientos necesitan encontrar descanso, un escape, una cascada de renuncias, un espacio vacío, un paréntesis.

Hoy doy un giro, me entrego a la duda y me dejo llevar por los silencios. Dejo caer cientos de puntos suspensivos por tiempo indefinido para buscar la motivación que, sin preguntarnos, a veces decide esconderse para retarnos con nuevas formas de atraparla. Ser la página vacía, la novela inventada jamás escrita, la canción que se murmura, el ruido blanco que calma la ansiedad.

Hoy decido dar unos pasos hacia atrás, estrecharle la mano al gesto olvidado, pedir el trago que me hace falta y llenar las plazas de tumultos de nadie. Hoy dejo el rostro en el último espejo sin esperar ver mi reflejo, la retroalimentación, la crítica, el debate. Hoy me diluyo.

Necesito descansar del tiempo de los otros, saltar al vacío con una carcajada entre las manos, llenarme de sobremesas largas y divagar por los pasillos de las bibliotecas no escritas. Conversar con el pasado, tener una cita a ciegas con ese que fui para hablarle de mí, para delatarme cansado y confesarme indefenso.

Escapar de mi piel, de mi nombre, de mis cicatrices. Buscar los pedazos que dejé caer en el camino, dar una vuelta por el cuarto de objetos perdidos, reconstruirme en la memoria de quien quise ser y armarme entre la niebla. Necesito defender mi silencio.

Dejar las notas en mi última libreta, jugar la penúltima mano, reír entre copas y dejarme llevar por el mar que me invento a cada rato. Encontrar una isla para reinventarme de vez en cuando y preparar la tierra para mis palabras náufragas.

Es tiempo de buscar sin querer realmente encontrar sino seguir buscando. Es momento de viajar más allá del arrebato y quizás, dejarme llevar.

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