Insuficiencia cardiaca, una enfermedad silenciosa y sin estadísticas en México
En México no hay cifras de la insuficiencia cardiaca. Foto: Karolina Grabowska / Pexels

Entre las comorbilidades del Covid-19 se ha vuelto recurrente escuchar a la diabetes o la hipertensión, aunque también hay enfermedades del corazón que pueden representar escenarios críticos en los pacientes, siendo una de estos malestares la llamada “gran pandemia del siglo que inicia”, es decir, la insuficiencia cardiaca (IC).

Llamada así por especialistas de la UNAM, esta afección crónica consiste en la incapacidad del corazón para controlar el volumen circulatorio de la sangre debido a una anormalidad funcional o anatómica del órgano.

De acuerdo con un reporte de la Facultad de Medicina de la UNAM, al abordar este mal se atiende a un síndrome, ya que se trata de la expresión avanzada de todas las entidades nosológicas que afectan al aparato cardiovascular, es decir, todas las cardiopatías tratadas de forma poco adecuada llevan a los pacientes a desarrollar IC.

En medio de la pandemia de Covid-19, si bien quienes tienen diabetes están en un riesgo alto ante aquella enfermedad, los pacientes con insuficiencia cardiaca están en uno muy alto de sufrir complicaciones, por lo que han tenido que protegerse más.

Por las manifestaciones que representa la IC, tales como problemas para respirar, cansancio e hinchazón de pies, las personas estarían en un cuadro muy complicado de atención debido a los problemas de inflamación y trombóticos a nivel pulmonar y cerebral que identifican al Covid-19.

La doctora Amada Álvarez Sangabriel, experta del Instituto Nacional de Cardiología, afirma que si un paciente de esta cardiopatía se infecta de SARS-CoV-2, se agravan muchísimo los síntomas del paciente. “Covid en contexto con IC, se vuelve un cuadro demasiado complejo de tratar”.

La cardióloga recordó que si a nivel nacional se carece un registro oficial de cuántas personas viven con esta enfermedad crónica, pese a tener datos de otros padecimientos como los infartos, menos aun se tienen los datos de pacientes con IC que se enfermaron de covid.

Sin embargo, a nivel mundial, gracias a estudios sobre todo hechos en Estados Unidos y la Unión Europea, se estima que hay 36 millones de personas con esta dolencia, pues se estima una prevalencia mundial entre el 1.5 y 2% de la población total.

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Foto: Wikimedia Commons

Solo después de la parte más crítica de la segunda ola de Covid-19, el personal médico especializado en cardiología ha podido practicar consultas presenciales. A partir de ello, se comprobó que los fallecimientos se originaron en muchas causas, aunque algunos fueron por la falta de atención de la enfermedad, pese a que los médicos buscaron dar orientación vía telefónica para hacer cambios en los tratamientos.

“(Hubo) un gran número de fallecimientos por muchas causas, muchos de ellos por Covid-19, pero también por falta de atención oportuna de la enfermedad en el contexto de la pandemia”, apunta.

“Muchos hospitales nos convertimos en hospitales covid, el Instituto Nacional de Cardiología (INC) atendió pacientes covid, por esta situación dejamos de atender a nuestros pacientes con enfermedades cardiovasculares, no tenían muchas opciones de atención médica oportuna”, lamenta la cardióloga.

Inclusive, a pregunta expresa si es que a pacientes del INC no se les pudo dar tratamiento oportuno, la experta reconoce que así fue, “es una realidad, es muy lamentable, pero es una realidad”.

El tratamiento de los pacientes con IC suele tener cambios en sus dosis, según la valoración del personal médico en cada consulta, mismas que solo pudieron ser a distancia durante la pandemia, sobre todo para ver si había una descompensación.

La especialista del INC y quienes signan el documento de la UNAM, los doctores Rubén Argüero Sánchez y José Antonio Magaña Serrano, destacaron que las personas mayores de 65 años están en un mayor riesgo por esta enfermedad cardiaca, pues incluso es la primera causa de internamiento así como la primera causa de consulta en los servicios de urgencias.

“Cada vez hay más (casos) debido a que se han mejorado mucho los tratamientos contra cardiopatías y salvamos a más pacientes con infartos, pero se alarga la vida y puede sobrevenir otro evento que deteriora más el corazón, llevando eventualmente a este padecimiento”, dice Álvarez Sangabriel en entrevista para La-Lista.

Como se trata de una enfermedad crónica, los expertos han reconocido que es importante hacer un diagnóstico oportuno para evitar que avance, por lo que en hospitales de segundo nivel es necesaria la capacitación oportuna, como se hizo recientemente con una serie de conferencias en torno a esta cardiopatía, y dirigir a tiempo a los hospitales de tercer nivel, es decir, donde hay médicos especializados, como el INC.

De esa forma, la insuficiencia cardiaca, que en sus momentos más críticos representa para su atención costos elevados al requerir intervenciones como asistencia ventricular y dispositivos de alta energía, puede tratarse en un buen momento y evitar que sea necesaria una cirugía, un marcapasos o incluso un trasplante de corazón.

En noviembre de 2015, la Sociedad Europea de Cardiología reconoció el trabajo que hacía México en la insuficiencia cardiaca, pues expertos demostraron los beneficios de una dieta sana y ejercicio en pacientes enfermos, pese a sus complicaciones.

Los especialistas insisten en que estas prácticas las deben realizar las personas en su vida diaria, pues evitan cualquier otra cardiopatía e incluso enfermedades como la diabetes, obesidad, problemas de la presión y artritis, entre otras.

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