Y los Beats siguieron: lo que le pasó a Jan, la hija olvidada de Jack Kerouac Y los Beats siguieron: lo que le pasó a Jan, la hija olvidada de Jack Kerouac
Jan Kerouac con Allen Ginsberg en un taxi camino a los Grammy, Nueva York, 1991. Foto: proporcionada por Gerald Nicosia

El Rey de los Beats, Jack Kerouac, fue conocido por dejar al descubierto su vida en más de una docena de novelas en clave, siendo la más famosa On the Road (En el camino), que documentó el nacimiento, el surgimiento y los últimos días de una contracultura perdurable.

Pero mientras personajes de gran envergadura vital como Allen Ginsberg, William Burroughs y Neal Cassady entraban y salían de las obras de Kerouac bajo una variedad de seudónimos, una figura importante en la vida del escritor brilla por su ausencia: su hija, Jan Kerouac, que esta semana cumplió 25 años de haber muerto.

Jan fue prácticamente borrada de la leyenda de Kerouac incluso antes de que ella naciera. Ella vio a su padre solo dos veces antes de su fallecimiento en 1969 y, en el cuarto de siglo entre su muerte y la suya, tuvo que luchar por el reconocimiento y el apoyo monetario del patrimonio del escritor.

Pero Jan no sólo era la hija secreta de un autor famoso. Ella era escritora por derecho propio, con dos novelas publicadas y una tercera casi terminada cuando murió a los 44 años, tras años de beber, abusar de las drogas e insuficiencia renal.

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Jack tuvo una relación complicada con las mujeres. Estuvo casado tres veces: en 1946 con la estudiante de arte Edie Parker, con quien duró menos de dos años; luego, en 1950 lo estuvo durante ocho meses con Joan Haverty, la madre de Jan; y en 1966, tres años antes de su muerte, se casó con Stella Sampas, la hermana de un amigo de la infancia de su ciudad natal de Lowell, Massachusetts. Pero el despreocupado padrino de los Beats, que abrazó un sueño de mística libertad de vagabundo, nunca logró cortar la influencia de su madre. Fue su madre Gabrielle quien alimentó su distanciamiento de su única hija, dice Gerald Nicosia, biógrafo y amigo de Jan desde hace mucho tiempo.

Nicosia conoció a Jan en 1978 cuando estaba investigando su biografía de Kerouac Memory Babe. Ella había heredado la pasión por los viajes de su padre y vivía su vida en el camino, durmiendo en los sofás de amigos y conocidos por todo Estados Unidos. Nicosia la rastreó hasta Russian Hill en San Francisco, donde se estaba quedando con un amigo. Desde el momento en que él la vio, Nicosia supo que no podía ser hija de nadie más: “ese pelo negro y esos ojos azules”…  pero no fue hasta que Jan tenía 10 años, habiendo crecido en la pobreza, que Kerouac comenzó a pagar cheques de manutención de 52 dólares al mes, luego de que un análisis de sangre confirmara su paternidad.

Nicosia dice que Kerouac tardó tanto en reconocer a Jan debido a las creencias de su madre: “Gabrielle era una católica muy devota y cuando Joan quedó embarazada de Jan, Jack le pidió que abortara porque no ganaba dinero y no pensaba si iba poder mantener a un niño. Su primer libro, The Town and the City, había vendido 400 copias y no pudo conseguir que nadie siquiera viera On the Road en ese momento“. Pero Joan no quería un aborto, que, además, eran ilegales cuando nació Jan, en febrero de 1952. Además, la madre de Kerouac le había dicho que nunca podría dejar a una mujer embarazada.

Entonces afirmó que Jan no era su hija. “Esa fue su forma de aplacar a su madre y poder dejar a Joan”, dice Nicosia. “El problema fue que estuvo atrapado con esa mentira por el resto de su vida. Él nunca podría volver y decir, en realidad: ‘ella es mi hija'”. La madre de Jack vivió hasta después de que él muriera, por lo que siempre tuvo que negarlo.

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Jan conoció a su padre por primera vez en la prueba de paternidad. Se reuniría con él una vez más, más adelante en su vida, cuando él vivía en Florida, y tuvo una conversación con él por teléfono. Nicosia dice que, en privado, Kerouac hablaba de Jan con otras figuras del movimiento Beat como John Clellon Holmes, y llevaba una fotografía de ella en su billetera, “escondida debajo de algunas otras imágenes”.

Crecer con un padre famoso pero ausente fue difícil para Jan. Cuando comenzó a moverse en los círculos literarios, conoció a amigos de su padre, como Ginsberg y otros que sabían más sobre su padre que ella, lo que le pareció frustrante. Comenzó a escribir: su primer libro, una novela autobiográfica cruda llamada Baby Driver, se publicó en 1981 y detallaba sin cortapisas su vida con la bebida, las drogas y una serie de hombres inadecuados. Si Kerouac a veces ponía un brillo espiritual en la pobreza y la vida al límite, su hija ofreció una visión inquebrantable. Una novela de seguimiento, Trainsong, siguió en 1988. Estaba trabajando en una tercera, Parrot Fever, cuando murió en 1996 a la edad de 44 años, solo tres años más joven que su padre cuando él mismo murió de enfermedades relacionadas con la bebida.

Jan pasó sus últimos años en una serie de acciones legales para intentar arrebatar el control de las obras y archivos heredados por Kerouac, manejados por la familia de su tercera esposa Stella Sampas. Nicosia, quien actuó como su albacea durante tres años después de su muerte, cree que los gestores del patrimonio han intentado efectivamente borrar a Jan del registro de la vida del escritor. “Hay una exposición en Lowell que se extiende a tres salas y no hay una sola foto de Jan”, dice. (Los gestores del patrimonio de Kerouac no han respondido a las solicitudes de comentarios.)

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Parrot Fever nunca se terminó, aunque Nicosia y otros trabajaron en la edición de los borradores de Jan en un manuscrito completo. Baby Driver y Trainsong están agotados. A Nicosia le gustaría, con las celebraciones del centenario del nacimiento de Kerouac planificadas para el próximo año, ver un mayor reconocimiento a Jan, tanto como hija de Jack como escritora por propio derecho.

Si se mantuviera con vida, Jan ahora tendría 69 años. Nicosia cree que podría haberse convertido en “una escritora realmente grande y poderosa”.

¿Jan se convirtió en escritora por Jack? “Eso creo”, dice Nicosia. “Creo que no pudo encontrar a su padre en el mundo exterior, y luego él se fue y murió, por lo que el único lugar donde pudo encontrarlo fue dentro de ella. Creo que de muchas maneras ella trató de convertirse en él, con las divagaciones y los viajes sin dinero, el alcohol y las drogas y la locura sexual. Creo que de alguna manera estaba tratando de encontrar a su padre convirtiéndose en su padre”.

Parece trágico que padre e hija fueran tan marcadamente parecidos y se embarcaran en trayectorias igual de destructivas y, que, sin embargo, estuvieran distanciados. Es difícil no imaginar cómo sus vidas podrían haber sido diferentes si ese no hubiera sido el caso. “Los habría cambiado a ambos, creo”, dice Nicosia. “En el caso de Jan, ella habría tenido a su padre cuando era niña. Y Jack básicamente murió como un alcohólico deprimido y solitario. Si hubiera tenido una hija brillante, hermosa y amorosa… ya sabes, ¿cómo hubiese podido cambiado eso toda su vida?”.

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