Zedillo vs izquierdas de América Latina 
Medios Políticos

Es un periodista especializado en el análisis de medios y elecciones. Tiene posgrado en Derecho y TIC, obtuvo el premio alemán de periodismo Walter Reuter en 2007, fue conductor en IMER y durante 12 años asesor electoral en el IFE e INE, editor, articulista y comentarista invitado en diversos diarios, revistas y espacios informativos. Twitter: @lmcarriedo

Zedillo vs izquierdas de América Latina 
Ernesto Zedillo fue presidente de México de 1994 al 2000. Foto: Universidad de Yale.

Como en su error de diciembre que detonó una enorme devaluación, el expresidente Ernesto Zedillo parece otra vez desconectado de la realidad social. Habitualmente discreto, salió de la prudencia invitado al foro Perspectivas económicas y el futuro de la tecnología en Latinoamérica de la empresa NTTData, ahí arremetió contra lo que considera una “ola” populista en Latinoamérica que afecta el desarrollo.

El 17 de marzo, Zedillo dijo en ese espacio: Esperemos que la ola de gobernantes populistas e ineptos que están sufriendo un buen número de países latinoamericanos sea seguida –gracias a la democracia que, aunque dañada, aún tenemos– de liderazgos decididos y capaces de hacer lo necesario para que nuestras naciones se encausen firmemente en el camino del desarrollo y la superación de nuestros rezagos históricos”.

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Salvo casos dramáticos como el de Nicaragua, los vientos en la región son en general democráticos y soplan a la izquierda de forma consistente en los últimos años, aunque con liderazgos nuevos, una generación que va matizando esa vena radical que desgastó al llamado socialismo del siglo XXI por sus graves errores y la tentación de reelecciones indefinidas.

Las izquierdas que hoy ganan en las urnas democráticas, aunque sin abandonar su agenda fundamental: combatir la desigualdad y romper la idea de recetas económicas neoliberales como único camino al “desarrollo”.

Zedillo fue el último presidente del PRI antes de la primera alternancia en México del año 2000, un mandatario emblema de eso que llaman neoliberalismo, la lógica de menos Estado y libre mercado por encima de todo. Las y los electores no evaluaron bien la gestión de Zedillo, la castigaron y optaron por otra fuerza política, entonces el PAN de Vicente Fox, quien continuó con la misma ruta económica, sin cambios sustantivos respecto a la enorme pobreza que sigue siendo la regla en la mayoría de la población de nuestras sociedades en la región.

¿Quiénes fueron los gobiernos ineptos entonces? A juicio de los votos, pero también de la desigualdad, el de Zedillo podría calificarse de esa forma. Según el Coneval, la pobreza en 1994, cuando él llegó a la presidencia, era de 53.1% en México. En sus primeros dos años de gobierno llegó a 69% y se fue en el año 2000 dejándola en 53.6%, es decir, peor que como estaba cuando llegó.

Dos gobiernos consecutivos del PAN, de derecha y favorables a las políticas neoliberales, terminaron en 2012 con 52.3% de pobres y el efímero retorno del PRI a la silla presidencial, con Enrique Peña Nieto, tampoco pudo terminar con el dato duro: más de la mitad de la población del país habita una brutal desigualdad que las recetas neoliberales no apaciguaron durante décadas.

Puede haber explicaciones y matices, pero ante los ojos de las y los electores, los malos resultados, la ineptitud, está en gobiernos que encabezaron personajes como Zedillo, candidato por dedazo de Carlos Salinas (quien después sería su némesis político). Fue el fracaso de ese discurso de progreso inminente que vendría con el tratado de libre comercio y las políticas favorables a la inversión sobre todo lo demás, lo que en buena medida motiva hoy que millones opten por alternativas de izquierda, muchas y muchos no entran en el debate de ideologías, deciden porque viven la cotidiana, la desigualdad inocultable con discursos sexenales.

Es claro que las izquierdas latinoamericanas tampoco no son perfectas, pero su permanencia en el ánimo social, mientras la vía democrática permanezca abierta, dependerá de sus resultados tangibles, de los efectos en la mayoría de la población y no solo en los negocios de unos cuantos.

El termómetro para calificar como “ineptos” o “populistas” estará siempre extraviado en opositores que asuman esa lógica de Zedillo, que insistan en la visión económica que pretende hacernos creer que solo hay un camino y que ese camino es el mercado por encima de todo, sin participación activa del Estado salvo para facilitar negocios.

Es absurdo asumir que la desigualdad nada tiene que ver con el modelo económico, que es algo natural, que si existen políticos y empresarios que en pocos años se volvieron multimillonarios en América Latina fue solo porque son muy trabajadores y talentos emprendedores, que se deben a esfuerzos individuales y que de eso trata el desarrollo, mientras que la enorme e insultante pobreza crece.

No se sostiene la idea de que esa pobreza es porque la mayoría no se esfuerza en espera solo apoyos y subvenciones, que es mejor la creación de empleos e inversión sin más, aunque sean mal pagados y la inversión sea a costa de abusos múltiples.

Zedillo y sus recetas supuestamente no “populistas” representa a quienes solaparon a grupos paramilitares en Chiapas, a quienes defendieron en los hechos la absurda narrativa de que el pobre lo es porque quiere y el rico es resultado de su mérito individual, de trabajo duro.

La desigualdad implacable ha visto pasar gobiernos que aplicaron esas recetas neoliberales mediadas por corrupción antes que por la eficiencia o el crecimiento. Así, la lógica de incentivar inversión a costa de mano de obra barata o de convencer a los bancos de venir a nuestros países a cambio de tasas de interés impagables y todo tipo de privilegios y componendas es, tal vez, algo más parecido a la ola de ineptitud que orbita en el discurso del expresidente, lo que convence a millones para votar por otra vía.

Si opositores quieren recuperar la confianza en las urnas, un buen inicio sería la autocrítica y no despreciar la inteligencia de las mayorías pobres que votan y no necesitan acudir a foros económicos para saber que la economía familiar, con gobiernos como el de Zedillo, se derrumbó, les afectó por años.

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