14 de febrero: El Covid-19 no se opuso a las bodas durante el confinamiento
14 de febrero: El Covid-19 no se opuso a las bodas durante el confinamiento. Ilustración: Majito / La-Lista

Alexis se enamoró de Susan mientras estudiaban la carrera. Lo que más le gusta de ella es su inteligencia, esa que demostró en la escuela y ahora en el campo laboral. Admiraba los trabajos que presentaba en las clases. “Eso me empezó a atraer de ella y cómo escribía, ya después fue la atracción física. Es una persona muy amable”, dice.

Ambos se conocieron desde el tercer semestre de la carrera en la UNAM, pero en el octavo formalizaron su relación el 19 de abril de 2017, lo tiene muy presente. Él recuerda entre risas cómo ella llegaba al salón de clases de la facultad y saludaba a todos y cada uno de sus compañeros, sin importar si se juntaba con ellos o no. “Si éramos 15, saludaba a esos 15. Se me hacía muy tierno”, cuenta.

Mientras eran estudiantes se veían a diario. Caminaban por los parques, comían helado o pizza, y platicaban mucho. Así empezó su relación. Cuando terminaron su carrera, en 2019, organizaban sus tiempos laborales para poder comer juntos todos los días y se esperaban para regresar juntos, pues trabajaban en la misma empresa.

Después llegó la pandemia por Covid-19, donde mantuvieron una relación a distancia. Cuando el semáforo epidemiológico estaba en rojo no se veían físicamente. “A veces eran periodos de tres o cuatro meses y manteníamos el contacto por zoom o nos llamábamos por teléfono o nos sincronizábamos para ver la misma película en Netflix”, dice y asegura que no hubo conflicto ni roces por la confianza que siempre se han tenido.

Un año antes de que empezara la pandemia ya habían hablado del deseo de casarse, pero sin poner una fecha. Sin embargo, el 12 de diciembre de 2020, Alexis decidió proponerle matrimonio a Susan. “La pandemia no fue un factor que acelerara esa decisión”, asegura. 

Para ellos, Covid-19 no fue un obstáculo para sellar su amor con una boda celebrada en la Ciudad de México, el 20 de noviembre de 2021, pero sí significó un reto para muchas parejas que durante 2020 y 2021 deseaban contraer nupcias. 

Covid-19: el invitado incómodo

No hubo industria, sector y lugar que se salvara del impacto de covid. Las bodas y todos los involucrados en la realización y organización, así como los contrayentes tuvieron que acoplarse a la nueva normalidad. Covid-19 era el nuevo invitado incómodo.

En 2020 hubo 335 mil 563 matrimonios en México, una disminución del 33.5% respecto a 2019, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), algo atribuible al periodo de la pandemia debido al confinamiento y a las condiciones que las autoridades sanitarias definieron para la operación de las actividades económicas no esenciales. 

Para Frida Jiménez, wedding planner con seis años de experiencia y dueña de Imaginaria, empresa de eventos sociales y corporativos, que radica en la capital, “2020 fue un golpe súper duro económico y psicológico, yo venía con dos años creciendo y de repente fue un freno. Era tener las manos atadas”, recuerda.

Durante 2018 y 2019 las bodas iban en aumento. En 2018 hizo siete bodas y una pedida de mano, pero para el siguiente año, esta cifra casi se duplicó a 12 y todas de más de 120 personas. “Eran celebraciones grandes, aquí (México) lo hacemos a lo grande”, dice. 

El  2020 no pintaba mal. Jiménez cuenta que para enero de ese año ya tenía seis bodas pactadas, pero en poco menos de dos meses la situación cambió drásticamente. De ese total, solo se realizó una a finales de julio, que originalmente se había planeado para abril, y con cambios significativos: reducción de invitados, pasando de 150 a 47; la duración de la fiesta pasó de 11 horas a solo seis; no hubo baile y limitaron el consumo de alcohol. 

De las cinco bodas restantes, una se canceló porque los novios rompieron y las otras cuatro se pospusieron para 2021. Es decir, el negocio de Jiménez pasó de celebrar 12 bodas en 2019 a una en 2020. 

No fue la única que vivió este impacto. Marco Antonio Jáuregui, un organizador de bodas y diseñador floral, con 12 años de experiencia y radicado en Guadalajara, es uno de ellos. En su empresa Marco Jáuregui Wedding Planner, durante los años previos a la pandemia las bodas eran una constante en su negocio. 

En 2018 hizo cerca de 40, mientras que en 2019 esta cifra alcanzó las 50. “Fue impresionante cómo nos paralizó por completo al gremio de los eventos, nos pegó mucho. Un año nos aventamos sin trabajar, eran pocos los lugares que nos dejaban hacer eventos y muchas parejas decidieron posponerlo, fue una ola de movimientos que no esperábamos”, relata.

Para 2020, Jáuregui tenía alrededor de 30 bodas confirmadas, sin embargo, ese año solo se hicieron cinco, todas en noviembre, en un concepto llamado ‘boda boutique’, es decir, transformar casas para realizar ahí los eventos o en otros lugares más pequeños y ya no los grandes salones y jardines de fiesta.

Para hacerle frente, Jáuregui tomó un curso para acoplar los eventos a la nueva normalidad, que traería la reducción de invitados pasando de un promedio de 200 a 60 personas; reducción del tamaño de los centros de mesa para tener espacio suficiente para la sana distancia, cómo debía ser el servicio de meseros y la colocación de cubiertos, protocolos de sanitización, entre otros. 

También hizo alianzas con otros emprendedores para ofrecer estas bodas boutique, como negocios de comida, fotografía y video, meseros, bebidas, e implementaron este concepto para eventos como bautizos y cumpleaños. También buscaron otra forma de ingreso, como abrir una tienda virtual de bolsas para dama. “Todavía lo sigo haciendo, pero ya no es mi fuerte”, dice.

El anillo de compromiso crece 20% en pandemia

Tras decidir dar el siguiente paso, Alexis y Susan fueron a ver anillos de compromiso “porque prefería darle uno que le gustara a que yo llegara con uno que no fuera de su agrado”, dice. Dos semanas después regresó a comprarlo, en el centro joyero de la CDMX.

Una muestra de que el Covid-19 no interfiere en los deseos de contraer matrimonio es el anillo de compromiso. Álvaro Azpeitia Covarrubias, presidente de Cámara de Joyería de Jalisco, señala que la pandemia por el covid impactó al sector joyero tras el cierre de centros comerciales y joyeros.

El sector contaba con un crecimiento anual de ventas de 3 a 4%, previo a la pandemia, pero tras la llegada de la pandemia, esta se redujo a solo 2% anual. Azpeitia espera que en 2022 alcancen el 4 o hasta un 5%. “Esto nos llevaría a pensar que al cierre de este año estaríamos al 100% de la recuperación económica”, señala. El presidente no dio montos sobre esta recuperación.

Pero fueron los anillos de compromiso los que no se vieron afectados en los años pandémicos (2020 y 2021), pues su venta se disparó en un 20% con respecto a los años previos a la pandemia. “Nunca ha perdido su fuerza de venta, no vemos a una pareja que no selle su compromiso sin esta pieza tan importante. La joyería es un presente que buscamos dentro de los momentos más importantes de la vida”, asegura. 

Azpeitia señala que esto es atribuible a que las parejas en el encierro decidían sellar su compromiso ante una incertidumbre sobre qué iba a pasar con covid.  Otro posible motivo es que al reducirse los viajes o compras, pudieron ahorrar para comprar el anillo. Además,  entregar el anillo de compromiso no significaba llevar a cabo la ceremonia porque los eventos no se podían realizar fácilmente.

Esta no fue la única tendencia, pues ahora se buscaron piedras naturales como el zafiro, rubí o la esmeralda, “es decir, crear un anillo de compromiso personalizado, algo que también atribuimos al encierro donde tuvieron tiempo de ver opciones e imaginar alguno”, comenta. Pero aún persiste el hecho de visitar las vitrinas físicas, del total de ventas el 90% fue por este canal y el resto online. 

Algo que han notado es que hace 15 años el hombre decidía qué tipo de anillo y el presupuesto. “Hoy podemos hablar de un 50-50, ahora se involucran ambos acudiendo juntos a ver anillos de compromiso y definir gustos, y ya después acude el varón a comprarlo en solitario”, explica. 

Los costos son variados y dependen de la característica del anillo, pero pueden ir desde los mil 500 hasta los 5 o 6 millones de pesos. Alexis decidió invertir un buen porcentaje de su sueldo en el anillo para Susan.

También invirtió en hacer un viaje a Tequisquiapan, Querétaro, y en un globo aerostático, más cerca del cielo, Alexis y Susan sellaron su compromiso. Ella ya sospechaba, así que mandó a hacer un anillo para dárselo a él.

Al amor nada lo para

La confianza fue la piedra angular y la más valiosa para que Alexis y Susan decidieran dar el paso de casarse. Una noticia que fue muy bien recibida por ambas familias. 

“Cuando empezamos a trabajar había veces en las que solo nos mandábamos un mensaje de buenos días y uno de buenas noches, entonces ese espacio que nos dábamos teniendo confianza mutua nos ayudó a afrontar la pandemia, porque tal vez si hubiéramos sido una de esas parejas que se enojan porque no te manda mensaje o no contesta rápido, tal vez hubiera habido problemas”, cuenta Alexis.

En el caso de la boda de Alexis y Susan, la mayor parte de los gastos corrieron a cargo de ellos, gastaron alrededor de 120 mil pesos, para una fiesta de 200 personas, pero este monto es preliminar, sus familias los ayudaron con algunas cosas como con el conjunto musical, los recuerdos, las botellas de tequila, el pastel, el video de la boda, y las fotos.

En el caso de ellos, no implementaron otras medidas como las pruebas covid, algo que en otras celebraciones ha incrementado los gastos. Las pruebas de antígenos cuestan en promedio 250 pesos cada una.

“Muchas personas en la fiesta tomaron su propias medidas, como al bailar entre el tumulto se pusieron cubrebocas. Nadie nos dijo que se haya contagiado”, comenta Alexis. Su boda se realizó un año después del viaje en globo en el que se entregaron sus anillos de compromiso.

Durante los meses de la pandemia, él piensa que la gente decidió unirse porque “obviamente se aman, pero muchos dicen ‘después del covid ya me tengo que casar’, ‘si no es ahora cuándo’, ‘uno nunca sabe, y con esto del covid, mejor de una vez’, es un poco el sentimiento en general, como que ya no lo piensan tanto”.

¿Se recuperó el amor en 2021?

Pese a tener un panorama lleno de retos y nuevas condiciones, parece que aplica la frase de que “al amor nada lo para”. Aunque en el 2020 fue un año de cambios y cancelaciones, la industria en torno a los eventos románticos en 2021 comenzó a recuperarse. 

Jiménez señala que 2020 sí tuvo clientes nuevos para casarse en 2021. Por lo que en ese año realizó nueve bodas, cuatro que eran de 2020 y cinco nuevas. La boda con mayor invitados fue de 148 personas, el resto fue menor de esa cifra. Para 2022, hasta ahora, tienen 3 bodas y 2 pedidas de mano.

“Nunca se va a perder las ganas de casarse, ni con pandemia”, dice Jiménez. 

Por su parte, Jáuregui cuenta que en 2021 “se vino súper fuerte”, con un total de siete bodas para febrero y marzo, de no más de 180 personas. Sin embargo, en tiempos prepandemia, cuenta Jáuregui, ya tendría fechas apartadas hasta mayo.

Jiménez relata que muchas parejas insistían en tener este servicio el día del evento, otros, por ejemplo, optaron por pedírsela a sus invitados para que la enviaran antes de la fiesta, aunque ahora la gente está más relajada, “nosotros seguimos sugiriendo”, dice.

Ahora casarse es más caro, según Jiménez. Antes de covid, el costo por invitado (cubierto) era de mil 200 pesos, ahora está en mil 800 pesos, un aumento del 50%. Es decir, si en una fiesta de 250 invitados gastabas 300 mil pesos antes de la pandemia, ahora será de 450 mil. 

Las medidas ya conocidas se mantienen, como la toma de temperatura, la aplicación de gel antibacterial y el uso de cubrebocas. Reducción de aforo y duración de la fiesta. Así como bodas más austeras por los costos, como las flores, cuenta Jauregui. 

Para Alexis y Susan, uno de los retos después de la boda ha sido los hábitos, pero lo han podido solucionar hablando, así como acordar los horarios y la comida.

“No han sido motivo de discusiones. No peleamos”, dice, “casarse es un paso que no puedes dar con cualquiera, es aceptar que pasarás tu vida con una sola persona”.

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